El periodista Matías Longoni habló en la 99.9 sobre la investigación que presentó en Clarín y donde se evidencia el negociado que se realizó en los últimos años con el ingreso de contenedores en el puerto de Buenos Aires. “Etchegaray está ligado a la Aduana desde 1996 en distintos cargos hasta diciembre del año pasado, tiene su responsabilidad política”, indicó.
La investigación que llevó adelante el periodista Matías Longoni sobre el negocio que se realizó con el ingreso de contenedores en el puerto de Buenos Aires durante el gobierno kirchnerista ha puesto luz sobre un tema que tiene como uno de los máximos responsables a Ricardo Etchegaray. Sin embargo, la información se vincula directamente a dos hermanos que manejan este negocio apodados “el Negro” y “el Tata”.
El propio periodista dio detalles de su trabajo en la 99.9: “hay que recomponer el control estatal en ciertas actividades sin que ese control signifique la existencia del cepo que permite muchos negociados. Los funcionarios K generaban la barrera para luego crear un peaje”, explicó.
A medida que fueron avanzando en el trabajo, se dieron cuenta que había anuencia de altos funcionarios para llevar adelante el negocio en cuestión: “la desmesura del contrabando que encontramos es tan grande que hay una alta complicidad de los funcionarios del estados. No sólo de la Aduana sino de la línea política. Etchegaray está ligado a la Aduana desde 1996 en distintos cargos hasta diciembre del año pasado, tiene su responsabilidad política”, acusó.
La diferencia con otras informaciones que se habían manejado al respecto, es la existencia de documentos que respaldan el trabajo: “ingresaron centenares de contenedores cargados de chucherías, ropa, repuestos y demás. No son fuentes que nos relatan lo sucedido, sino que tenemos documentación que se filtró de adentro de la propia banda lo cuál nos permite saber la magnitud del negocio, como se manejaba y quienes eran los responsables”, dijo Longoni. El ingreso de estos contenedores por vías ilegales generan un daño al estado también. “no había sólo un cepo cambiario, sino también importador porque había distintos permisos y trámites que se debían requerir a la AFIP que a la vez hacía la vista gorda ante el ingreso de mercadería por izquierda. Esto genera daños a la sociedad y a la gente porque el estado no recauda. La sociedad tolera estas cosas demasiado tiempo sin percibir el daño que provocan”.
El cambio en el gobierno nacional ha sido determinante para que se conozcan ahora más detalles al respecto: “parece haber una decisión política de poner orden en la Aduana que es un organismo muy importante porque es más viejo que el país, nació en el Virreinato del Río de La Plata”.
Sobre el trabajo puntual de los hermanos que manejaban este negociado, puntualizó que “ingresaron en el negocio en 2011, pero empiezan a tomar relevancia en finales de 2013 o inicios de 2014; cuando se debió correr a un costado Lambiris. El Negro y el Tata a través de pequeñas empresas ofrecían un servicio puerta a puerta, armaban el contenedor en Hong Kong, lo traían a Buenos Aires, se encargaban de sortear los controles aduaneros y lo dejaban en un depósito fiscal que hace rato están bajo la lupa de la Aduana”.
A partir de ese momento, empezaba el segundo paso: “lo que hacían en esos depósitos era nacionalizar el contenedor. La cadena de pago la tenemos para escribir en las próximas horas y como funcionaba el negocio aceitado y por 50.000 dólares podías hacerte traer tu contenedor. Estos hermanos concentraban el grueso de ese negocio”.