Esta mañana en la 99.9, el abogado Martín Ferrá opinó sobre la iniciativa de colocar una celda itinerante en la Feria del Libro, dejando argumentos sólidos para pensar que es una mala idea. “Esta iniciativa tiene una hipocresía muy refinada”, aclaró. Y pidió a los que se preocupan por el estado de los detenidos, que compren una lata de pintura y pinten una celda.
La decisión de poner una celda itinerante en la Feria del Libro desató una polémica que parece reunir a todos los marplatenses en la misma conclusión: es una medida desacertada. Al respecto, esta mañana en la 99.9 habló el abogado Martín Ferrá y fue muy claro en sus conceptos, señalando que la propuesta es un gran error. “Conozco personalmente las celdas de la cárcel de la ciudad, fui como docente de la Facultad de Derecho. Además, la conozco desde la década del ’80, cuando se inauguró, y teníamos una cárcel modelo para la época”, indicó en un principio. Luego, abundó: “el lema de esto es que la cárcel es nuestra, y no me cabe ninguna duda. También lo son la escuela pública, el hospital público, las comisarías y los patrulleros; el Poder Judicial también es nuestro. Estos ámbitos registran niveles de carencia mucho mayores que una celda de una unidad penal y mucho más prioritarios en el marco del estado de necesidad que vive nuestro país”.
Más allá de que el objetivo de la propuesta es hacer reflexionar sobre las condiciones de los presos, el letrado aclaró que “los presos en nuestro país, desde la fundación del servicio penitenciario, nunca tuvieron tantos derechos y garantías como en la actualidad. Nunca tuvieron tantos beneficios y salidas anticipadas al cumplimiento de una pena, ni tantos órganos estatales de contralor y tutela de sus derechos y garantías”. Teniendo en cuenta todo ello, parece imposible que no exista un control más sólido en los penales: “si con todo eso no podemos controlar los derechos y garantías de los reos, tendremos que pedir renuncias”.
Pero el tema no queda allí. Si tanta preocupación hay por la situación de los presos, Ferrá sugirió una serie de actividades itinerantes más importantes para exhibir la problemática ante la sociedad: “como se hizo la celda itinerante, podríamos hacer un despacho judicial itinerante; las propias defensorías oficiales son pocilgas inhumanas donde el personal subalterno está hacinado para darle justicia a ciudadanos decentes. Podríamos hacer un aula de cualquier escuela provincial para mostrar las miserias de nuestros alumnos, que en pleno invierno tienen vidrios rotos y les falta el gas como en la cárcel, pero encima sufren el desvalijamiento permanente de delincuentes que destrozan las escuelas”. A estas propuestas, agregó: “podemos, también, hacer un quirófano de cualquier hospital provincial para que la gente vea las carencias de los heridos y los enfermos que no tienen obra social. Podemos hacer una morgue judicial itinerante para ver las miserias de los médicos de policía cuando van a hacer las autopsias de los 63 muertos que llevamos este año; o un consultorio médico del cuerpo médico policial para ver el estado calamitoso de las dependencias. Ni hablar si hacemos una muestra itinerante de policía científica para ver con qué carencias se hacen las pericias para esclarecer los crímenes. Por qué no un patrullero itinerante, con la carrocería destrozada, sin gomas y con solo 30 pesos de combustible en el tanque. Podríamos hacer algo más patético, que es mostrar el living de cualquier vivienda saqueada por una entradera con asaltantes a mano armada para que estos funcionarios vean en qué estado quedan las casas de familia después de cometerse un robo a mano armada”.
La situación está muy clara. Y es obvio que instalar una celda itinerante, tomando todos estos tópicos, parece una idea absurda y hasta negligente: “esta iniciativa tiene una hipocresía muy refinada. La criminología es uno de los apéndices embrionarios del garantismo extremo que impusieron en 1998 y hoy está haciendo sangre por todos lados. Nunca hubo tantas fugas ni tantos beneficios como en la actualidad. En la Ley de Ejecución Penal se prevén 10 salidas de semi libertad o libertad vigilada”, remarcó Ferrá.
Además, el abogado se encargó de nombrar algunas iniciativas que realmente aportarían mucho más, “porque no asisten las defensorías oficiales del Poder Judicial a la inmensa cantidad de víctimas del delito que registra la provincia. Para mí, la prioridad la tienen la escuela pública, el hospital, la seguridad pública y la seguridad social de la tercera edad. Tiene que haber un orden de prioridades que lo tiene la gente honesta”.
Respecto de las celdas, sugirió que “si quieren mejorar algo, nadie les va a impedir que vayan a la unidad penal 15, tomen un tarro de pintura (que ojalá donen de su sueldo) y pinten una celda por año. En 365 días tendrán pintada más de la mitad de la cárcel. Si quieren dar el ejemplo y hacerse notorios por ideas brillantes, ahí tienen una”.
Hoy, los detenidos en el Penal de Batán están lejos de pasar una mala situación, y eso también lo dejó claro Ferrá: “el preso tiene visitas de carácter sexual, salidas transitorias, laborales, arresto domiciliario, tiene TV a color, aparatos de DVD, celulares; el preso está tranquilo y por eso no hay amotinamientos hace tiempo, gracias a Dios. Los recursos del Estado se tienen que dedicar a cuestiones de mayor urgencia”.