El presidente de la empresa en Argentina relató en la 99.9 la estafa que realizaron un grupo de empresas y citó como responsables a Fabián Otero y Juan De Rosa.
La actividad portuaria está a las puertas de nuevo escándalo vinculado con la empresa canadiense Seapass Trading Inc. por la defraudación realizada a través de los empresarios Fabián Otero y Juan De Rosa.
Stuart Anderson es el presidente de la empresa en Argentina y representante de la empresa Seapass Trading Inc (Canada) en nuestro país y contó, a través de la 99.9, como se fue dando la historia en torno a una acción judicial que hoy está en marcha.
“En 2016 Seapass Trading empezó a trabajar financiando la exportación, pagando un 30% de adelanto, cobrando el restante y pagando el resto. Al principio fue muy bien, tuvimos muchos negocios con Alemania, Irlanda y empresas con las que seguimos trabajando como Coomarpes”, explicó.
La empresa canadiense se dedica específicamente a la compra y venta de alimentos como cerdos y carnes, pero ha comenzado a invertir en la pesca de merluza y langostino en nuestro país. “Hubo un gran temporal en Comodoro Rivadavia donde se perdieron 200 toneladas de langostino, pero no sabemos si es real, si es el langostino de la empresa se perdió porque no hubo fotos ni reclamo a una aseguradora”, dijo sobre el primer caso que despertó la sospecha.
Ahí aparece el nombre de Ignacio Rombalski que fue intermediario para muchas de estas acciones: “Rombalski representó a muchas empresas para hacer negocios en Argentina. Con algunos de ellos seguimos trabajamos y cuando comenzamos a hacerlo con Insert, había datos que no nos cerraban. A partir de esa inundación y pérdida de productos que estaban pagados, empezó a haber problemas porque pedían más inversión para comprar el langostino que se perdió”, relató Anderson.
La empresa volvió a apostar por la inversión pero volvieron a entrar en conflicto: “acompañamos esa idea y armaron un plan para seguir trabajando y traer la materia prima a Mar del Plata, trabajarlo y exportarlo. Cuando empezamos a exportarlo, pedíamos la foto del contenedor para enviar el adelanto. Después de varios envíos, de un contenedor no llegaron los documentos, nos empezaron a decir que tenían demoras; pero cuando empezamos a averiguar que pasaba, se había vendido”.
Al ser el segundo caso que tenían de similares características, también se pusieron a averiguar y había un entramado de empresas que desembocaban en el servicio que Insert brindaba, pero era difícil encontrar responsables: “la empresa en Canadá se enteró que Insert ya estaba en concurso. En Canadá la gente está dispuesta a hacer negocios, es gente honesta. La idea siempre fue seguir trabajando para que la gente no se quede sin trabajo. La mano de obra y los sindicatos en Argentina son complicados. Detrás de Insert había una estructura atrás manejada por Otero y De Rosa que era muy complicada”.
Todo esto llevó a que tomaran medidas legales que hoy están en marcha por una cifra millonaria: “hoy en día hay un juicio en curso por 1.4 millones de dólares y desafortunadamente se inició en Mar del Plata y por chicanas y maniobras judiciales tiene que hacerse de nuevo en Buenos Aires. Sentimos que fue una estafa, un engaño, no hay otra forma de expresarlo”.