Cinco hospitales de la provincia de Buenos Aires buscan mejorar la calidad de vida de quienes sufren varias enfermedades.
Cinco hospitales de la Provincia las realizan. Además, funciona el Programa de Neuromodulación para mejorar la calidad de vida de quienes sufren dolores crónicos como los lumbares o enfermedades como el Parkinson.
Rita Almada vivió los últimos diez años de su vida con un dolor tan fuerte que no la dejaba, siquiera, sentarse. Todos los días tomaba un cóctel de pastillas para soportarlo y realizar su trabajo como técnica de prácticas cardiológicas. Ahora, aunque ni ella puede creerlo, no tiene más dolor: en febrero fue intervenida por el servicio de neurocirugía del hospital provincial Ramón Carrillo y, a través de la técnica de radiofrecuencia, bloquearon el nervio en la columna que causaba el terrible dolor.
“Cuando falla la farmacología, cuando el dolor se convierte en una enfermedad independiente, cuando la vida normal de la persona se ve imposibilitada por este dolor, la neurocirugía y todas sus posibilidades son la última opción para mejorar la calidad de vida de las personas”, afirmó el Ministro de Salud de la Provincia y ex Director del Hospital Carrillo, Alejandro Collia.
Las neurocirugías para aliviar el dolor tienen un costo altísimo en el sector privado: pueden ir desde los 20 a 50 mil pesos. El sistema de salud público de la provincia de Buenos Aires cuenta con Unidades de Dolor en los servicios de neurocirugía de varios hospitales, donde los tratamientos son absolutamente gratuitos para personas sin cobertura social. En la mayoría de los casos se trata de neurocirugías, con implantación de neuromodulares, para aliviar dolores de columna.
Estos hospitales son el Carrillo de Tres de Febrero; San Roque de Gonnet; San Martín de La Plata; El Cruce de Florencio Varela y Eva Perón de San Martín. Allí, según cada caso en particular, se llevan a cabo procedimientos quirúrgicos que consisten en la implantación de neuroestimuladores para bloquear el dolor o procedimientos por punciones, con descargas eléctricas con radiofrecuencia o bloqueos farmacológicos.
En el caso de Rita Almada, el neurocirujano Guillermo Larrarte del hospital Carrillo explicó que “se trataba de un dolor de columna que le imposibilitaba vivir normalmente y lo que hicimos fue, a través de la radiofrecuencia (que es una descarga eléctrica en el nervio que causaba el dolor en la región lumbar), bloquear lo que producía su dolor”. Además destacó que “para nosotros lograr que el dolor disminuya un 70 por ciento y que no se usen más fármacos para aliviarlo es todo un éxito”.
Para Rita, a su vez, se trata de un cambio absoluto: “no me podía mover, no me podía sentar, se me habían entumecido los dedos; para mí, los doctores son dioses por el trabajo que hicieron conmigo y más en un hospital público”. El caso de esta mujer de 51 años se trataba de un dolor lumbar gravísimo, ya que los nervios estaban presionando los discos en la columna. Ella es una de las 60 personas ya intervenidas por este servicio del Carrillo en dos años y medio.
La Provincia no sólo cuenta con los hospitales que tratan el dolor mediante la neurocirugía. También es la única del país que tiene un Programa de Neuromodulación: una red de atención especializada en mejorar la calidad de vida de personas con dolores crónicos o enfermedades discapacitantes como el mal de Parkinson.
“Hasta ahora hemos realizado 70 neurocirugías mediante este programa en los hospitales públicos y contamos con 400 pacientes en tratamiento, muchos de ellos a la espera de operarse”, informó el responsable del programa, Juan Carlos Andreani.
DOLORES CRÓNICOS
Los casos más comunes de dolor crónico son los dolores lumbares, muchas veces tras una cirugía de columna. También se tratan mediante esta técnica el llamado dolor del miembro fantasma (tras una amputación), los dolores residuales de infartos o ACV, dolores crónicos sin causa identificada, la neuralgia esencial del trigémino, la neuralgia post herpética.
En el hospital provincial San Roque de Gonnet, la Unidad de Dolor atiende entre 40 y 50 casos mensuales y realiza 3 procedimientos quirúrgicos a la semana. El doctor de ese hospital, Guillermo Burry, explicó que “lo primero que hacemos frente a un dolor muy fuerte es un tratamiento de analgésicos vía oral más rehabilitación; si no funciona, se prueba con medicamentos más fuertes; y como última instancia recurrimos a la cirugía, donde colocamos un neuroestimulador para bloquear el dolor”.
Según este médico, la neurocirugía baja el costo para el sistema de salud si se tiene en cuenta que “son pacientes que la mayoría de las veces convivieron 10 años con ese dolor; lo ideal es no llegar a semejante compromiso de la persona, ya incapacitada por el dolor”.
El último caso tratado en esta unidad consistió en una triangulación del dolor a un paciente de 56 años con varias cirugías de columna por una hernia de disco: se le implantaron dos neuroestimuladores, uno en la médula y otro en la zona subcutánea de la región lumbar, que funcionan a batería generando descargas eléctricas para bloquear los nervios que causan dolor.