Pasó más de una década en Italia. Ahora, Mario Ghersetti, quien fuera juvenil de Peñarol antes de viajar al exterior, concretó su ansiada vuelta a la Argentina. Se sumará al plantel de Quilmes en la Liga Nacional.
Cuando todavía no asomaba el año 2000, un joven criado en Tandil y nacido en Comodoro Rivadavia se calzaba la camiseta de Peñarol para formar parte del plantel de Liga Nacional. La siguiente escala fue Central Entrerriano, en el TNA. Pero su futuro estaba mucho más lejos de casa. La chance de contar con pasaporte italiano le abrió del básquetbol europeo. Así, Mario Ghersetti se instaló en Italia, donde jugó once temporadas.
Más allá del éxito deportivo, el ex Peñarol siempre quiso retornar a su tierra. Hubo varias oportunidades para regresar, incluso a la entidad “milrrayitas”; pero las vueltas de la vida lo llevaron otra vez a Mar del Plata para defender los colores del eterno rival, Quilmes. “Hace como cinco años que estaba amagando con el regreso, y se me dio de volver a una ciudad que conozco y donde tengo muchos amigos. Se había hablado con varios clubes, incluso con Peñarol en otras ocasiones, pero terminé arreglando con Quilmes. Y es lo mejor para mí, porque es una ciudad que me gusta mucho y donde tengo muchísimos amigos y familia; y estoy cerca de mi casa, que está en Tandil”, reconoció Mario.
Tras pasar varios tantos años en el exterior, Ghersetti supo que tenía muchas ganas de estar de nuevo en Argentina: “espero que haya quedado un recuerdo lindo de mi paso por Mar del Plata. Pasé mucho tiempo fuera de casa y ya tenía ganas de volverme. Fue una experiencia linda la de Italia, pero quería volver a Argentina. Espero poder dar todo lo mejor de mí para este Quilmes recién ascendido, con las expectativas que tienen los dirigentes, muchos de ellos amigos míos”.
El flamante refuerzo de Quilmes habló de su evolución personal y deportiva en la segunda categoría del básquetbol italiano: “en Argentina era un cinco puro, un pivote. Pero en Italia, donde tenía un juego más técnico, me alejé del aro y pasé a ser un cuatro, pudiendo jugar de tres. No me arrepiento absolutamente de haber tomado la decisión de irme. En ese momento era uno de los pocos argentinos que tenía el pasaporte italiano, porque tengo familia allá. Y así se dio con mi representante, Gustavo Monella, que estaba empezando recién a llevar jugadores allá. Hablé con mis padres y me fui. Después de varios meses, vino mi hermana conmigo. Como soy el más chico de la familia, nunca me han dejado solo. Y ahí me quedé once temporadas. Yo soy el mismo. Mucha gente de Quilmes me conoce porque me han visto de joven. Tengo las mismas características y espero haberlas mejorado con los años. Lo he podido demostrar en Italia y trataré de hacerlo también en Argentina”.
Ghersetti reconoció, además, que aquellos jugadores que hicieron carrera en el exterior tienen el peso de demostrar, cuando regresan a la Liga Nacional, que realmente han evolucionado. “Traigo la mochila de tener que rendir bien en la Liga porque el nivel ha crecido mucho. Si no fuera así, no habría tanta pasión; y aparte es nuestro trabajo. Tengo que jugar bien. Es muy simple”, expresó.
En cuanto a su situación personal, el ex juvenil de Peñarol valoró el hecho de recalar en una ciudad como Mar del Plata: “tengo una segunda familia en Mar del Plata. No me tengo que adaptar a la ciudad, la conozco a la perfección. Me encanta. Jugué cinco temporadas en Cerdeña, después en Roma, Milán, Brescia y Verona. No sería fácil volver a una ciudad más chiquita o a alguna que uno no conoce. Pero volver de Italia y llegar a una ciudad tan linda como Mar del Plata, es más motivador. Uno va más tranquilo. Voy a Quilmes, que tiene una de las hinchadas más grande de Argentina; están los clásicos con Peñarol, es algo espectacular. Estoy muy ansioso por empezar a trabajar en Mar del Plata con el plantel de Quilmes”.
Por último, Ghersetti se refirió, naturalmente, a la rivalidad entre Quilmes y Peñarol, teniendo en cuenta que será uno de los jugadores que vestirá las dos camisetas: “tengo muchos amigos en Peñarol también, y me pone muy contento que Mar del Plata tenga dos equipos en primera. Lo de Peñarol es espectacular. Como argentino que jugó ahí, tengo que estar orgulloso. Quilmes, por su parte, no se merecía estar en el TNA. Nunca tendría que haber estado en una segunda categoría. Lo que dan Quilmes y Peñarol en un partido no lo dan otros clásicos en toda la temporada de la Liga Nacional. Yo lo pude vivir, y te quedás sin aire. Son las dos hinchadas más grandes de la Argentina. Estoy muy contento porque Quilmes haya ascendido y ojalá pueda estar muchos años más sin volver a tocar el segundo piso. Además, firmé por dos temporadas y eso es súper bueno. El contrato por dos años fue un plus que me dio más ganas de volver. Mar del Plata, dos años de contrato, es todo muy bueno. Alguno me va a decir algo durante los primeros tiempos, pero el objetivo es demostrar que voy a defender esta camiseta hasta las últimas consecuencias, como estoy acostumbrado a hacer. Es mi trabajo. Yo sé que en Argentina juega mucho la pasión, pero ahora voy a ser jugador de Quilmes y voy a defender esta camiseta”.
Un recuerdo imborrable
A fines de la década pasada, cuando Mario Ghersetti era jugador juvenil de Peñarol, participó del Torneo de Volcadas del Juego de las Estrellas en el Estadio Polideportivo. Su participación no pasó desapercibida, y él todavía la recuerda de manera especial: “recuerdo la final del Torneo de Volcadas ante Walter Herrmann. Me quedé descalzo, me saqué la remera, en los primeros intentos me resbalé, le erré y perdí. Aparte era de Peñarol, estaba en mi cancha y tenía que demostrar. Aunque no haya ganado, es una experiencia que no me voy a olvidar nunca más”.