La neurocientífica española forma parte de un grupo de investigadores que están aplicando un fármaco existente en un área específica del proceso de aparición del Alzheimer que es la formación de coágulos que no se diluyen en la velocidad habitual.
Científicos españoles lograron introducir un nuevo enfoque sobre el tratamiento para el Mal de Alzheimer, esta vez desde una perspectiva distinta: un autocoagulante que ya se encuentra en circulación. La encargada del trabajo es la Dra. Marta Cortés que habló desde Madrid en la 99.9 contando los detalles de la investigación.
“El trabajo está hecho en animal de investigación, es un paso esperanzador pero lo hemos hecho en ratones de laboratorio. Pasarán unos años hasta que de el salto para tratar a pacientes, aunque eso no le quita valor al tratamiento”, explicó primeramente.
El medicamento que utilizan es el dabigatram sobre el que agregó que “es un fármaco que está aprobado para otras patologías por lo que esa parte del trabajo ya está hecho”.
Su relación con la enfermedad se dio principalmente en Estados Unidos y luego se trasladó hacia su tierra: “se basa en estudios que empecé como pos doctoral en la Universidad de Rockefeller donde vimos que en los pacientes con Alzheimer había un estado pro-coagulante, un gran porcentaje de estos pacientes tenían una tendencia a formar más coágulos que no se degradaban a la velocidad que debían. El proceso de coagulación es fundamental pero una vez que el proceso se cierra el coágulo debe desaparecer y en la mayoría de los pacientes no lo hacían. Se formaban en distintas partes del cerebro bloqueando la llegada de sangre a las neuronas”.
Luego decidió, ya en España, empezar a buscarle una solución: “trasladé el trabajo a España utilizando el fármaco que es un anticoagulante de acción directa con la ventaja de tener menos incidencia de hemorragias. Hemos visto en animales de laboratorio que puede detener la patología o al menos, retrasar su aparición”, aseguró.
Hasta el momento, se había avanzado en una de las múltiples aristas de esta compleja enfermedad, pero jamás se puso el ojo en la incidencia de la coagulación: “es una enfermedad multifactorial. Aparecen características neuropatológicas bien estudiadas pero el componente vascular se había pasado un poco por alto. Cuando Alois Alzheimer estaba diagnosticando la primera paciente en 1906, describió que había alteraciones en las arterias pero no se había dado el suficiente enfoque a ese componente hasta hace unos años”.
Los pasos que deben seguir llevarán un tiempo y además, dinero, que tampoco sobra para hacer las investigaciones: “queremos probarlo en otro modelo animal para comprobar que los riesgos de hemorragia son mínimos. Estamos generando un grupo de biomarcadores que nos permitan identificar la población de pacientes con Alzheimer que se beneficiará de un tratamiento anticoagulante porque no todos lo necesitan”, aclaró la Dra.
La afectación del Alzheimer sigue en alza y necesitan encontrar pronto un tratamiento que pueda mermar su proliferación: “al día de hoy hay 30 millones de personas afectadas y si no encontramos un tratamiento eficaz, se calcula que en 2050 serán 100 millones los afectados. Además, es una enfermedad muy larga y dolorosa que afecta a los familiares y desde el punto de vista económico se transformará en una lacra donde países no podrán sostenerlo”, advirtió.