Desde 1999 hasta que fue descubierto en el 2008, Bernie Madoff llevó a cabo la mayor estafa de la historia de Wall Street por un monto total de U$S 64.800 millones. ¿Cómo pudo llevarla a cabo? Básicamente tenía muchos cómplices: 19 instituciones financieras vendían sus productos y a ellas les repartía el 80% de las comisiones que generaba.
¿Cómo lo descubrieron? A pesar de decenas de denuncias, ninguna de ellas prosperó. Lo que realmente terminó sacando a la luz su estafa fue la gran caída de la bolsa del 2008. En ese momento muchos inversores fueron a retirar el dinero que creían tener con Madoff para hacer frente a la pérdidas que estaban teniendo en sus otras inversiones, y se enteraron que lo de Madoff había sido una farsa.
Hoy, la historia no es idéntica pero rima. A pesar de cientos de advertencias de muchos especialistas financieros, hay una variable que se está moviendo a gran velocidad y que pondrá de manifiesto al menos tres grandes estafas que Wall Street viene tramando hace varios años. ¿Cuál es esta variable?
La violenta suba que están experimentando las tasas de interés será el evento que pondrá en evidencia al menos tres trucos con los que Wall Street se ríe del común de la gente. Es por esto que insistimos tanto en que hay que estar bien formados en temas financieros para evitar ser víctimas. Esta formación debe ir más allá de saber qué es cada instrumento financiero: es necesario entender cómo piensa y opera el mundo financiero desde adentro.
Las Tres Estafas:
#1. Ganar un 6% de interés sin riesgo.
Durante el largo período en que la Reserva Federal fijó las tasas de interés en el 0%, era técnicamente imposible obtener un retorno superior al 1% sin asumir algún tipo de riesgo. Sin embargo, el público inversor nunca terminó de comprender esto a fondo y le pedía a los asesores financieros retornos en torno al 6%, pero sin riesgos. Si a Wall Street le piden una vaca violeta, Wall Street la pinta y la vende como si fuera violeta. Y eso fue lo que hizo.
¿Cómo hacemos para ofrecer un retorno del 6% y que parezca lo más seguro posible? Primero se compra un bono de buena calidad que rinda el 3%. Usando ese bono como garantía, se toma prestado al 1% por el monto total del bono. Con ese crédito, se vuelve a comprar el bono que rinde el 3%.
Si repetimos esto cuatro veces, vamos a tener un rendimiento del 12%. Tendremos también que pagar 3% de interés por la deuda tomada. Queda entonces un 9%. Sin embargo, el banco no hará esto de forma gratuita y se cobrará un 3% por sus servicios. Quedará entonces un 6% para el cliente final fabricado a través de este endeudamiento.
Lo que acabamos de narrar puede ser una típica nota estructurada de algún banco. ¿Por qué las hacen? Porque los clientes les piden retornos imposibles de generar. Está claro que si alguno de los asesores respondiera con honestidad, diciendo que es imposible obtener esos retornos sin riesgos, se quedaría sin clientes porque hay otros asesores dispuestos a decir cualquier cosa para, justamente, conseguir nuevos clientes. Y en última instancia, lo que se diga oralmente no importa ya que todo queda en la letra chica de los contratos que nadie lee.
En nuestro Curso Intensivo de Estrategias de Inversión siempre explicamos cuáles son los incentivos que tienen los asesores financieros que trabajan para los bancos para ofrecer determinados productos que son increíblemente lucrativos para ellos y tóxicos para los clientes. Si alguien duda de esto, consulte las multas millonarias que deben pagar sistemáticamente los bancos por hacer ventas engañosas.
Esquemas similares a este que describimos, hay por miles. ¿Qué puede salir mal? Basta con que las tasas de interés suban un 2% para que esos productos estructurados pasen a perder dinero.
#2. Fondos de préstamos que no son líquidos.
A través de los llamados Exchange Traded Funds (ETFs), cualquier inversor puede comprar un fondo que cotiza en tiempo real en la bolsa de los EEUU. Sin embargo, algunos de estos fondos pueden tener dentro suyo algunos instrumentos que no tienen esa liquidez inmediata.
Los fondos de préstamos son un ejemplo de los fondos que no tienen manera técnica de tener liquidez inmediata. ¿Por qué? Los fondos que tienen cotización en tiempo real, pueden ofrecer liquidez en milisegundos, pero vender estos préstamos puede llegar a demorar hasta un mes.
El temor es que se produzca una estampida de ventas de estos ETFs de préstamos a una velocidad más rápida que la que los gerentes de estos ETFs pueden vender los préstamos de su portafolio. Esto eventualmente podría implicar que los gerentes de estos fondos no tengan la posibilidad de darles el efectivo a aquellos que se quieren ir de estos fondos (a los que se le había prometido liquidez instantánea cuando la venta en la práctica puede demorar hasta un mes). No queda claro cuándo esto vaya a suceder, pero sucederá. Y la magnitud del problema es mucho más grande que la de los fondos de volatilidad que quebraron los primeros días de febrero.
¿Por qué Wall Street ofrece este tipo de fondos con una liquidez artificial? Por una razón simple: hay distraídos que están interesados en comprarlos. Es por esto que tanto insistimos a nuestros lectores en que hacer un curso técnico de finanzas no es realmente útil para identificar si alguien está tratando de engañarlos con elegancia.
Para eso se necesita entender en qué consiste el “negocio financiero” como un todo; lo que sucede “del otro lado del mostrador”. Entender dónde están los incentivos de cada participante del mundo financiero es algo que sólo da la experiencia.
#3. Comprar edificios con deuda
Wall Street tiene un tipo de instrumento llamado Real Estate Investment Trust. Son empresas que compran propiedades con el objetivo de obtener rentas por alquileres.
En la era de tasas bajas, ¿qué hacían estas empresas? Imaginemos que un determinado edificio con una ocupación del 95% genera ingresos por alquileres por U$S 5 millones por año. Si alguien compra ese edificio por U$S 100 millones, la renta que genera ese edificio será del 5%.
Ahora bien, si una de estas empresas consigue que le presten esos U$S 100 millones al 2%, podría pagar U$S 100 millones por ese edificio, cobrar los U$S 5 millones de alquileres, pagar los U$S 2 millones de deuda y tener U$S 3 millones de ganancias.
Esta lógica fue aplicada por todos estos Real Estate Investment Trusts, empujando los precios de las propiedades hacia arriba, porque justamente podían pagar precios altos dado que conseguían financiamiento barato.
Al subir las tasas de interés, la situación cambia: si ahora en nuestro ejemplo nos prestan al 4%, la ganancia de U$S 3 millones se reduce a una ganancia de U$S 1 millón. Si bien sigue siendo negocio, el valor de ese Real Estate Investment Trust caerá en un 66%.
En la era de las tasas bajas salieron a cotizar a través de Ofertas Públicas, decenas de empresas con el único objetivo de endeudarse para comprar activos que rindieran marginalmente más que la tasa del crédito que obtenían. Al subir las tasas, el negocio desaparece, pero esas empresas ya habrá hecho su negocio y el problema terminará siendo de los inversores.
Estafas o “trucos” que pergeña Wall Street surgen constantemente. Por eso consideramos de gran importancia que los inversores se capaciten y aprendan qué es lo que hay detrás de cada propuesta que hace un banco.