Municipalidad y meteorología | La nueva gestión municipal no renovó contratos a quienes integraban el Consejo Municipal de Contingencia Meteorológica. Se dice que los afamados sólo copiaban datos que venían del Servicio Meteorológico Nacional, y que ni siquiera tenían título profesional específico.
“No considera necesario que el CMCM funcione, y obviamente que es una decisión política que no vamos a objetar”, fue la frase con la que Pedro Mazza comunicó que el nuevo intendente no renovaría su contrato, y que por lo tanto dejaría de prestar servicio el grupo creado con la intención de prevenir fenómenos climáticos, que –a criterio de muchos- no estaba funcionando como se había previsto.
Pero inmediatamente Mazza, también dio a conocer a la opinión pública lo que para él era necesaria parte de la información pertinente: una especie de descargo por las condiciones de trabajo que durante la gestión Pulti habían trabado las posibilidades de que la función prevista fuera desempeñada con eficacia: “Fuimos contratados y trabajamos cumpliendo con las funciones especificadas en la ordenanza. No contábamos con un lugar físico, por lo que debimos trabajar en nuestros propios ámbitos particulares, que es donde tenemos cada uno nuestra base de datos. Las deficiencias técnicas en cuanto a instrumental, recursos y tecnología la suplimos como pudimos. El aporte fue positivo. Trabajando paralelamente al SMN, pudimos aportarle a Mar del Plata un pronóstico meteorológico confiable y a mediano plazo”.
Pero Mazza no sólo se refirió a su trabajo, tras relatar que tenía 30 años de experiencia específica en el área. También se dirigió al intendente anterior con palabras duras a partir de que, evidentemente, es él quien se considera estafado: “Es fácil gestionar con el esfuerzo y el trabajo de otros. Supieron que no iban a poder cumplir con el pago de nuestros honorarios pero nadie se responsabilizó, y mucho menos se hizo cargo de dar la cara y explicar. Quedamos, o mejor dicho nos dejaron solos, como a los músicos del Titanic, a pesar de lo cual cumplimos con nuestras obligaciones hasta el último día. Y hasta teníamos una objeción de conciencia que nos hacía difícil reclamar lo nuestro, cuando veíamos que no llegaban los fondos para los comedores escolares entre otros destinatarios y dependencias que estaban en la misma situación. Sin embargo, el presupuesto contemplaba una partida para nuestro trabajo”. Aclaró además que no había sido contratado por una cuestión de amiguismo, y que tampoco formaba parte de una fuerza política determinada. Completó: ”No tenemos representación gremial, pero somos trabajadores. Estamos junto a nuestras familias, pero solos, y en desventaja ante la decisión de las nuevas autoridades, con la incertidumbre de saber cómo, cuándo y cuánto vamos a cobrar. A la vez, observamos con tristeza que sólo con una adecuada presión se alcanza determinado propósito”, decía a propósito del atraso que se registraba en su cobro de salario.
La historia
Pero hay que recordar el origen del problema. Un proyecto de Ordenanza elevado por el intendente al HCD creaba en el ámbito de General Pueyrredon el Consejo Municipal de Contingencia Meteorológica, el cual, además de contar con cuatro especialistas en el tema –que serían Alejandro Benavídez, Luis Viera, Pedro Mazza y José Merlos-, estaría integrado por representantes de la Secretaría de Gobierno, del Enosur, del Emvial, de Obras Sanitarias, de Defensa Civil y del Concejo Deliberante.
La norma determinaba que el cuerpo -un órgano consultivo, asesor y de colaboración del Departamento Ejecutivo- funcionaría en coordinación con la Junta Municipal de Defensa Civil. También indicaba que se reuniría periódicamente, y que dejaría constancia de sus deliberaciones en actas junto con los informes, opiniones y recomendaciones acordadas. Además, decía que se invitaría a participar a representantes del Servicio Meteorológico Nacional y de las Unidades Académicas de la ciudad, y que emitiría tres informes por semana.
Los objetivos del Consejo eran los siguientes:
*Instalar una red de observaciones dentro del Partido de General Pueyrredon.
* Capacitar al personal encargado de recibir la información meteorológica.
* Implementar un sistema de avisos de mal tiempo y de servicios, según el grado de riesgo meteorológico y de vulnerabilidad de determinadas áreas, en coordinación con Defensa Civil.
* Producir información meteorológica propia, basada en los datos de las observaciones y del Servicio Meteorológico Nacional, cartas sinópticas e imágenes satelitales del SMN, informes, avisos y otras fuentes como NOAA (Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica), MRF (Medium Range Forecast), Ogimet, etc.
* Elaborar y procesar datos con el fin de confeccionar informes diarios destinados al municipio con un pronóstico extendido a una semana de plazo, en el que se mencionaran cuáles serían los episodios de mal tiempo a lo largo de dicho período.
* Brindar charlas informativas a la comunidad.
