De amplia trayectoria en el derecho penal internacional, la jueza se encontraba internada desde el miércoles por una enfermedad pulmonar obstructiva crónica que padecía. Tenía 74 años y fue la primera mujer elegida para el cargo que ocupaba desde 2005.
De amplia trayectoria en el derecho penal internacional y ministra de la Corte Suprema de Justicia de Argentina desde 2005, Carmen Argibay falleció este mediodía, a los 74 años.
Fumadora habitual, se encontraba internada desde el miércoles por una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), con algún grado de asistencia respiratoria ambulatoria. Además, presentaba complicaciones renales y problemas cardíacos que la obligan desde hace tiempo a periódicas internaciones.
Durante los últimos meses, Argibay había pasado en repetidas oportunidades por el Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento para someterse a estudios y cuidados médicos por sus inconvenientes de salud. Asimismo, en 2012 se le había practicado una angioplastia en una de sus piernas y en 2008 sufrió un infarto agudo de miocardio, por el que fue operada.
Argibay, abogada de la Universidad de Buenos Aires -finalizó la carrera en 1964-, se convirtió en la primera mujer elegida para la Corte Suprema el 3 de febrero de 2005. Su par Elena Highton de Nolasco fue la segunda jueza designada en el tribunal.
El proceso de selección como ministra de la Corte, en reemplazo del renunciante Guillermo López, tuvo algunas controversias tras las manifestaciones públicas en favor de la no penalización del aborto y su “ateísmo militante”.
“En toda mi actuación personal nunca me aparté de la Constitución. Mis opiniones personales son mías, puede no gustarme una ley, pero mientras rija la voy a cumplir”, había afirmado Argibay en la audiencia pública de la Comisión de Acuerdos del Senado, en 2004.
En la última dictadura militar, Argibay estuvo nueve meses detenida en la cárcel de Villa Devoto sin imputación, juicio, ni proceso. “Me vinieron a buscar la madrugada del golpe, a las tres de la mañana, y me tiraron la puerta abajo a tiros. En nombre de querer defender la Constitución, ellos la pisotearon”, recordó en una entrevista hace algunos años la magistrada.
En la última reforma constitucional se estableció que los 75 años es la edad máxima para un juez de la Corte. A meses de cumplir esa edad -lo haría el 15 de junio-, Argibay aún no había hecho pública la decisión de continuar o no en el tribunal.
Independientemente de lo que ocurra, las eventuales renuncias no implican reemplazos. Una ley impulsada por la presidenta Cristina Kirchner, cuando era legisladora, redujo a cinco el número de integrantes de la Corte y establece que no se cubrirán las vacantes hasta llegar a esa cantidad.
Se declaraba atea militante y con relación al tema del aborto tenía posición tomada en favor de su despenalización. La ministra de la Corte era una firme defensora de la independencia judicial y evitaba cualquier diálogo extraoficial con el gobierno nacional. “Yo siempre lo digo: la tarea de un juez de la Corte es antipática por naturaleza porque, para ser un buen juez, nuestro primer deber es ser desagradecidos con quien nos nombró. Estrecharle la mano con educación, agradecerle el cargo y no volverlo a ver”, fueron las palabras que utilizó Argibay en 2007 para explicar su relación con el gobierno de Néstor Kirchner.