Una empresa del Reino Unido avanza en la construcción de un megapuerto de aguas profundas en las Islas Malvinas

Los kelpers quieren que esté listo para 2024. Las autoridades nacionales y de Tierra del Fuego protestaron. Ocurre al mismo tiempo en que la Argentina y Chile discuten por un área de plataforma continental.

Semanas atrás el embajador argentino en Uruguay, Alberto Iribarne, le mandó una carta a una legisladora oriental para corregirla porque ella había difundido un tuit para saludar a las Malvinas por uno de sus aniversarios: #HappyFalklandsDay, había escrito. Lo cierto es que ese tipo de deseos, con la misma toponimia británica y que los argentinos recelan, suelen ser escritos también desde Chile.

En los papeles, todos los países vecinos apoyan el reclamo de soberanía sobre las islas de la Argentina. Pero en los hechos, mantienen una estrecha relación con los isleños, quien en los próximos días participarán en una feria Rural en Montevideo con sus Stand de “las Falklands”. Ahora, mientras los gobiernos de Argentina y Chile se pelean por la plataforma continental en los mares al sur de Tierra del Fuego, una empresa del Reino Unido construye un megapuerto de aguas profundas en la capital del archipiélago, que le competirá en logística y tecnología a la terminal portuaria de Ushuaia.

La compleja construcción en el Atlántico Sur está e manos de la firma BAM Nuttal Ltd, del grupo Royal Bam. Trabaja en sociedad con el gobierno del archipiélago en una zona estratégica no sólo para la pesca en el Atlántico Sur, con barcos de todas partes del mundo.

Es tránsito de una fauna marina unica en el planeta. Pero además, apunta al latente anhelo de los isleños de encontrar petróleo comercialmente viable. Después de las grandes operaciones de exploración de los años noventa, hoy persisten en la búsqueda empresas más chicas.

El nuevo puerto de Malvinas está previsto también para cruceros turísticos y expediciones científicas y antárticas, adonde tanto Chile, como Argentina y Reino Unido tienen reclamos superpuestos.

Hay muchos otros intereses en la zona, de rusos, noruegos, chinos. La Argentina tiene dominio geográfico. Pero sus técnicos, militares y operadores turísticos trabajan con grandes dificultades por problemas económicos y trabas locales. Más aún, los argentinos se enredan en su deseo de construir un polo logístico en Ushuaia. Este no avanza y el debate se traba en si se hará o no con capitales chinos, que recela Estados Unidos.

La nueva pelea de Argentina y Chile por poco más de 5000 kilómetros al sureste del Cabo de Hornos reavivó la importancia del puerto. El conflicto se profundizó hace una semana cuando el presidente Sebastián Piñera delimitó su plataforma continental de 200 millas náuticas en esa zona. Argentina habia extendido su plataforma por ley en 2020. Y es posible que si no solucionan sus diferencias por diálogo diplomático los dos vecinos deban enfrentarse en un tribunal de arbitraje.

Entre tanto, a principios de agosto, la cancillería chilena también protestó contra partes del texto de la nueva política de Defensa de la Argentina que se adjudica la realización de ejercicios conjuntos en zonas magallánicas que Chile recordó que eran propias. Y en esa protesta los chilenos también advirtieron que el derecho internacional estipula la libre navegación en las aguas que circundan las Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur (el Reino Unido controla un espacio de zona económica que se autoadjudicó). Esto es un anticipo de las conflictos que se pueden generar por la disputa sobre esas islas cuando la nueva terminal portuaria de Malvinas genere mayor tráfico.

Las autoridades de Tierra del Fuego, provincia que por ley nacional tiene jurisdicción de Malvinas, Georgias del Sur y Antártida, protestaron contra la construcción de la terminal portuaria malvinense, que los kelpers quieren tener funcionando para 2024. El plan es que reemplace al viejo puerto construido tras la guerra anglo argentina de 1982, conocido por sus siglas FIPASS. La nueva terminal estará en las afueras de Puerto Argentino/Stanley,cerca del que desmantelarán.

Contra el nuevo puerto que se construye en Malvinas también protestó la oposición. Un reclamo de importancia estratégica, pero de escasa repercusión en Buenos Aires. El senador fueguino Pablo Daniel Blanco agrupó a parlamentarios de Juntos por el Cambio y exigió al Ejecutivo saber “qué grado de conocimiento” tienen los Ministerios de Relaciones Exteriores y Defensa sobre este puerto. Y exigió también saber qué está haciendo el gobierno nacional para frenar el proyecto.

El secretario del Area Malvinas, Daniel Filmus, habia dicho que el nuevo puerto será “ilegal e ilegítimo” y señaló que la cuestión estaba comprendida en la denuncia por el “no cumplimiento de la resolución 3149″ de la ONU, que sostiene que cualquiera de las dos partes debe abstenerse de cualquier tipo de acción en la zona. Pero Argentina tiene dificultades para pensar en el largo plazo

Del otro lado, el presidente ejecutivo del gobierno probritánico de las islas, Barry Rowland, dijo que un nuevo puerto era “un activo indispensable” para apoyar la economía y permitir el crecimiento económico futuro de las Malvinas. El gobierno isleño, cuyos mayores ingresos provienen de la pesca anunció la adquisición su primer crédito, de 85 millones de dólares para la construcción del puerto.

La pandemia del coronavirus golpeó duramente la economía de las islas, sobre todo la falta de turistas, además de que también sacudió los mercados de la pesca. La salida del Reino Unido de la Unión Europea también fue otro mazazo porque ahora deben pagar impuestos por la entrada de sus productos al mercado comunitario. Por otro lado, las islas todavía están sin los dos vuelos que hacía semanalmente la empresa Latam desde Sudamérica. Fueron suspendidos en 2020 por medidas contra el COVID. Sólo están conectados por avión con Europa a través del Reino Unido. Como antes de 1999.