Oportunamente, el entonces intendente municipal, Gustavo Pulti, agradeció el aporte que harían en conjunto los cuatro especialistas en meteorología que habitualmente informan a los marplatenses, y destacó: “el Consejo producirá información todos los días del año para que, ante eventuales contingencias climáticas, Mar del Plata y Batán estén bien preparadas”. Pero resulta que no estuvieron. Ni aun cuando el jefe comunal hubiera dicho: “con la financiación del municipio está previsto agregar puntos de observación en distintos lugares del partido, que no sólo permitirán hacer mejores mediciones de lluvias y vientos sino también, observando lo que ocurra, establecer con mayor precisión lo que pueda suceder en el futuro (…) se prevé adquirir algunos elementos y tecnología que sirvan al mejor funcionamiento del Consejo”.
La cuestión era cómo, qué iban a hacer unos señores en la Torre Tanque para tener más información que la que entregaba el Servicio Meteorológico Nacional, sin contar con un elemento tecnológico que fuera más allá de una computadora que sirviera para leer páginas ajenas. Lo primero que hizo el exintendente fue descartar la eventual incorporación de un radar, y sostuvo: “lo que está previsto es trabajar con el Servicio Meteorológico Nacional, ya que no ganaríamos nada si hacemos una inversión de 3 o 4 millones de dólares para tenerlo nosotros solos. Como el comportamiento del tiempo no respeta límites jurisdiccionales, hay que funcionar integralmente; los sistemas, que se forman de una determinada manera, tienen desplazamientos que deben ser captados por una red de tecnología que está contemplada por el SMN para el mediano plazo”. Es decir que planeaba solamente leer informes de otro.
Pedro Mazza había sostenido: “En Mar del Plata, los lugares que mayor incidencia presentan en cuanto a fenómenos meteorológicos son el oeste, el sudoeste y el sur; la idea es, en distintos puntos estratégicos, poder contar con una suerte de alerta temprana que nos permita arribar a una conclusión acerca de lo que se puede esperar desde el punto de vista climático“.
Aun así, parece que la prevención nunca llegó. No hubo forma de que los especialistas les dijeran a los habitantes de Mar del Plata que el agua que iba a caer fuera mucha: se siguieron sacando personas en bote de los barrios, y siguió habiendo cientos de evacuados que dejaban sin habla a quienes creían que el clima estaba bajo control porque teníamos los adivinos necesarios para verlo venir.
Los señores del cielo
Parece que el grupo de gurús meteorológicos de la Torre Tanque finalmente terminan su mandato. La concejal Cristina Coria, de la Unión Cívica Radical, se refirió al tema en la 99.9, anticipando que no tendrían mucho tiempo más en la función que les habían dado: “Bastante han durado estos contratos, que eran de una locación de obra, un trabajo que debería haberse concretado y presentado. Lo único que vimos estos años fue una especie de corte y pegue donde los expertos replican lo que dice el Servicio Meteorológico”, opinó.
A partir del 10 de diciembre, tras la asunción del intendente Carlos Arroyo, este pasó a ser uno de los temas importantes a tratar, por el gasto que demandaba. Llegaron los decretos para convalidar el contrato, y la UCR no los acompañó.
Incluso la presidenta del bloque radical en el Concejo Deliberante, indicó que según la información que ha ido recogiendo al abordar el tema desde su misma propuesta, algunos de los contratados ni siquiera tenían una carrera sobre la materia, mucho menos una especialización:“En el conocimiento de este tema, uno va recogiendo información. Alguien del municipio me comentaba que cuando se debieron hacer los contratos, leyendo los currículums, había en la mayoría de ellos cursos realizados y ningún título oficial que validara el carácter de meteorólogo. Incluso se habían intercambiado opiniones con la esposa del intendente”, advirtió Coria.
Lo cierto es que el plan de meteorología que incluía un personal capacitado y una inversión en tecnología que permitiera que la ciudad pudiera adelantarse a los fenómenos climáticos para evitar que tomaran de sorpresa a habitantes y turistas, con el fin de prevenir no sólo molestias sino tragedias, nunca se cumplió. Nunca se hizo la inversión, ni se agilizó el sistema de información propia, que hubiera sido una buena idea. El gasto sólo sirvió parta que los supuestos expertos, que andaban flojos de papeles, se limitaran a copiar y pegar los informes del Servicio Meteorológico Nacional, como bien podría haber hecho cualquier empleado de planta a quien se le adjudicara esa función.
O bien un adivino. O un práctico, como los antiguos trabajadores de la temporada marplatense que usaban sus mancias para prever qué sería lo que haría el mar en las próximas horas. La misma precisión que un grupo se señores que pispean lo que indica la página oficial, para replicarla en la ciudad.
Pero parece que se acabó el presupuesto, se terminó el alto costo que la gestión anterior había adjudicado para esta modesta tarea de copiar y pegar.
Se vació la Torre y cada uno a su casa. Pero eso sí, Dios nos salve de los rayos.