En lo que va de año, 10 personas han resultado heridas o muertas por arma de fuego cada hora en el país norteamericano.
Este miércoles, un militar en la reserva mató al menos a 18 personas en dos tiroteos masivos en Maine, se da a la fuga y, a día de hoy, sigue en busca y captura. En mayo, un joven neonazi asesinó a ocho personas a tiros con un rifle AR-15 y otras siete armas antes de ser abatido en un centro comercial de Texas. En marzo, una pistolera con armas de asalto mató a seis personas, entre ellas tres niños, en una escuela de primaria en Nashville. El 17 de enero, todos los miembros de una familia fueron asesinados —entre los que se encontraban un bebé de 6 meses, su madre de 17 años y una mujer de 72— en Goshen, California. Cinco días después, en la celebración del año nuevo chino, otro hombre, de 72, acabó con la vida de 12 personas en Monterrey Park, también en California. Solo son cinco titulares de cinco tiroteos masivos que ha sufrido EE.UU. desde inicio del año más sangriento hasta la fecha desde los últimos 10 años.
Tal y como muestran los datos de Gun Violence Archive, desde enero hasta octubre han muerto en tiroteos masivos 601 personas y cerca de 2.400 personas han resultado heridas. Son 20 fallecidos más que en el mismo periodo de 2021, hasta el momento el año más mortífero en la historia del país.
Los datos son demoledores. Desde 2014 han muerto en este tipo de ataques cerca de 5.000 personas y casi 20.000 han resultado heridas. La cifra, además, ha ido creciendo de forma imparable en los últimos años: del total de muertos, un 50% se ha producido desde 2020; mientras que de los heridos, un 54% de ellos se han registrado desde el inicio de la pandemia hasta hoy en día.
De los diez meses de este 2023, cuatro de ellos —enero (con 89), febrero (46), abril (64) y mayo (80)— registraron la cifra más alta de muertos en tiroteos masivos de la última década. En total, 601 matanzas que sitúan los 10 meses de este año como los que más episodios han registrado. Y, a falta de dos meses, el tercero contando desde enero a diciembre.
Así lo demuestran los datos de la Gun Violence Archive, un grupo de investigación y recopilación de datos independiente que monitoriza los incidentes en los que están implicados armas de fuego. Este ente recopila cifras de forma diaria de más de 7.500 fuentes policiales, medios de comunicación, fuentes gubernamentales y comerciales.
La tendencia es alarmante. Antes de la pandemia, desde 2014 hasta 2019, la media de tiroteos era de cerca de 400 al año, que dejaron un promedio de alrededor de 340 fallecidos anuales. En los últimos tres años —y a falta de dos meses para que acabe 2023—, la cifra se ha disparado a cerca de 650, con casi 600 muertos anuales. La cifra de muertos duplica ya la que se registró desde enero hasta octubre hace cinco años.
De los 52 estados que conforman los EE.UU., solo siete —Alaska, Montana, Rhode Island, Dakota del sur, Vermont, West Virginia y Wisconsin— no han sufrido ningún tiroteo. Como funesto líder del ránking está Texas, con 64 muertos en episodios masivos, seguido de California, con 60, e Illinois, con 45.
Sólo en tiroteos masivos, este 2023 registra 2.981 víctimas, entre muertos y heridos. Esto significan casi diez víctimas al día, poco más de cuatro cada diez horas. Si se observan las víctimas de incidentes en los que están involucradas armas de fuego —heridos o muertos en homicidios, asesinatos, accidentes involuntarios o en causas desconocidas— el dato es espeluznante: 65.910 casos (35.278 muertos y 30.632 heridos). O, lo que es lo mismo, 220 víctimas diarias. Más de 9 cada hora. 15 víctimas cada 100 minutos.
El Congreso, incapaz de prohibir ni las armas de asalto
El debate sobre el control de armas de fuego es una herida abierta en EE.UU. y que parece no tener cura. El Congreso de Estados Unidos no ha sido capaz ni siquiera de prohibir la venta civiles del fusil de asalto AR-15, el más frecuentemente empleado en estas masacres. Da igual que ya la mayoría de la población, pese a su amplio y fuerte apego a las armas de fuego, defienda tal prohibición.
La búsqueda de Robert Card, el militar estadounidense en la reserva que acabó con la vida de 18 personas en dos tiroteos el pasado miércoles en la ciudad de Lewiston (Maine), se centra este viernes en el río junto al que se encontró el vehículo en el que presuntamente huyó.
Búsqueda de “posibles cuerpos”
Así lo informó en una rueda de prensa Mike Sauschuck, comisionado del departamento de seguridad pública de Maine. En el área del río Androscoggin cercana al municipio de Lisbon se realizará una búsqueda de “posibles cuerpos” con buzos, robots subacuáticos y sónares.
“Con esto no estamos diciendo que sepamos que el sospechoso está en el agua. Lo que digo es que verán mucha actividad aquí”, afirmó Sauschuck, quien detalló que desde que se produjo el suceso se han recibido más de medio millar de “pistas y sugerencias” que han llegado “del público en general, de varias comunidades”.
El coche del posible autor de los tiroteos fue localizado el mismo miércoles en Lisbon, a unos 12 kilómetros de Lewiston, cerca de un embarcadero del mencionado río.