El «Vacunatorio VIP» que funcionó en pandemia. El pedido de indagatoria al ex ministro de Salud de la Nación, González García, y la aparición de nombres conocidos en el espinel vernáculo.
Los fiscales Eduardo Taiano y Sergio Leonardo Rodríguez —titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°3, y Fiscal Nacional de Investigaciones Administrativas, respectivamente— colocaron a Ginés González García, junto a Alberto Alejandro Maceira —Director del Hospital Posadas—, Marcelo Ariel Guille —secretario del ex ministro—, María Angélica Borda y Alejandro Salvador Costa —funcionarios de Salud—, en la incómoda situación de tener que explicar en sede tribunalicia lo sucedido con las vacunas en aquella famosa saga conocida como el «Vacunatorio VIP».
Por entonces, todavía resonaban las palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, quien luego de decir públicamente que sería «el último en vacunarse», organizaba una acción de comunicación poniendo el brazo para recibir la vacuna rusa Spuntnik V, que había llegado recientemente al país, en el primer cargamento recibido con honores por funcionarios nacionales en el aeropuerto internacional de Ezeiza. Como aquel hecho de doble discurso presidencial también se recuerda el emblemático festejo de cumpleaños de la Primera Dama, Fabiola Yañez, en Olivos, en plena vigencia de la cuarentena y con asistencia del Presidente.
Volviendo a los hechos referidos al Expediente 714/2021 «González García, Ginés y otros s/abuso de autoridad»,en los comienzos del 2021 saltaba a la opinión pública el caso resonante donde, desde el Ministerio de Salud de la Nación, se favorecía a personas de manera irregular para recibir una dosis de vacuna contra la Covid-19, en lo que también podría denominarse «el sub lote del Posadas».
En total, se trataba de una lista de 23 de personas que fueron beneficiadas con la aplicación de la Sputnik V cuando recién se empezaba a inocular a personal de salud o estratégico, según la planificación emanada desde el mismo Ministerio de Salud y jerarquizada por el Gobierno Nacional en el plan nacional de vacunación contra el coronavirus.
A fojas 36 del pedido de indagatoria elevado por los fiscales se puede observar la mención de los favorecidos con aquellas vacunas que salieron del Posadas y fueron manejadas discrecionalmente por el Ministerio bajo órdenes de Ginés González García.
Entre los nombrados por personal del hospital, y que luego Taiano y Rodríguez enfocarían como «el primer hecho» de investigación sobre González García, están el ex presidente Eduardo Duhalde y su familia, el periodista Vertbisky —por Horacio, del que sólo se nombra el apellido, pero fue quien hizo conocido el «Vacunatorio VIP» a partir de su testimonio periodístico— el empresario Florencio Aldrey Iglesias y otros integrantes de su familia, como así también algunos referentes políticos de la talla del actual ministro de Defensa de la Nación, Jorge Taiana, el diputado Eduardo Valdez y hasta personas relacionadas con allegados al propio Ministerio de Salud de la Nación.
Al ex ministro le costó la renuncia al cargo. Y ahora, deberá enfrentar el requerimiento a indagatoria elevado por los fiscales, quienes le indilgan, en ese primer hecho que se investiga, haber «dado la orden» para que se vacune gente que no debían hacerlo por no estar comprendidas en la jerarquización estratégica diseñada hasta el momento, en el orden prioritario de la aplicación de las vacunas. Ese primer hecho es el que se describe anteriormente, y por el cual al ex ministro González García le requieren por sospechas de comisión de los delitos de abuso de autoridad y peculado (artículos 248 y 261del CPN).
Taiano y Rodríguez resaltan que si bien no hubo una campaña nacional y las provincias y CABA eran las encargadas de definir sus propias estrategias de vacunación en el marco del Plan Nacional, «las dosis asignadas al Hospital Posadas no se encontraban destinadas a inocular a otras personas que no integrasen —de manera real y bajo acreditación expresa— otra categoría que no fuera “Personal de Saludy/o Estratégico”» (sic).
El origen
Todo arrancó con las denuncias que fueron ingresando a la Cámara Federal de Apelaciones por parte del fiscal Guillermo Marijuan y un grupo de legisladores, entre los que se encuentran Mariana Zuvic, Maximiliano Ferraro, Juan Manuel López, Paula Oliveto Lago, Marcela Campagnoli, entre otros, como así también la Fundación por la Paz y el Cambio Climático, Juan José Gómez Centurión y Ernesto Martín Nahijhian.
En ese entonces, denunciaban que González García había dispuesto que personal del Hospital Nacional Posadas vaya al Ministerio para inmunizar a un grupo de personas que no cumplían con los criterios de prioridad epidemiológicos o estaban por fuera del esquema establecido por la misma cartera. Como suele suceder en estos casos donde las sospechas están de manifiesto, el personal deslindó responsabilidades aportando detalles de lo que les habían enviado a hacer.
Para más datos, nutridos de las documentaciones de trazabilidad de las vacunas y las órdenes de recepción de las mismas en el Posadas, los denunciantes ya decían que las dosis usadas pertenecerían a aquellas remesas iniciales de Sputnik V y habrían sido apartadas del sistema de distribución, no llegando a donde el plan nacional del gobierno había dispuesto.
Más tarde, la investigación de Taiano y Rodríguez se amplió para determinar si, además, se habían tomado vacunas que estaban asignadas al Ministerio o Posadas, y si con ellas se inoculaba por razones subjetivas y de vinculaciones particulares a personas allegadas al poder de turno.
Por la verdad
En uno de los tramos de la presentación efectuada para llevar a indagatoria a González García los fiscales explican que «entre los sujetos mencionados en el listado y que fueron vacunados de manera irregular, se verificaron dos situaciones: a) nueve fueron registrados como “Personal Estratégico” a pesar de que esa categoría no les correspondía y b) el restante fue registrado como “mayor o igual a 60 años”, segmento que, si bien formaba parte del esquema de priorización, no estaba habilitado para recibir dosis del nosocomio».
Con todo a la vista, tanto el ex ministro como sus colaboradores en el desarrollo del «Vacunatorio VIP» deberán explicar con lujos y detalles, para convencer al juez, cuáles fueron las motivaciones que los llevaron a tomar esta determinación, en un momento donde el dolor generalizado de la sociedad argentina crecía, mientras esperaban con muchas ilusiones la llegada de las vacunas, que avizoraran una luz al final de aquel túnel sombrío y oscuro por el que atravesaba toda la humanidad, la Covid-19.
Episodios como los descriptos no hicieron más que exacerbar la paz social, profundizar la distancia o grieta entre la gente de a pie y la dirigencia política en el poder, evidenciando que la discrecionalidad estuvo a flor de piel cuando fue necesaria, sin importar que aquellas vacunas que iban a brazos equivocados no estaban yendo al de un médico o al de un enfermero, quienes estaban en el frente de batalla desigual, tuteándose con la enfermedad y, en muchas ocasiones, hasta transitándola hasta dar la vida.
La Justicia deberá tener el coraje y la decisión, ahora, de poner las cosas en su lugar. Llamar a cada quien por su nombre, determinar responsabilidades y, si las hubiera, instrumentar los mecanismos para remediar el daño que se hubiera causado en el mal ejercicio del poder y en el aprovechamiento del mismo en beneficio propio.