Tras el escándalo de las escuchas, en el Reino Unido se aplicará una nueva norma sobre la prensa. Los grandes grupos sienten que están atacando la libertad de expresión.
El gobierno del conservador David Cameron, con el apoyo de la oposición laborista, anunció la creación de un organismo supervisor luego del escándalo de las escuchas telefónicas que provocó el cierre del tabloide News of the World. El caso también motivó una investigación pública sobre la ética de los profesionales y pesquisas de la policía que han terminad con la detención de decenas de periodistas por incurrir en prácticas ilegales. El nuevo organismo tendrá una rama independiente que velará por la aplicación de un férreo código ético, en cuya elaboración tendrán preeminencia los propios periódicos, que podrán adherirse libremente. El laborista Ed Miliband y el liberaldemócrata Nick Clegg, número dos del gobierno, interpretan que ese modelo cobra el carácter de ley ya que su modificación exigiría el voto de dos tercios del Parlamento. No se trata de una simple precisión técnica: una ley implica su cumplimiento, mientras que Cameron ha insistido en que la cédula real va a ofrecer la adhesión voluntaria de los periódicos.
El cuerpo regulador, en el que los medios podrán designar a su propio representante, no tendrá la potestad de obligar, aunque sí ejercerá una fuerte presión sobre las distintas publicaciones. La futura cédula real ha sido presentada como una entidad ante todo mediadora, que podría poner multas de hasta un millón de libras (1,16 millones de euros) a los periódicos que acepten someterse a su dictamen y no rectifiquen sus artículos cuando el organismo lo estime necesario. Quien no acepte ese sistema deberá enfrentarse a los tribunales cada vez que los afectados presenten causa, pero en ningún caso el Gobierno tiene la voluntad de intervenir.
Será el primer organismo que regulará el comportamiento de los medios británicos, según las directrices del informe Leveson, que escrutó el comportamiento de los medios por el escándalo del News of de World. En el último tiempo, Cameron ha intentado contemporizar con los intereses del magnate y con medios afines ideológicamente, como el Daily Telegraph o el Daily Mail.
Por eso decidió romper las negociaciones con los otros grandes partidos sobre la regulación de la prensa. De esta manera el Telegraph, el Daily Mail y el Sun de Rupert Murdoch, todos cabeceras conservadoras, acaban de declararle una guerra que tendrá titulares desafiantes.