Parecía una carrera simple hacia la meta. Un coronado de anuncios hilvanados que dejaban estupefacta a la oposición, que no hallaba dónde pararse ante semejante hilada de hechos contundentes destinados a modificar la realidad urbana de Mar del Plata.
Gustavo Arnaldo Pulti, aupado en la protección de Florencio Aldrey Iglesias, cerraba un acuerdo con Telefónica de Argentina que permitía, con aporte de la compañía controlada desde Madrid, cerrar un trato casi inobjetable: anticipo de tasas comunales, dinero fresco, sin costo financiero y disponible ya. La maniobra perfecta.
Actores políticos de la ciudad no sabían cómo enfrentar la situación que, 14 votos mediante en el Concejo Deliberante, parecía consumada. El firmante por Telefónica es José Luis Rodríguez Zarco. Según se señala, Rodríguez Zarco es un ex policía franquista de larga relación con la derecha española representada por el PP y que cuenta con protección real (hasta ahora cuando menos). Medios españoles indican que en 1983, la Dirección General de la Policía española (DGP), en manos de los socialistas, desplazó a José Luis Rodríguez Zarco y al comisario Sebastián Fernández Dopico, cúpula policial del post-franquismo. Antes se les había abierto un expediente porque faltaban unos 5.000 documentos de la brigada. Ambos devuelven unos 2000, que incluían informaciones sobre dirigentes del socialismo y el Partido Comunista español. Rodríguez Zarco fue enviado a la comisaría de Ventas. Allí quiso catapultarse a jefe de seguridad de Televisión Española. Luego de que se meneara su récord de espía, le resultó imposible. Estuvo en las páginas de los diarios, en particular del diario “El País”. Se ubica en la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles y en el 2001 fue enviado a la Argentina como Director Corporativo de Seguridad.
La movida, que aparecía tan prolija y de rápida concreción, se vio obstruida por un llamado de la presidenta Cristina Fernández al embajador Carlos Cheppi. La Presidenta, al parecer, habría sido clarísima: el acuerdo debía caer, había que actuar dura y rudamente para impedirlo. Horas después, la Comisión Nacional de Comunicaciones emití un ukase que claramente indicaba la posición del Gobierno nacional sobre el acuerdo Telefónica- Municipalidad de General Pueyrredon. El comunicado de marras habla de “abstenerse de realizar cualquier inversión ajena a la prestación de su servicio específico” y subraya que el organismo regulador no fuer informado previamente de la firma de un convenio entre la empresa y el municipio de General Pueyrredon para el financiamiento del nuevo palacio municipal en Mar del Plata.
Con la necedad que lo caracteriza, Pulti sacó al ruedo a Ariel Ciano, quien se apuró a declarar que “el convenio sigue vigente y no vemos obstáculos para que se cumpla; hay un error de interpretación de la CNC”. La instalación de la duda fue corregida por Julio de Vido, mentor político de Carlos Cheppi, quien públicamente le dijo a Telefónica que “si los directivos de la empresa quieren hacer edificios, que lo donen de su bolsillo”.