Milagros Alanís Moyano, la joven de 19 años que murió tras consumir una pastilla de éxtasis en un festival de música tecno en Son Fusteret, compró dos píldoras de esa droga de diseño el día antes, a un narco de la plaza Serralta, en Palma.
La familia de la víctima se personó este martes en la Jefatura palmesana para interponer una denuncia por la muerte por sobredosis. El Grupo de Estupefacientes ha abierto una investigación y está reconstruyendo las últimas 24 horas de Milagros Alanís, cuyo caso adelantó en primicia Ultima Hora el domingo.
Delgado y joven
El vendedor, al parecer, era un joven bastante delgado que se dedica al trapicheo en esa plaza palmesana, donde los vecinos han denunciado en numerosas ocasiones la presencia de ‘camellos’. Milagros Alanís consumió una de las dos pastillas el domingo día 14, cuando estaba en el Origen Fest, y creen que otra media se la quedó un amigo. La otra mitad se encontró en su bolso y la familia la entregó a los sanitarios para que pudieran analizar.
Los investigadores han requerido ya al hospital de Son Espases y al Clínic de Barcelona las pruebas médicas que le realizaron a Alanís. Ayer, la prensa argentina siguió dando amplia cobertura al caso y algunos medios apuntaron que ya había cuatro detenidos por vender droga a la joven argentina. Desde la Jefatura palmesana se matizó que esos cuatro arrestos no tienen relación con la muerte de la socorrista argentina. La Escuela de Guardavidas Ciudad Mar de Plata, donde se formó la joven, escribió en las redes sociales que están «de luto» y trasmitieron sus condolencias a la familia Moyano.
Los allegados de la víctima sostienen que la pastilla que ingirió contenía matarratas, pero este extremo todavía no ha podido ser confirmado por los análisis que se están haciendo. La autopsia reveló restos de éxtasis en el cuerpo y confirmó que la joven alcanzó temperaturas de 43 grados antes de morir.
El padre pide respeto
Paulo Moyano, el padre de la joven fallecida, ha escrito en las redes sociales pidiendo «respeto» para la familia ante la avalancha de comentarios, algunos muy desafortunados.
«Les pido por favor si no estás de acuerdo con lo sucedido, si lo que pensás no ayuda, no escribas, yo no te estoy pidiendo opiniones. No proyectes tus odios con alguien que jamás te hizo daño. Creo que no te sirve de nada, no solucionarás tu vida por hablar boludeces. Sólo pido respeto. Gracias».