María Zysman: “Lo mejor que podemos hacer es educar para reconocer que del otro lado de las redes hay personas”

La Lic. en psicología, María Zysman, es autora de “Libres de Byllying”. En conversación con la 99.9 habló sobre los nuevos desafíos que aparecen, como padres y educadores, a la hora de enfrentar las redes sociales. El cyber-bullying, la violencia y la pérdida de la privacidad como elementos que hay que repensar. 

María Zysman es psicóloga y escritora de “Libres de Bullying”. A través de mucho trabajo y estudio, tiene una visión muy importante, sobre todo de un nuevo fenómeno que es el cyberbullying. No cabe duda de que la tecnología nos conecta y nos permite conocer muchas cosas que de otro modo serían impensadas, pero los límites acerca de esto no están claros, y se generan situaciones difíciles de manejar.

“El cyberespacio genera mucha desinhibición, parecería que todos los que están haciendo y diciendo cosas las pueden decir porque nadie los ve, entonces como todos lo dicen yo también lo puedo decir, y como el otro me invita a ver su vida , yo de la vida del otro puedo opinar“, expresó la autora, al tiempo que señaló que es un problema extensivo a todos los ámbitos. “Lo vemos en el trabajo, en los medios, en la los políticos, en los famosos, en los diarios vemos cómo la gente comenta bajo las noticias con una impunidad enorme“.

Uno de los  grandes problemas en esto es la dificultad para controlarlo. “Hay herramientas, hay sitios de denuncia, lo que pasa es que el ritmo de las redes es tan veloz que hasta que se llega a poder denunciar o dar de baja ciertos perfiles de tinte discriminatorio o xenófobo, ofensivo y demás, el daño ya está hecho“. Por eso, para la Lic. Zysman, “lo mejor que podemos hacer es educar para reconocer que del otro lado de las redes hay personas. Personas que sienten, que sufren,que ven los mensajes y los lastiman“.

Para Zysman, son muchos los factores que influyen en que el trato dentro de las redes sociales se vuelva abusivo y violento. “Hay gente que entra directamente a las redes para generar eso porque es lo que los nutre. La discusión, el cuestionamiento, el no leer, la provocación. Hay otros que no, que dada la velocidad de las redes no terminan de leer o no terminan de comprender lo que el otro está diciendo. Y otras veces la palabra escrita se presta para doble sentido o malos entendidos“.

Así, el gran desafío vuelve siempre a la educación y a la concientización, no sólo tecnológica, sino también en valores. “Nosotros siempre insistimos en que es una cuestión ética , uno sabe lo que está bien y lo que está mal, hasta dónde está bien y cuándo uno se está pasando. Lo que pasa es que a veces se ignora eso porque hay otros objetivos más divertidos, porque los chicos quieren pertenecer a lo que están haciendo todos, porque hoy en día nadie quiere pasar desapercibido, entonces para hacerse ver y para convocar a veces se hacen cosas que de otra manera no se harían, si se pudiera pensar o posponer estas ansias de protagonismo“. En este sentido, remarcó que la necesidad de ser visto es lo que ha ido corriendo los límites en cuando a lo que se puede mostrar. “Me parece que pasa también por ahí, si uno no dice cosas más subidas está haciendo un poco lo mismo que todos y nadie lo ve (…) Los chicos cada vez tienen menos asco, avanzan porque de verdad no les da vergüenza o asco como les daba antes“.

Finalmente, la escritora aseguró que es un problema del cual los adultos se tienen que hacer cargo, desde la asimetría. Sin tener miedo a decir que no, y preguntándose una y otra vez qué lugar ocupa la tecnología en la familia y cómo se puede educar a los hijos en estos valores. Y siempre apoyándose en la escuela, donde también habrá que repensar estas cuestiones.

La familia a veces dice que desde casa le inculcamos tal o cual cosa, y después cuando va a la escuela se encuentra con otra cosa, y ahí está el gran desafío, los chicos llegan a socializar a la escuela por primera vez y se van a encontrar con algunas normas parecidas a las de la casa y con otras diferentes y que son nuevas y que las tiene que aceptar ahí.Lo fundamental es una buena comunicación entre familia y escuela, y dejar de tirarse la pelota mutuamente“.