El cetro, la corona, las valijas y el lavado

En el único lugar del planeta en el que Florencio Aldrey Iglesias podría ocupar el lugar que ocupa es en nuestra triste aldea urbanamente extendida. Correveidile de Manuel Fraga Iribarne, el aldeano de Lugo siempre fue un mandadero: llevaba las valijas del retorno por los negociados de las ayudas europeas que se emplearon para dar forma al “Ideal Gallego”, un medio que teóricamente ilustraba los ideales de Galicia y que se imprimía en los talleres de La Capital. En los 90 era un dato de la realidad que cada mes Aldrey viajaba a España, más concretamente a Galicia, portando una valija que a nadie confiaba.