Un vecino de la ciudad quiso denunciar un negocio de “tapadita” que se realizaba en pleno centro, pero no sólo no le tomaron la denuncia sino que además, cuando paseaba por la zona con su familia, fue increpado por los estafadores que le dijeron “seguí yendo a la Primera”. El relato del caso en la 99.9.
Un vecino de nuestra ciudad vivió una situación que deja expuesta la connivencia entre algunos sectores de la Policía y los delincuentes. Carlos Pampillón quiso intervernir en una injusticia y se terminó llevando la peor parte en la disputa con un grupo de estafadores.
Esta mañana en la 99.9, relató: “me pueden decir que no me tendría que haber metido, pero el sábado a la noche paseando con mi familia encuentro a la mafia de la ‘tapadita’, estafadores que arman un circo por un juego de apuestas con gente de ellos que apuestan falsamente y le roban a la gente”.
Explicando por qué decidió intervernir, Pampillón comentó: “nunca jugué ni jugaría. Íbamos con mi familia y vimos a una pareja joven salir llorando porque habían perdido toda la plata. Llamé al 911 y me quedé esperando que aparecieran, pero nada. Me fui a la Comisaría Primera a denunciar porque el 911 no me había respondido. Expliqué lo que pasó y me mandaron a decir que no me podían tomar la denuncia y que el comisario Bravo había dicho que si quería hacer la denuncia, vaya a la Departamental”.
Todo parecía haber quedado allí, porque Pampillón decidió volver con su familia para seguir con su paseo: “nos íbamos a tomar algo a Manolo, pero había mucha gente, entonces volvimos tipo 12 de la noche. Como mi hijo de 13 años estaba incordioso, me fui hasta la esquina y estaban los de la ‘tapadita’. Al morocho de barba que maneja todo, alguien le dice algo y se me acerca y me dice ‘¿querés un autógrafo’?. Yo no entendía nada y me dijo ‘seguí yendo a la Primera, vení con un fiscal también’. Me quedé en el medio de la calle literalmente y me iban arrinconando otros desde las esquinas, pero sin caminar directo hacia mí”.
A pesar de que ya le habían fallado una vez, Carlos hizo lo que cualquier ciudadano hace en un primer reflejo: “llamé al 911 diciendo lo que estaba pasando y me cortaron porque les gritaba. Mi mujer se acercó y agarró al nene que estaba asustado. Llamé nuevamente al 911 y también lo hizo mi señora que, además, lo vio armado a este hombre”.
Por suerte la situación no pasó a mayores. Después de gritarle algunas cosas, los estafadores tomaron sus cosas y se fueron. Pero lo llamativo de todo esto es que, a pesar de los reiterados llamados, nadie apareció: “estoy muy dolido porque fueron 40 minutos que pasé mientras ellos desarmaban todo y se iban; sentí que me abandonó la Policía. Lo peor es que me dejaron a la buena de Dios cuando estos mafiosos me encararon delante de mi familia. Vamos a ser sinceros, el acuerdo con alguien lo tienen”.
La novela sumó un último capítulo ayer cuando finalmente, y ante la insistencia del propio denunciante, detuvieron a los responsables de ese negocio: “fui a la comisaría y los largó la fiscal Sánchez, notificándoles por estafa. Hay que investigar con quién están arreglados”.