La península, donde Rusia basa su Flota del Mar Negro, juega un rol determinante en la actual crisis de Ucrania.
En Crimea, los civiles se manifestaron en contra de la caída del gobiernio de Víktor Yanukóvich. Esta región tiene la categoría de República Autónoma a pesar de estar supeditada a los dictámenes del gobierno de Kiev. Sin embargo, tras la caída del bloque soviético, su afinidad cultural y política quedó más cerca de Moscú. De hecho, además de ser un área rusófona, tuvo una Constitución independiente hasta 1995, cuando el presidente ucraniano Leonid Kuchma asumió el control del territorio respaldado por un fallo del Tribunal Supremo. La Constitución ucraniana, aprobada en 1996, le otorgó un alto grado de autonomía, pero impidió que su legislatura local estuviera por encima de la nacional.
Base Naval rusa de Sebastopol
Las diputas diplomáticas entre Moscú y Kiev, que derivaron de la independencia de Ucrania de la Unión Soviética, pusieron en entredicho la pertenencia territorial de Crimea, con cada parte exhibiendo los argumentos por los que la consideraba propia. La tensión disminuyó cuando Rusia reconoció el territorio como ucraniano, pero a cambio las dos naciones firmaron un tratado en 1997 que incluía un contrato de arrendamiento de 20 años renovables para el establecimiento de una base naval rusa en Sebastopol. Desde entonces, esta ciudad se ha convertido en un engranaje fundamental de la Flota del Mar Negro.
Enlace Europa-Asia
La región de Crimea es una península con amplias costas en el Mar Negro y el Mar de Azov. El control de estas aguas ha sido un interés histórico de Moscú desde la época de los zares. Geográficamente, la península ofrece una ubicación central entre el este de Europa y el oeste de Asia. La península cuenta con cerca de dos millones de habitantes dentro de los que no es menor la facción que propende por el la independencia total del territorio, con espacio también para quienes abrazan la idea de ser parte de Rusia en la actualidad.
La alarma del separatismo
En Crimea se ha centrado principalmente la posición prorusa durante la actual crisis política ucraniana, mientras que Kiev se ha convertido en el bastión de los llamados “europeistas”. El nuevo gobierno interino de Ucrania, encabezado por el presidente Oleksander Turchinov, advirtió que rechaza cualquier intento de separatismo, al tiempo que Rusia aumentó su vigilancia en la base de Sebastopol