El derrumbe del edificio de Bangladesh dejó, hasta el momento, más de 300 trabajadores muertos. Estos confeccionaban prendas para tiendas y marcas. Aún, en el día de ayer, los rescatistas seguían buscando sobrevivientes.
Esta tragedia, además reactivó un debate sobre las compañías de moda occidentales, los derechos de trabajadores en países pobres y el afán consumista de las sociedades más ricas. Muchas personas desconocen las condiciones precarias en que se fabrican muchas de las prendas de vestir que se utilizan habitualmente y las imágenes de este hecho generó cierta indignación mundial por las fallas de seguridad y de condiciones laborales de Bangladesh.
Debido a los bajos costos de producción que les permiten ofrecer precios más baratos al consumidor final, las firmas de ropa, caras o baratas, suelen establecerse en países del sudeste asíatico o centroamericanos.
Luego de conocerse la trágica noticia, algunas empresas reconocieron que habían usado como proveedores a algunas de las fábricas del Rana Plaza. Según el diario estadounidense The New York Times, entre los escombros se han visto etiquetas y documentos de grandes marcas europeas y estadounidenses como Children’s Place, Benetton, Cato Fashions, Mango y otras.
“Las muertes como resultado del derrumbe del edificio en Bangladesh fueron una tragedia pero no un accidente“, dijo a la BBC Murray Worthy, de la Organización de Caridad War on Want.
Murray sostiene que la negligencia y la falta de regulación de la industria fueron factores que provocaron el derrumbe.
Sam Mahers, de la Organización Labour Behind the Label dijo, “Muchos de estos edificios son trampas mortales, usualmente no tienen rutas de escape apropiadas“, cuya organización está promoviendo una campaña para que las empresas de Bangladesh firmen un acuerdo con medidas de seguridad.
Primark, una cadena británica de ropa de bajo costo, dijo que en el segundo piso de ese edificio funcionaba un taller que confeccionaba sus productos. Y aseguró que por varios años ha estado trabajando con organizaciones no gubernamentales para revisar los estándares de la industria de ropa de Bangladesh.
“En mi opinión, el 50% de las fábricas están funcionando con parámetros que no son seguros“, le dijo a la BBC Mainuddin Khondker, un funcionario del gobierno de Bangladesh. Luego de una investigación a fábricas de ropa, aseguró que “todavía no se ha sancionado a ninguna fábrica por violar reglas de seguridad o las normas de los edificios”.
El derrumbe en el edificio Rana Plaza no es el primer accidente de este tipo en un país donde la industria textil es una de las más importantes del mundo. En 2005 en la misma ciudad se desplomó otro edificio dejando 64 muertos. Además ha habido incendios y otros incidentes en fábricas de ropa que han dejado un saldo de cientos de muertes. De hecho, unos meses antes más de 100 trabajadores fallecieron en un incendio en Ashulia, un suburbio de Dhaka, donde hay varias fábricas.
Dueños de tiendas y funcionarios de la Asociación de Exportadores y Fabricantes de Ropa de Bangladesh niegan las acusaciones que los señalan como responsables de muertes. “Este es un sector grande, tenemos más de 5.000 fábricas”, le dijo a la BBC Siddiqur Rahman, exvicepresidente de Bgmea.
“Los accidentes pueden suceder, muchos incendios ocurren por cortos circuitos. Pero no debería haber muertes ya que podrían evitarse con un entrenamiento adecuado“.
El sector de la industria textil genera en ese país, cuatro millones de puestos de trabajo, de los cuales el 20% son ocupados por mujeres de familias pobres.