Registro de objetivos para ver qué se tragan los chicos

Los médicos de tres hospitales realizan una lista de casos de niños que se tragan diferentes elementos para crear una base de datos. Forma parte de una iniciativa mundial que se llama Susy Safe.


Los niños habitualmente se introducen cosas en la boca o aspiran elementos que les pueden producir dolor, asfixia, tos, sangrados, perforaciones, infecciones e incluso, hasta la muerte. Un proyecto de colaboración entre los médicos del Hospital de Pediatría “Juan Garrahan” y el Hospital de Niños “Ricardo Gutiérrez”, en Capital Federal, y el Hospital de Niños “Dr. Orlando Alassia” de Santa Fe, con apoyo de la embajada de Italia en Buenos Aires, creó un registro de casos de este tipo.
Esta base de datos, que forma parte de una iniciativa mundial que se conoce como Susy Safe, tiene 500 casos de chicos que sufrieron problemas por ingerir o aspirar monedas, semillas, piedra, bolitas, juguetes, capuchones de lapiceras, huesos de pollo, pilas, entre otras cosas.
Desde que este proyecto se puso en marcha, los especialistas cuentan con un mejor panorama al respecto. “Queremos tener información para también bajar la cantidad de casos y sus complicaciones”, dijo a Clarín Hugo Rodríguez, jefe del servicio de endoscopia respiratoria del Garrahan. “La aspiración de cuerpos extraños no es un accidente, ya que puede ser prevenida. Los adultos, incluyendo a los padres, los cuidadores, los docentes y los médicos, pueden hacer mucho para prevenir el problema o para detectarlo tempranamente”.
En algunos casos,  el hecho de no actuar rápido puede terminar en la muerte, como con Siamara Jorge, que se atragantó en La Rioja con un carozo de aceituna y no identificaron el problema.
La compilación de casos de los tres hospitales reveló que los chicos estaban con algún adulto cerca en el 80% de los casos. “Evidentemente, la sola presencia de un adulto no asegura la calidad del cuidado”, indicó Alberto Chinski, que es profesor de Otorrinolaringología de la UBA y trabaja en el Hospital Gutiérrez. Agregó: “se necesita estar con los chicos en una postura de supervisión activa”.
Muchas veces la aspiración del cuerpo extraño no produce un síntoma inmediato muy notable y los adultos no se dan cuenta del problema. Días después aparece mal olor (como en el caso de los chicos se colocan goma espuma en la nariz) y se desarrollan infecciones o hay sangrados y dolores. En estos casos, sólo el 16% de los pacientes son diagnosticados 15 días después de la aspiración o la ingestión del cuerpo extaño.
“En muchos casos, los adultos no ven que el niño aspiró un cuerpo extraño. Y como no se presentan síntomas, no lo llevan a la consulta médica rápidamente. Esto puede retrasar el diagnóstico. Además, se suma a que algunos médicos minimizan la posibilidad de que haya un cuerpo extraño por la ausencia de síntomas y tampoco diagnostican a tiempo”, resaltó Rodríguez.
Hugo Botto, especialista en endoscopía respiratoria del Hospital Garrahan y consultor en el servicio de pediatría del Hospital Británico: “hay que recordar que los chicos conocen el mundo al llevarse objetos a la boca . Pero es importante que los adultos siempre los supervisen. Por ejemplo, cuando se sientan a comer, sólo deben comer y no dejar que jueguen o corran”. Los niños más pequeños no tienen capacidad para distinguir cuerpos que son alimentos, de aquellos que no lo son.
Botto sugirió, además, enseñar a consumir lentamente los alimentos, y no darles maníes, semillas de girasol, porotos, nueces, garrapiñadas y aceitunas a los menores de 3 años. La aspiración de cuerpos extraños se dan en varones menores de 3 años, mientras que las monedas y semillas son los cuerpos más frecuentes. El caso de los porotos es más importante, porque aumentan de tamaño cuando entran en el organismo y provocan obstrucciones. “Las pilas botón que hay en controles remotos, juguetes y otros dispositivos pueden aspirarse y provocar lesiones graves. Requiere la consulta urgente al médico”, finalizó el Dr. Rodríguez.