Así lo definió uno de los abogados que asumió la defensa del oficial Facundo Amendolara, acusado de efectuarle un disparo a Chano Charpentier en medio de un ataque esquizofrénico del cantante.
El caso de Chano Charpentier ha derivado nuevamente en el debate social sobre el efecto de las drogas en la salud mental. En medio, hay una causa judicial donde el oficial Facundo Amendolara es acusado de haber disparado contra Chano.
La defensa la asumió un grupo de abogados que pertenece a la denominada Fundación Chocobar que busca brindar asistencia a los policías que se encuentran en esta situación. Uno de ellos, es el Dr. Martín Sarubbi que habló en la 99.9 sobre el caso.
En principio, se refirió a los rumores que quieren instalar que el cuchillo que tenía en su mano el cantante era pequeño: “el cuchillito no era tan cuchillito, hemos podido ver las fotos que han circulado prácticamente por todos los medios de comunicación y es un cuchillo con una hoja de casi 30 centímetros de largo, con punta, con filo; naturalmente capaz de producir un severo daño en la salud y por otro lado lo que hay que tener en cuenta es que lo sorpresivo del acto y las condiciones climáticas, el horario, la falta de luz, el terreno embarrado; no permitían que en ese momento en milésimas de segundos los efectivos policiales pudieran determinar si efectivamente se trataba de un cuchillo para cortar el pan o un puñal”.
La incidencia de la droga en el estado de salud de Charpentier es innegable y el eje central de la discusión: “no solo había presencia de marihuana sino también de cocaína y eso además lo coloca en un estado de excitación motriz superlativa. Hemos visto casos resonantes en los que es difícil detener la cometida de una persona en esas circunstancias y más aún en un brote psicótico como en el que se encontraba aparentemente Charpentier”.
Amendolara es el último eslabón de una serie de agresiones que el propio protagonista de la situación había tenido incluso antes de la llegada de los efectivos policiales: “hay un dato llamativo. Cuando se constituye la comisión policial integrada por tres efectivos, dos masculinos y un femenino, notan que la primera ambulancia estaba a 50 metros del ingreso a la vivienda. Esto llamó la atención y le preguntaron al psiquiatra por qué estaban allí. Les respondió que segundos antes Charpentier había intentado acometerlo al psiquiatra con un cuchillo, lo había corrido. La situación era en extremo violenta”.
Después de tratar de disuadirlo, trataron de sorprenderlo por la espalda y fue justamente Amendolara el que interviene en esa maniobra: “cuando Charpentier se dio cuenta de su presencia, Amendolara fue retrocediendo insisto en un terreno inestable, en el medio del barro porque había llovido allí escasas horas, y se encuentra con que no tiene escape a sus espaldas. En ese momento le da la voz de alto y cuando Charpentier estaba a menos de dos metros, efectúa el disparo en segunda posición que es con el arma a 45 grados. En ningún momento hubo una franca intención de causarle la muerte de ninguna manera a Charpentier y se trato de una acción de legítima defensa propia y de los terceros”.
La situación era tan difícil de controlar que incluso luego del disparo, la violencia continuó: “tanto era el estado de excitación que, ya habiendo recibido el disparo y estando en el piso, continuaba blandiendo el cuchillo. Luego en el traslado dentro la ambulancia intentó agredir a la madre tanto es así que tuvieron que detener la marcha y hacer que la madre pasara al frente de la ambulancia para tratar de estabilizarlo. Eso es propio del estado de excitación psicomotriz y la alteración que producen los estupefacientes”.