Un millonario se impone en Marruecos y hunde al islamismo gobernante

El magnate petrolero Ajanuch, primer ministro in pectore tras las elecciones legislativas.

El magnate petrolero Aziz Ajanuch se perfila como próximo primer ministro de Marruecos, tras la victoria de su partido en las elecciones legislativas del miércoles. Su formación, el liberal Reagrupamiento Nacional de los Independientes (RNI), obtuvo 102 de los 395 escaños de la Cámara de Representantes, según el escrutinio definitivo ofrecido ayer por el Ministerio del Interior.

El contundente triunfo de la segunda persona más rica de Marruecos –el primero es el rey Mohamed VI–, cuyo partido tenía hasta ahora 37 diputados, representa también el hundimiento de la formación que ha gobernado el país en la última década, el islamista moderado Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), que ha pasado de 125 a solo 13 escaños, situándose como octava fuerza.

La cámara resultante estará más atomizada que la elegida hace cinco años. En segundo y tercer lugar quedaron Autenticidad y Modernidad, con 87 diputados y el histórico Istiqlal, de centroderecha, con 81. El Parlamento es ­bicameral, pero la denominada Cámara de los Consejeros tiene un proceso de elección indirecta.

La participación fue del 50,35%, un aumento considerable respecto al 2016, cuando fue del 43%. El incremento del voto ha sido incentivado al fijar las elecciones un miércoles, en vez de un viernes, como era tradicional.

Amigo de Mohamed VI, Ajanuch, de 60 años, se convierte así en la segunda persona más poderosa de Marruecos, tras el rey, que previsiblemente le encargará la formación del próximo Gobierno. Este multimillonario, que hasta ahora era ministro de Agricultura y Pesca, es propietario del grupo Akwa, que se dedica sobre todo al negocio petrolero, pero también cuenta con inversiones en banca, turismo y telecomunicaciones.

En una rueda de prensa ayer en Rabat, Ajanuch afirmó que su victoria es “la expresión clara de la voluntad del pueblo para el cambio” y aseguró que no tiene intención de buscar un enfrentamiento con “ninguna corriente política”, en una referencia velada a la debacle islamista del PJD, que asumió el poder ejecutivo en el 2011 y ha gobernado durante dos mandatos consecutivos.

El primer ministro in pectore prometió cumplir con los compromisos que asumió durante la campaña, básicamente enfocados en la recuperación económica tras el impacto del coronavirus. Entre otras medidas, Ajanuch prometió crear un millón de puestos de trabajo, subir el salario mínimo de profesores y médicos e incrementar las ayudas a las familias más empobrecidas.

La abultada derrota del PJD ya está generando desasosiego en el partido gobernante. Mientras algunos de sus dirigentes denunciaron compra de votos, otros pedían la dimisión inmediata del primer ministro Saadedin al Othmani, cuya gestión en los últimos meses ha estado marcada por los conflictos con España y Alemania, además de la reciente ruptura de relaciones diplomáticas con su vecino, Argelia.

La debacle del PJD también se ha traducido en la pérdida de las principales alcaldías, como Rabat, Casablanca, Marrakech, ­Tánger, Tetuán, Meknes o Fez, que hasta ahora gobernaba, pues el miércoles también se cele­braron elecciones regionales y municipales.

Con estos resultados, el RNI pasará a dirigir el gobierno tras haber ejercido en las últimas dos décadas un papel moderador, primero tras la llegada al poder de la izquierda y, posteriormente, del islamismo. El partido liberal, fundado en 1978 por el entonces primer ministro y cuñado del rey Hassan II, Ahmed Osman, ha supuesto un elemento de equilibrio en momentos delicados de la política interna marroquí, sobre todo después del proceso de “transición democrática” que empezó en 1998 con la llegada por primera vez de la izquierda al Gobierno y los ejecutivos islamistas posteriores a la primavera árabe (2011).

La participación del RNI en los gobiernos del líder histórico de la izquierda marroquí Abderraman Yusufi en 1998, así como del dirigente islamista Saadedin al Othmani en el 2017, moderó los discursos y las políticas de sus coaliciones gubernamentales. No obstante, Ajanuch también se verá obligado a pactar un gobierno de coalición.