Cristina dio vía libre para aliviar ese gasto, que ya representa el 5% del PBI. Avanzarán cuando terminen las negociaciones con empresarios para frenar aumentos.
El Gobierno avanzará con la quita de subsidios a los servicios de electricidad y gas cuando considere que las presiones inflacionarias que provocó la devaluación del peso se hayan aquietado, indicaron fuentes del Palacio de Hacienda.
”Las múltiples opciones para recortar subsidios ya están estudiadas. Ahora falta definir cuál se implementará y cuándo, dijo una fuente oficial. Primero hay que acomodar precios, terminar las negociaciones con los empresarios; después empezará subsidios“, prosiguió. Otra fuente consideró que todavía no hay una idea clara y definida de cómo se avanzará en la quita, ratificó que las evaluaciones ya se hicieron y estimó que no habrá avances antes de marzo.
El viernes, el ministro de Economía Axel Kicillof afirmó a Radio del Plata: “tenemos esos temas en estudio. Aplicar el bisturí no será fácil. A las presiones inflacionarias se suman las negociaciones paritarias”
Además, los distintos criterios analizados para recortar subsidios pueden traer complicaciones. Si se quitan en función del consumo, se puede perjudicar a familias numerosas sin gas natural que calefaccionan con electricidad y, por lo tanto, consumen mucha de esa energía. Algo así ocurrió en 2009, en el primer intento de quitarlos. El nivel de ingresos que se usó como parámetro para liberar parcialmente el ahorro en dólares tiene una complicación similar: no es lo mismo ganar $ 7.200 siendo soltero y sin hijos que tener ese ingreso y ser el único sostén familiar. La cuestión geográfica ya se concretó parcialmente: al anunciar la sintonía fina, a fines de 2011, el Gobierno recortó subsidios a unos 500.000 usuarios con domicilios en Barrio Parque, Puerto Madero y countries del Conurbano.
De todos modos, en el caso de la energía eléctrica, el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), que audita a Edenor, Edesur y Edelap, tiene listo el mapa de usuarios y saben quiénes de los 5,6 millones de clientes deben seguir recibiendo subsidio y quiénes no, confió un empresario del sector. El problema, advirtió, radica en el interior, donde las provincias subieron la tasa a la distribución (un coeficiente atado al valor de la energía), lo que encareció las tarifas hasta cuatro veces en relación con el área metropolitana. Esas boletas aumentarían aún más al dejar de subsidiar la energía. Por eso, estimó, el recorte comenzaría por Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
El martes 4, al anunciar el aumento en las jubilaciones que corresponde por ley, la presidenta Cristina Fernández dio la señal de largada para empezar -ahora sí- a recortar subsidios a los servicios públicos, que en 2013 insumieron al Estado gastos por $ 143.000 millones, o el 4,9% del PBI, según una estimación del Consejo Profesional de Ciencias Económicas y el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). ”Es cierto que hoy, evidentemente, subsisten sectores que tienen subsidios que ya no los necesitan”, dijo Cristina. ”Ya no es un problema de ajuste, es un problema de equidad. Y esa es a la equidad adonde tiene que tender la sociedad y a eso es a lo que voy a ir: a volver a tomar el equilibrio“, continuó.
Por el momento, la cartera que conduce Axel Kicillof se concentró la política de precios (en manos del secretario de Comercio, Augusto Costa). También dirige la política energética (potestad del secretario de Política Económica, Emmanuel Álvarez Agis), ésta última con intercambios con los técnicos del Ministerio de Planificación de Julio De Vido. La devaluación de la última semana de enero aceleró todavía más la inflación y obligó al Ministerio de Economía a redoblar esfuerzos en intentar que no se escapen los precios.
En despachos oficiales interpretaron como una señal alentadora que el Banco Central haya logrado contener la expectativa sobre el dólar en los últimos 15 días. La estabilización del dólar alrededor de los $ 8 llevó algo de calma a la remarcación de precios y ahora el esfuerzo de Kicillof y Costa se concentra en lograr que los empresarios no trasladen toda la devaluación a los consumidores finales.