La policía alemana allanó la granja Klosterzimmer, que obedece a los dictados de la secta cristiana Doce tribus, ubicada en Deiningen, en el sur de Alemania, y se hicieron cargo de unos 40 niños que, según dicen los ex miembros, fueron castigados corporalmente.
La secta “Doce tribus” es una organización que se declara devota de la Biblia y uno de sus predicamentos es enseñarles a los hijos con una pequeña varilla de caña con la que se inflinge dolor.
Según un portavoz de la policía, varios ex miembros de Doce tribus denunciaron que los niños estaban siendo castigados corporalmente por sus padres y por otras personas. Por tal motivo, la policía allanó la granja donde residen los miembros del grupo y recogieron a los menores sin que los padres opusieran resistencia. Los niños ahora se encuentran bajo protección de la Administración.
Según reveló la policía, “los niños eran castigados con ramas y ya teníamos denuncias desde hace mucho tiempo”. El Director del Juzgado Municipal de la región, Helmut Beyschlag, aseguró, “El mes pasado recibimos denuncias concretas de seis testigos sobre los abusos físicos que sufren los niños en la secta. Tenemos la sospecha de que los padres abusaban de sus hijos”.
Por su parte, los miembros de las Doce tribus negaron los hechos. “La policía llegó sin una acusación formal, ni tampoco pruebas. La policía y las autoridades nos confrontaron con hechos consumados. ¿Dónde está la base legal? . No se puede hallar culpable a alguien con base a su asociación religiosa y no se esgrimieron pruebas directas contra nadie”, escribieron en su página web.
La secta, que fue fundada por un maestro de Tennesse en los años 70, tiene entre 2000 y 3000 miembros en 10 países y predica una fiel devoción a las enseñanzas de la Biblia. Los hombres se dejan crecer el cabello y todos llevan barba. Las mujeres, se someten a los dictados de sexo masculino. Estos “hermanos” y “hermanas” deben cumplir una larga jornada laboral, no reciben remuneración, están obligados a renunciar a los bienes materiales y rechazan todas las prestaciones sociales que ofrece el Estado alemán.
Pero los problemas nacieron cuando los “hermanos” se negaron a enviar a sus hijos a la escuela para evitar que los pequeños puedan crecer sin influencias de las “corrientes modernas”. La secta también rechaza la enseñanza sexual y las clases sobre la teoría de la evolución.