Fin de la cuestión

Centro Cultural Estación Terminal Sur | La justicia respaldó la decisión del juez de primera instancia, y obligará a Aldrey Iglesias a nombrar como corresponde al Paseo. La Cámara en lo Contencioso Administrativo no admitió un testimonio del exintendente Pulti, que pretendía respaldar el nombre de fantasía. El edificio se llama como se llama, y es oficial.

La Cámara de Apelación, integrada por los jueces Daniel Mora y Elio Riccitelli, rechazó el pedido de Aldrey Iglesias, que insistió hasta donde pudo con su decisión de seguir usando la denominación de Paseo Aldrey en un edificio que sigue siendo público, aunque él haya ganado la licitación para su remozado.

Como el señor dispone de un equipo de abogados bien nutrido y todo el tiempo del mundo para discutir, no se iba a conformar con la decisión del Juzgado de Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo N° 1, que había rechazado la medida cautelar requerida por Emprendimientos Terminal S.A. Por eso insistió ante la Cámara, buscando declarar la nulidad de las Resoluciones Conjuntas de los Secretarios, en las que consta: “(…) uso indebido y difusión del nombre dado a la Unidad Fiscal ‘Centro Cultural Estación Terminal Sur’ como ‘Paseo Aldrey Cultural y Comercial’ (…)”, y del decreto del Intendente municipal que ordenó retirar los soportes publicitarios, cartelería y elementos de señalización con la denominación “Paseo Aldrey Cultural y Comercial”.

Esta vez, el empresario argumentó que el edificio en cuestión presentaría un sector cultural y otro destinado a la actividad comercial y recreativa, y que la denominación Centro Cultural Estación Terminal Sur referiría únicamente al primero, al sector que se considera patrimonio histórico. Y que por eso, no estaría prohibida la utilización de otro nombre de fantasía para el segundo sector netamente comercial, en este caso Paseo Aldrey. Pero los jueces confirmaron que en el pliego de bases y condiciones no se verificaría aquella divisibilidad que invoca empresario, y que el nombre es uno sólo para todo el predio.

Además, los abogados de Aldrey presentaron una “declaración testimonial” formulada por el exintendente de General Pueyrredon Gustavo A. Pulti ante un escribano público en abril de este año, y explicaron que lo allí manifestado avalaría su punto de vista: “(…) interpretación histórica (…) que procura otorgarle pleno efecto a la voluntad del legislador (…)”. Ni lo abrieron, y dedicaron unas escasas palabras a sacar del medio un papel de escaso valor como pieza procedimental.

Suma papeles

Como si esto fuera poco, los jueces tampoco le aceptaron tomar en cuenta los supuestos registros administrativos, en los cuales – a su criterio- la comuna habría dado “consentimiento expreso al uso de la denominación Paseo Aldrey Cultural y Comercial como nombre de fantasía para la explotación del complejo comercial emplazado en el inmueble objeto de concesión”. En este corpus se incluirían las habilitaciones comerciales que la autoridad comunal competente habría otorgado a las firmas Juleriaque S.A. y Arcos Dorados Argentina S.A. para la explotación de sus establecimientos comerciales dentro del área comercial del shopping. En varias de las cláusulas de los contratos de locación que las mencionadas sociedades habrían presentado ante la municipalidad, se consigna la denominación Paseo Aldrey para identificar al inmueble. También mencionan que Emprendimientos Terminal S.A. habría formalizado su inscripción en el Registro de Sujetos de Publicidad para colocar tres pantallas de led con la denominación Paseo Aldrey Cultural y Comercial. Y que nadie les dijo que no.

La respuesta del tribunal es unívoca. Respecto de los contratos, afirma que cuando la comuna habilita, examina seguridad y salubridad, no le corresponde evaluar la certeza del nombre. Lo mismo sucedería al momento de la registración de los elementos publicitarios: se verifican las pantallas de led sin precisar el contenido del mensaje publicitario que a través de ellas se proyectará. Por lo tanto, la apelación se desestima.

Luego de este resultado, el secretario de Gobierno de General Pueyrredón, Alejandro Vicente, explicó en la 99.9: “se le da la viabilidad al municipio para exigirle al concesionario de la Vieja Terminal que utilice la debida denominación. De ese modo se reivindica la referencia histórica y el valor patrimonial de la Unidad Fiscal como así lo indican las ordenanzas. Lo que busca el Ejecutivo Municipal es que tenga una debida denominación”. También reconoce que la respuesta que tendrá la empresa que explota ese lugar todavía no es certera: “esperamos que ahora la sociedad explotadora de la Unidad Fiscal tenga a bien el cumplimiento de esta decisión judicial, porque es la manera de relacionarse con la comuna. Cuando esté el fallo en nuestras manos, se harán las notificaciones pertinentes”, destacó

Pero sí está en conocimiento de que hay una nota de respaldo del exintendente municipal habilitando el accionar del Centro Cultural Estación Terminal Sur, que iba en contra de lo que las ordenanzas mandaban: “manifestaba que no tenía inconveniente en que ese lugar se denomine Paseo Aldrey, cuando las normas disponían otra cosa. Esto fue agregado por la firma concesionaria al expediente judicial, pero no fue atendido por la justicia”.

Ultimátum

Más allá de los elementos formales de la causa, y de las voces de funcionarios ante la prensa, se supo que el jueves de la semana pasada hubo una tensa reunión en las oficinas del paseo. Se dice que allí, quien tomó la voz cantante fue el comerciante Alejandro Rossi, parte interesada en el gigantesco negocio que ocupa la manzana de la exterminal. Tanto él como los demás socios trataron de que el empresario encaprichado con ver su nombre en carteles luminosos entendiera que este era el fin de la historia, y que todos debían allanarse a los hechos, porque nadie quiere otro espectáculo público como el que aconteció con el retiro de los carteles. Además, trataban de que entendiera que el problema real de este momento, el que les quita el sueño, es el pésimo nivel de ventas que están registrando los comerciantes inversores. La relación con los locatarios es muy tensa, y todos coinciden en que el problema que debe llevarse toda la energía es la reactivación comercial de semejante elefante blanco, más allá de cómo se llame.

Pero el señor, sabemos, no es muy dado a entender razones. Para él, todo eso representa un problema ajeno porque ni siquiera vislumbra que otro nubarrón se cierne sobre su ego desbordado. Así como en Córdoba, hace ya varios años se vendió el predio del Patio Olmos, la municipalidad puede seguir el ejemplo, y de hecho está evaluando la posibilidad de sacar a la venta el predio completo de la vieja terminal, lo que por supuesto incluiría el lujoso shopping construido en el predio.

Los comentarios indican que el actual secretario de Hacienda, Hernán Mourelle, ya se lo podría haber planteado a Jerónimo Mariani, y que se habla de este u otros posibles compradores. El valor de venta oscilaría entre 98 y 130 millones de dólares. La comuna podría utilizar el dinero para la obra pública, lo cual no le vendría nada mal. Pero además, Aldrey Iglesias terminaría de entender así que el predio no le pertenece, ni le perteneció nunca. Él representa únicamente a la firma explotadora. Y momentánea.