La madre de un joven adicto que se quitó la vida habló en la 99.9 sobre los múltiples intentos que realizó para buscar ayuda, pero la implementación de la Ley de Salud Mental no le permitió contar con ninguna asistencia.
La Ley de Salud Mental y el estado de indefensión en que deja a las familias de aquellas personas que padecen adicciones, volvió a ser un eje de discusión luego de un caso puntual donde una madre indicó que la falta de asistencia del estado, terminó con el suicidio de su hijo.
Se trata de Stella Maurig que habló en la 99.9 contando una dura historia que empezó hace 17 años: “a los 14 mi hijo empezó con el consumo. En ese momento había un artículo que era “protección de personas” por lo que se hacía una presentación en un juzgado civil y los jueces nos ayudaban a internarlo. Salió en su momento la internación como hospital de día. Hizo un tratamiento hasta 2010 donde se graduó pero empezó con el consumo al poco tiempo”, relató.
La aparición de esta ley, cambió todo y dejó de contar con ayuda: “mi hijo tenía dos trastornos importantes como la bipolaridad y el trastorno límite de la personalidad. Mientras fue menor lo pudimos controlar los medicamentos pero cuando cambia la ley, mi hijo estaba avanzado en las adicciones y no había manera de que lo pudiera internar. No pedía que se hagan cargo de mi hijo, sino que me ayuden con la adicción”.
Ahí comenzó otro tramo aún más difícil y duro para la familia porque su hijo empezó a relacionarse con la delincuencia: “empezó a caer preso porque consumía y robaba. Estuvo preso 3 o 4 veces y dejó la medicación porque decía que no tenía nada y que controlaba el consumo. La última vez que salió de estar detenido, una de las premisas para que vuelva a vivir conmigo, era hacer el tratamiento porque sino nos arrastraba a todos a su adicción. Se ponía violento, rompía las cosas, no quería trabajar, se iba y no volvía, entre otras cosas”, agregó luego Stella.
Luego de su última salida de prisión fue cuando comenzó a forjarse su desenlace: “salió en agosto y en noviembre andaba en la calle porque no podía cumplir con obligaciones en mi casa. Lo acompañé dos veces, a la rastra, a un lugar ambulatorio pero no había manera. Se fue a vivir sólo. En el último tiempo lo llamaba y lo notaba mal. Un día tuvo un problema con una chica que lo denunció y cuando lo fue a buscar la policía, antes de entrar escucharon el disparo y cuando abrieron mi hijo se había suicidado”, dijo para cerrar la dura historia.
A partir de ahí, Stella se dedicó a dar a conocer el caso para advertir que esta problemática la están atravesando muchas familias en el país: “si me hubieran escuchado las veces que hablé en el Patronato de Liberados, podría haber sido distinto. Nadie me dio una mano, el estado está ausente, no hay una ley específica de adicciones porque la Ley de Salud Mental para estos casos no sirve”, aseguró.
Lo que pudo aprender fue que la droga es un camino que tiene un sólo destino y no hay manera de estar preparado para un final como el que le tocó atravesar: “drogarse es una carrera hacia la muerte y mi marido me decía que teníamos que estar preparados porque le podía pasar algo en cualquier momento. Pero nunca se puede estar preparado para perder un hijo”, finalizó.