Gracias a la telepresencia, Yusuf, de 13 años, puede participar de las clases.Yusuf Warsame, de 13 años, fue a la escuela, aunque no está presente físicamente. Sus compañeros de clase y él están estudiando las 120 palabras más usadas en danés, y cada grupo de siete alumnos recibió una tarjeta con una de estas palabras escrita. Se les pide que coloquen la tarjeta en algún lugar de la escuela. Y una voz propone: “Pongamos la tarjeta allí”. Las palabras provienen de una pequeña pantalla fija en un poste, que se mueve sobre tres ruedas. Yusuf está presente en la pantalla, y sentado en su casa, a tres kilómetros de la escuela, en Frederiksberg, una zona residencial de Copenhague.
Desde ahí, Yusuf participa actívamente de la clase. Lo hace a través de Beam, un robot que controla desde su computadora. Para él resulta indispensable: tiene una enfermedad genética que le provoca el desarrollo de tumores y que lo obliga a quedarse en su casa para protegerse de los riesgos de infección .
El informático Morten Jacobsen y el profesor Francis Nørgaard son los cerebros detrás de este proyecto. Pasaron dos años desde que el robot se utilizó por primera vez en la escuela, y durante ese tiempo fue necesario calibrarlo y retocarlo. De hecho, en lugar de simplemente observar, ahora Yusuf puede escribir en una pizarra interactiva y participar de juegos de mesa gracias a un tablero inteligente. Por este proyecto, Jacobsen y Nørgaard fueron seleccionados para el premio Politikens Undervisningspris, una distinción otorgada a los maestros más destacados de Dinamarca.
En la pantalla, la cara de Yusuf se ha vuelto más chica. Un video de YouTube con un gran camión ocupa la mayor parte. Sus amigos Faizaan y Zain lo observan y se divierten.
“El beneficio de esta tecnología es que Yusuf se está comportando como lo haría si estuviera físicamente presente”, dice Jacobsen. Originalmente, Yusuf sólo podía participar de las clases cuando se daban en la escuela, ya que Beam requiere de conexión a Internet. Pero Jacobsen y Nørgaard consiguieron que Beam y Yusuf estén conectados a Internet en todo momento gracias a un módem portátil.
Diferentes actividades
“Cuando fuimos al Experimentarium [centro de ciencia], lo hicimos en auto y atamos el robot con el cinturón de seguridad. Así Yusuf pudo acompañarnos en el viaje. Y cuando fuimos a un bowling, Francis colocó la bola en el suelo y Yusuf la movió y empujó por la pista”, cuenta Jacobsen. Hace poco los alumnos ofrecieron un concierto para sus padres, y Yusuf cantó con Beam. Y cuando saltó la alarma de incendios en la escuela, Yusuf salió al patio como el resto de los alumnos.
Los dos expertos se embarcaron recientemente en la siguiente etapa de desarrollo: asegurarse de que Beam también sea útil para chicos con otras necesidades, desde aquellos que no pueden asistir a la escuela debido a enfermedades a largo plazo, personas que sufren de ansiedad, fobias o con una pierna rota .
“Si tuviera otras opciones más para calibrar el robot, probablemente desactivaría YouTube y reduciría su velocidad”, dice Jacobsen, y se ríe.
La escuela estatal a la que asiste Yusuf está equipada con dos robots de telepresencia Beam, desarrollados por Suitable Technologies, que cuestan 2000 y 4700 euros respectivamente. Los precios normalmente dependen de la duración de la batería. Beam fue financiado por la escuela y el municipio de Frederiksberg.
Ambos profesores ven un gran potencial en el uso de robots en escuelas. Para ellos, el próximo paso es cumplir su deseo de compartir sus experiencias con el mundo para que muchas más personas puedan disfrutar de esta tecnología.