Trabajar mucho tiempo sentado o permanecer en esa postura durante gran parte del día, no sólo genera sedentarismo sino que aumenta el riesgo de contraer trastornos músculo-esqueléticos.
Se calcula que un 15% de los trabajadores que habitualmente están sentados corren el riesgo de sufrir trastornos músculo-esqueléticos. Según los expertos de la Sociedad de Prevención de Fremap, tras las 700.000 evaluaciones realizadas cada año a trabajadores en los programas de vigilancia de la salud, estos problemas físicos “son unos de los más frecuentes en el entorno laboral”. Además, se observó que un 3,8% de los trabajadores examinados han sufrido una lesión osteomuscular que los ha obligado a comunicar a su empresa “una limitación en su puesto para evitar esta dolencia”.
La Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo realizada por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) en 2011 expone que un 77% de los trabajadores que realizan trabajos administrativos tiene trastornos musculoesqueléticos. La fatiga física muscular, que suele manifestarse en la columna vertebral, con dolores en la nuca, cuello, espalda y lumbares, es una de las patologías más comunes que sufren quienes trabajan sentados. También suelen darse otros trastornos, como contracturas musculares, hormigueos, cansancio o astenia, epicondilitis o codo de tenista, síndrome del túnel carpiano o tendinitis del dedo pulgar.
Generalmente, los síntomas “se manifiestan al finalizar la jornada laboral, debido a que la contracción muscular disminuye la sangre que llega a los músculos“, explica el doctor José Antonio Díaz, especialista en Medicina del Trabajo.
Para los expertos, las posturas incorrectas ante el ordenador, así como una mala organización del trabajo, del mobiliario o de la iluminación, influyen en la salud del trabajador.