El actual presidente en ejercicio del CONICET habló en la 99.9 sobre la realidad del organismo, destacando que nunca hubo históricamente una política de estado que se mantuviera con el correr de los años: “Una vez que eso se defina, se terminan las controversias”.
El CONICET ha vuelto a instalarse en el centro de la escena a través de las críticas políticas que también fueron introducidas hablando de un desfinanciamiento. En ese sentido, el vicepresidente en ejercicio de la presidencia en la actualidad, Miguel Ángel Laborde, indicó en la 99.9 como están atravesando este momento delicado desde lo económico.
“Lo que está pasando es que en estos años hubo un desfinanciamiento muy marcado para el funcionamiento del CONICET y a pesar de eso, siguieron ingresando 450 investigadores por año en los últimos tres. En el primero ingresaron 600. Tenemos 302 institutos en el CONICET, 11.000 investigadores, 11.000 becarios, 2.500 técnicos y alrededor de 1.500 administrativos. Es un organismo grande, con 26.000 personas”, puntualizó.
Eso llevó a que se limitaran algunas cuestiones, pero lo que criticó es que nunca exista un rumbo marcado desde la política: “la prohibición de seguir creando institutos, algo que decidió el directorio hasta que mejore la situación financiera y hasta que se fije una política: porque se quieren crear más institutos. La gran concentración de esos lugares está en Buenos Aires, La Plata y Córdoba; mientras que la Patagonia y el norte tiene muchos menos investigadores”.
El objetivo de la gestión que le toca asumir hasta diciembre, es ordenar la situación. Incluso Laborde indicó que “queremos que el CONICET llegue a diciembre sin inconvenientes. Ya recibimos un refuerzo presupuestario de 400 millones de pesos que alivió un poco los problemas de recursos del instituto. Queremos entregarle a las nuevas autoridades, un nuevo convenio colectivo de trabajo lo que es importante porque se pueden discutir paritarias propias”.
Más allá de lo que puedan acomodar en este período, reclamó que de una vez por todas exista un rumbo específico para seguir: “no hay políticas de estado, el becario del CONICET no tiene que tener como única salida laboral entrar al CONICET. Hay que preguntarse cuál es el rol del CONICET en la sociedad y eso sucede porque no hay políticas de estado. Una vez que eso se defina, se terminan esas controversias”.
Incluso desde el punto de vista económico, explicó que “casi un 95% del presupuesto se va en salarios y sólo un 5% para gastos de funcionamiento y eso no se puede sostener. Tenemos que hacer un cambio importante. Además, se hizo ingreso de investigadores sin una planificación concreta”.
Como en otros momentos de la historia argentina, pero por otros motivos, Miguel Ángel Laborde dijo que “puede volver a generarse una fuga de cerebros porque un becario doctoral tiene un salario de 28 mil pesos que son menos de 500 dólares. En cualquier parte de Latinoamérica, gana el doble como mínimo. Lo mismo con los salarios de los investigadores”.