El proyecto es un almacén subterráneo de gas ubicado a 22 kilómetros de la costa. Contribuye a regular el suministro y asegura las existencias mínimas. Desde septiembre, se han experimentado más de 300 seísmos en la zona costera. Los geólogos afirman que se deben a la “sismicidad inducida” por la planta
En el último mes se han registrado más de 300 seísmos en la costa de Castellón y Tarragona. Entre la 1.00 horas y las 8.00 de este jueves, se registraron los (hasta ahora) 25 últimos, dos de ellos de una magnitud 4,1 en la escala de Richter. En la madrugada del miércoles, un movimiento alcanzó los 4,2 grados.
Los geólogos afirman que los temblores se deben a la “sismicidad inducida” por el polémico Proyecto Castor. El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, anunció que se paralizarán nuevas inyecciones de gas mientras no se garantice la “seguridad total” de la población. Por su parte, la Diputación de Castellón anticipó que emprenderá acciones legales contra los ex ministros socialistas, a los que hace responsables de “la tramitación y la adjudicación” de la concesión de almacenamiento subterráneo del proyecto Castor.
¿Qué es?
El Proyecto Castor es un almacén subterráneo de gas natural situado a 22 kilómetros de la costa, frente a Vinaroz, en Castellón, que aprovecha un antiguo pozo petrolífero a 1.750 metros de profundidad bajo el nivel del mar. El gas se recoge de la red nacional de gasoductos en una planta costera y llega a través de un conducto hasta la plataforma marítima, desde la que se bombea hasta la cavidad natural submarina que hace de depósito y donde permanecerá hasta que precise ser utilizado.
¿Para qué sirve?
La finalidad del almacén es contribuir a regular el suministro de gas y asegurar las existencias mínimas en el país. Permitiría almacenar el equivalente a un tercio de la demanda de gas del sistema durante 50 días o, lo que es lo mismo, el suministro necesario para abastecer a cinco millones de valencianos durante tres meses. La capacidad de almacenamiento es importante para garantizar el suministro en una nación como España, que importa prácticamente la totalidad de su consumo. Este tipo de almacenamiento permite al sistema hacer frente a puntas de consumo o interrupciones en el suministro, entre otras eventualidades, explican desde Enagás.
El proyecto
Con un coste máximo reconocido de 1.272 millones de euros, el desarrollo de la infraestructura se concedió a Escal UGS, propiedad en un 66,6% del grupo ACS. Esta cantidad de dinero irá con cargo a la tarifa del gas durante 20 años a partir de su entrada en funcionamiento. Si el proyecto no sale adelante, en Escal advierten que “el Estado tendría que asumir el coste completo auditado del proyecto, funcione o no”.
En julio de 2010 desembarcaba la plataforma en la costa de Castellón. En octubre de ese mismo año, se perforaban los primeros sondeos para la construcción del almacén. Y entre enero de 2011 y febrero de 2012, se construía el gasoducto que une la planta terrestre con la plataforma marina.
¿Qué impacto tendrá en los precios del gas?
Según fuentes del sector, una vez que el almacén entre en funcionamiento, su coste comenzará a reflejarse en la factura del consumidor con un impacto estimado próximo al 6% anual.
¿En qué punto está el proyecto?
Se necesitarían unos seis meses seguidos para inyectar los 1.300 millones de metros cúbicos del gas denominado “de trabajo o útil”, que se puede extraer cuando la demanda lo requiera. Junto a éste, existe un denominado “gas colchón” que queda atrapado entre los poros y que, aunque no es útil, es necesario para la funcionalidad de la instalación. El pasado 14 de junio comenzaron los trabajos para el llenado de este “gas colchón” y se han inyectado ya 100 millones de metros cúbicos del total de 600 millones necesarios, con casi un año de retraso sobre los plazos previstos inicialmente.
El 13 de septiembre comenzaron a registrarse temblores. El día 26, el Ministerio de Industria ordenó la paralización de la actividad, aunque desde la planta se informó que desde el día 16 ya había cesado debido a su planificación normal de trabajo.
¿Cuál es el problema?
Desde el pasado 13 de septiembre se han experimentado más de 300 seísmos en la costa de Castellón y Tarragona, la mayoría de baja intensidad con un pico máximo de una magnitud de 4,2 en la escala Richter. Expertos geólogos afirman que se deben a la “sismicidad inducida” por el Proyecto Castor, provocada por la inyección de gas en la roca, aunque no hay consenso acerca de sus riesgos y evolución.
El almacenamiento se realiza inyectando el gas en “una roca caliza”, que acumula energía de manera natural por los procesos de dinámica de la Tierra y se libera a través de ondas sísmicas, explica Luis Suárez, presidente del Colegio de Geólogos. Por lo tanto, señala, hay “indicios racionales” sobre la relación entre la inyección de gas y los temblores, un vínculo sobre el que “no hay ninguna duda”, denuncia Ecologistas en Acción. El ministro de Industria, José Manuel Soria, ha admitido también que podría haber una relación entre las inyecciones de gas y los terremotos.
Según el mapa geotectónico del Instituto Geológico y Minero, la plataforma de inyección de gas está situada justo sobre una falla activa de más de 50 kilómetros de longitud.