Suiza crea el primer mapa para luchar y prevenir la hepatitis E en el mundo

El trabajo facilitará la creación de campañas preventivas y políticas concretas más eficaces para mejorar la salubridad de los campos de refugiados.

Un equipo de científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (en Suiza) ha creado el primer mapa de regiones que muestra la zonas con mayor prevalencia del virus de hepatitis E (VHE). Según datos de la Organización Mundial de la Salud, cada año se producen unos 20 millones de casos de infección por VHE y de ellos 3,3 millones cursan con síntomas de la enfermedad hepática.

Hasta ahora sabíamos que este virus puede afectar a todas las zonas del mundo (no en igual medida), pero desde hoy contamos con un mapa global que nos muestra sus ‘puntos calientes’.

Así, mientras que en Europa, Japón, Norteamérica y China (país este último que ha fabricado una vacuna capaz de prevenirlo y que la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos ha aprobado recientemente) el contagio se produce mayoritariamente por comer carne de cerdo cruda o poco cocinada y no suele conllevar grandes problemas de salud, las cosas son muy distintas en México y en numerosos países asiáticos y africanos.

Datos desde 1980

Hemos hablado con Anna Carratalà, científica del Laboratorio de Química Ambiental de la Escuela Politécnica de Lausana y una de las responsables de este trabajo; y nos habla de la relevancia del mismo: “El método que hemos empleado se usa mucho en ecología para estudiar la distribución de una u otra especie, pero no está tan utilizado para hacer mapas de virus. Hasta la fecha no había ningún mapa que reflejara la distribución de los brotes de hepatitis E”.

Los investigadores han compilado datos sobre todas las epidemias registradas en el mundo de la enfermedad desde 1980, así como de estadísticas ambientales en cuanto a temperatura, humedad del suelo, precipitaciones… Y han tenido en cuenta otros factores de gran peso en el contagio de este virus, como la densidad de población o la cantidad de agua de los ríos que se evapora durante un periodo de sequía.

Como señala Carratalà, “este método nos ha permitido identificar los factores ambientales y sociológicos que a nivel global influyen en la ocurrencia de estos brotes. Por ejemplo, se necesita una cierta densidad de población para que el virus pueda estar presente en el medio ambiente y transmitirse a las personas. También es necesario que exista una estacionalidad en la precipitación, esto es que haya épocas más húmedas y otras más secas”.

Asia y África, las más afectadas

Las zonas que a día de hoy están más afectadas por el VHE nos llevan, como señala el mapa, a poner la vista en Asia, especialmente en India, así como en numerosos países de toda África, y se hace notoria su presencia en los campos de refugiados, donde se dan las condiciones ‘idóneas’ para que se desarrolle a placer. La experta apunta que “estamos ante un virus interesante, porque tiene una doble epidemiología.

Mientras que en los países desarrollados se transmite generalmente por comida contaminada de cerdos, jabalíes, ciervos… en el resto se transmite fundamentalmente por agua contaminada y de forma mucho más notoria. La OMS estima que estas infecciones causan 50.000 muertes cada año, principalmente en estos países con menos recursos.

Según Carratalà, “los grandes brotes se generan sobre todo en India y en África. Aquí, se suele describir en zonas donde Médicos Sin Fronteras o Intermón trabajan en campos de refugiados y donde hay un mínimo servicio médico que puede detectar un pequeño grupo de casos y relacionarlos entre ellos. Muchas veces lo que sucede en estos países es que existen muchos más brotes de los que podemos incluir en este estudio, ya que no se reportan porque no hay un servicio médico que pueda hacerlo, o bien se detecta el brote pero no se puede asociar con un virus en concreto debido a que no cuentan con las herramientas necesarias para identificarlo. Su presencia se detecta mediante ensayos inmunológicos que en muchos de estos lugares no están disponibles, por lo que no se llegan a diagnosticar”.

Los creadores del mapa confían que a partir de él los gobiernos puedan llevar a cabo políticas concretas y campañas de prevención efectivas, especialmente en los campos de refugiados, basadas en datos reales. Una muy clara sería maximizar la higiene y la disponibilidad de agua limpia en ellos, ya que el foco principal de transmisión del virus se encuentra en las aguas contaminadas de los ríos.