Especialistas en temas de educación recomiendan a los padres que no ayuden a sus hijos a realizar la tarea escolar, porque eso termina afectando su propia autonomía. En Europa, algunos países pretenden que la tarea se haga en el colegio y no se lleve a casa.
Es algo común, pero no tan beneficioso. Los padres se involucran cada vez más en los deberes escolares de sus hijos, buscando cumplir con las exigencias del colegio. Sin embargo, esta buena intención puede terminar jugando en contra ya que la supervisión constante perjudica la autonomía de los chicos.
“Los padres se involucran en los deberes cuando los chicos no entienden los temas, y quieren que hagan las cosas lo mejor posible. Muchas veces lo hacen porque les resulta difícil ponerles límites. Además, pueden sentir culpa por estar tantas horas fuera de casa”, comenta la orientadora familiar Lucía Rojo, directora de Red Consultora Educativa.
Por más buena voluntad que exista en los adultos, su ayuda no favorece tanto a los chicos: “que los alumnos puedan hacer los deberes solos es una cuestión de autonomía y de crecimiento. Tienen que hacerse responsables de su vida escolar. Para ellos es un orgullo poder hacer las cosas solos y es una falta de respeto quitarles esa posibilidad”, agrega Rojo.
Antes era muy común que los padres ayudaran a los niños, pero los tiempos han cambiado y también se han ido modificando las exigencias de la escuela. “La escuela busca ahora una mayor calidad educativa para hacerse eco de las demandas de la sociedad, que exige sujetos con mayores habilidades y conocimientos. En algunos casos la calidad se convierte en cantidad, y aquí es donde aparecen los deberes que los alumnos se llevan a casa”, opina la psicopedagoga Vanina Ferrarese.
Estas cuestiones afectan la vida cotidiana, porque si no andan bien las cosas dentro del aula, puede repercutir luego en la casa: “las dificultades que muchas veces enfrentan los docentes para lograr climas de trabajo adecuados lleva a que los chicos terminen en sus casas lo que no pudieron hacer en el aula”, resalta Rojo.
El tema tiene siempre un sostén estadístico que confirma lo que pasa. Una encuesta sobre hábitos de estudio publicada por TNS Demoscopia señala que el 80% de los alumnos de primaria y el 45% de los de secundaria en España reciben ayuda de sus padres para hacer la tarea. Al respecto, la pedagoga española Maite Rodríguez Estévez salió a criticar esa tendencia: “hacer los deberes con los hijos genera dependencia, y si el niño tiene dificultades refuerza la idea de que no es capaz de hacerlo solo”.
En Francia, el tema fue llegó al ámbito político. El presidente François Hollande acaba de proponer una nueva ley educativa que, entre otras cosas, establecería que los deberes se hagan en la escuela y ya que mandarlos a casa “genera desigualdad”.
El sociólogo español Martín Criado, autor del libro “La Escuela sin funciones: crítica de la sociología a la educación”, afirma que los padres con estudios superiores pueden ayudar a sus hijos hasta cursos avanzados, lo cual provoca una “enorme desigualdad por origen social” que se termina acentuando a medida que se asciende de curso. De esta manera, la idea de que los padres se involucren en las tareas generaría también un desequilibrio en las oportunidades educativas.
El panorama lo completa el sector docente. En este caso, con un testimonio de una maestra de Avellaneda, Paola: “hace unos años tuve un alumno que le reprochaba a sus papás que no lo ayudaban a hacer la tarea. Y los papás nos pedían que los deberes se resuelvan en la escuela porque ellos no sabían cómo ayudarlo, porque no contaban con los conocimientos necesarios”.