Desde que el pasado miércoles, dos hombres musulmanes mataron a un soldado británico en plena calle en el barrio londinense de Woolwich, los ataques antiislámicos se han multiplicado por diez.
En las 48 horas siguientes, hubo más de 140 reportes de ataques contra objetivos islámicos, entre los cuales nueve se han efectuado contra mezquitas británicas.
Según el diario británico The Independent, el hecho más grave ocurrió durante la jornada de oración, en el que unos individuos lanzaron una molotov contra una mezquita situada en el barrio Milton Keynes.
Además se han detectado ataques racistas y pintadas con lemas contra los musulmanes, en otras localidades del país, como Gillingham, Bolton o Cambridge.
Los líderes musulmanes han repudiado al asesinato del soldado Lee Rigby y han calificado el hecho de “atrocidad infame digna de desprecio”. También han advertido que grupos de extrema derecha están “tratando de capitalizar” el ataque para cargar contra la comunidad musulmana de Reino Unido.
“Los individuos cargados de odio que están detrás de estos ataques pretenden polarizar y desgarrar nuestro gran país por sus propios fines enfermizos”, han señalado en un comunicado.