Los dispositivos tecnológicos están cambiando el paisaje educativo de manera drástica. Qué dicen quienes trabajan con las nuevas herramientas digitales y qué se avizora en el horizonte educativo.
Antes, en otro tiempo, los recién nacidos solían venir con un pan bajo el brazo. Pero las cosas cambiaron y ahora vienen con una tablet o un celular y un lenguaje que maneja los códigos propios de la era digital. Ante el cambio de paradigma y el avance dinámico e imparable de las nuevas tecnologías, la educación es el primer lugar que debe asumir las transformaciones de época y, lo dicen los expertos y lo confirman autoridades y docentes, aprovechar los nuevos hábitos tecnológicos para estimular la formación de los chicos y lograr así lo más importante de todo: que aprendan.
Si uno imaginara el futuro cercano y tratara de visualizar un aula ideal, debería anotar un par de características que a esta altura resultan indispensables: acceso pleno a la educación, plataformas multimedia, redes sociales más sofisticadas, clases personalizadas, realidad virtual, materias flexibles, formación continua que no culminará con la graduación en el nivel superior, alumnos obligados a ser mínimamente bilingües y hasta aulas con otro formato donde los bancos y el pizarrón serán parte del pasado.
“Este año arrancamos fuerte incorporando el classroom en el nivel secundario”, apunta la psicopedagoga Cecilia traversa, directora del colegio platense Universitas y para quien el entorno digital “obliga a ir incorporando nuevas herramientas tecnológicas todo el tiempo, como por ejemplo tener la posibilidad de contar con toda la documentación de la materia de manera online”.
De acuerdo a un estudio de la Organización Getting Smart, dedicada a estudiar temas relacionados con la educación, en 2035 el acceso a la misma será más sencillo gracias a las tecnologías móviles y al crecimiento masivo de los puntos de conectividad que cubrirán todos los núcleos poblacionales, aún los más alejados. El trabajo revela que las habilidades básicas de la educación -como sumar, restar y leer- ya comenzaron a evolucionar y, dentro de dos décadas, pasarán a ser la gestión de proyectos, la colaboración y el dominio de varios idiomas.
Con todo, los especialistas coinciden en que la implementación de las nuevas tecnologías en las aulas no reemplazará el papel de los maestros, que deben convertirse en guías para el uso de toda la información generada con esos recursos.
“Está cambiando el acceso a la información -apunta Cecilia Barbieri, directora de la Unesco para América Latina-, en el pasado era accesible a través de un docente, ahora el papel del docente es clave porque la tecnología no va a reemplazar al docente, hay un papel diferente. Un estudiante necesita ser guiado, no toda la información es segura, entonces se tiene que procesar esa información para controlar las fuentes”.
¿Y EL CELU?
Desde que hace ya un año y medio fuera derogada la resolución que impedía los dispositivos tecnológicos para uso pedagógico en las escuelas bonaerenses, los celulares reinan y son grandes protagonistas de las aulas actuales. Si bien la mayoría de los docentes lo consideran como algo positivo, muchos admiten que deberán ponerse “a la par” de los alumnos en el uso de las nuevas tecnologías.
El hecho de que los alumnos de hoy sean “nativos digitales” y los docentes no, supone un mejor manejo de las herramientas por parte de los alumnos que de quienes deben enseñarles. “Los docentes pueden capacitarse en el manejo de las nuevas tecnologías -dice la docente platense Teresita de Antueno-, pero también creo que de alguna manera se está subestimando a los docentes. Puede ser que los chicos de hoy manejen más ampliamente algunos aspectos de la tecnología, pero no de la que se necesita en el aula, ya que manejando Google para realizar la búsqueda necesaria es suficiente”.
Para Daniel Abadi, director de Tecnología de Educ.ar -el portal educativo del Ministerio de Educación de la Nación-, “el uso de teléfonos celulares en el aula tiene que tener lugar siempre en cuando responda a una actividad pedagógica liderada por el docente”.
El ingreso de los celulares a las aulas reemplazó en este último tiempo a las netbooks distribuidas en el programa Conectar Igualdad y ya constituyen un símbolo mediante el cual “se quiebra la lógica escolar” y se establecen “nuevos contratos pedagógicos entre alumnos y docentes”, de acuerdo a un estudio en todo el país realizado por Flacso.
La investigación, efectuada por el Proyecto Educación Nuevas Tecnologías de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, aseguró además que, contrariamente a lo que se peveía y pensando en la brecha tecnológica entre docentes y alumnos, “las nuevas tecnologías en las aulas mejoró los vínculos entre alumnos y sus profesores”.
Graciela Caldeiro, una de las investigadoras que participó del estudio cualitativo, dijo que “cuando ingresaron las computadoras parecía que iban a cambiar muchas lógicas pero, en este momento, no son algo muy novedoso y aparecen en competencia con los celulares. El celular en algún punto parecería que desplaza a la netbook por diferentes razones como el tamaño y la conectividad permanente. Constituye una identidad no por el objeto en si mismo sino porque al chico le permite estar conectado siempre e, incorporado a la lógica escolar, adquiere una relevancia importante”.
Para Caldeiro, “en el aula el profesor negocia con los alumnos qué se puede hacer con el celular e incluso hay circunstancias en las que los propios alumnos se autoregulan; no hay normas fijas ya que el entorno tecnológico es muy cambiante y los acuerdos cambian según lo que discute el grupo y la manera en la que deciden llevarlo adelante”.
El estudio de Flacso también revela que la tecnología cambió la forma en que se relacionan los alumnos entre ellos, con los docentes y con la institución en sí, lo que impactó en los vínculos pedagógicos y en la forma de enseñar y aprender. “Ahora los alumnos utilizan la tecnología para acompañarse en el proceso de aprendizaje o para resolver la propuesta del docente que quizás no estaba del todo explícita -dice Caldeiro-. Es un proceso más colaborativo, los alumnos se comunican más y de alguna manera se rompe el espacio y el tiempo tradicional de la institución escolar”.
Contrariamente a lo que se preveía, el concepto de alumnos nativos digitales frente a sus profesores -a quienes les iba a costar incorporar esa tecnología- “es una metáfora que no advertimos en la investigación. La idea de la brecha generacional y tecnológica es algo que se instaló en los Institutos de formación pero los chicos no adhieren tanto. No es una situación de conflicto entre docentes y alumnos que el profesor no sepa usar la tecnología, inclusive sirve para construir mejores vínculos entre ellos”.
En el estudio, concretamente, el 93% de los estudiantes aseguró que utiliza las computadoras del porgrama Conectar Igualdad para realizar tareas escolares entre las cuales están la búsqueda de información, presentaciones de trabajos, producción de videos, trabajos grupales y utilización de programas que traen las netbooks. En tanto los docente estimaron que el uso que se da de las netbooks podría ser mejor en términos de cantidad y calidad.