El historiador repasó en la 99.9 los hechos que se dieron en el contexto de la Independencia y remarcó algunos datos puntuales: “se suele ver en la enseñanza escolar, los hechos por separado”, comentó.
Próximo a cumplirse un nuevo aniversario de la Independencia, siempre es valedero hacer un repaso por lo sucedido en aquél 9 de julio de 1916 donde el Congreso de Tucumán fue el punto de inicio de la soberanía. El historiador Ricardo De Titto se refirió al tema a través de la 99.9.
“La citación del Congreso en Tucumán no ha sido casual. Estaban en 1816 en un proceso de desarrollo de las autonomías provinciales, retomando el concepto del 25 de mayo que era la soberanía regresando al pueblo”, declaró primeramente.
El contexto militarizado de la zona fue un eje central en la resolución del proceso de soberanía: “Tucumán fue una búsqueda de consenso para dar respuesta en la región al proceso de autonomías, para que no apareciera nuevamente Buenos Aires como eje central. Desde el punto de vista militar, la situación era compleja porque en 1815 se había perdido el control del Alto Perú a manos de los realistas españoles y comenzaba un proceso de lucha con las republiquetas. Había un amenaza con Chile en poder de los realistas y San Martín organizando el ejército de Los Andes y no se tienen en cuenta, la amenaza sobre la mesopotamia de los portugueses. Estábamos militarmente rodeados”, recordó.
En la educación, se aborda cada tema por separado sin darle el contexto histórico necesario para comprender los pasos que se dieron: “se suele ver en la enseñanza escolar, los hechos por separado. San Martín fue el gestor político de la independencia por una sencilla razón y las cartas así lo evidencian. No podía iniciar la campaña hacia Chile o Perú si no iba en nombre de un país independiente, era absurdo hacer que un ejército en nombre de Fernando VII fuera a pelear contra Fernando VII”, ejemplificó.
También advirtió que teñir la fecha de tintes políticos no es una buena decisión: “le hace muy mal a la historia que le mezclen la política, porque se vinculan hechos del presente para juzgar hechos del pasado. Esto genera un anacronismo, una visión con valores que no se corresponden a los valores imperantes en el momento que se dieron los hechos”.