Intocables

Oscar Rígano, Jonestur, Andorra, la «causa de los cuadernos K» y una estafa de enorme vuelo internacional en a la que, insólitamente, a los ladrones se les permite quedar libres, a condición de que compartan un pedazo del botín.

«Como siempre hicimos en 45 años» dice Oscar Rígano en un petulante email —enviado el 7 de diciembre de 2016— a uno de los damnificados por sus operaciones fraudulentas. ¿A qué se refiere? A sacar dinero —que no es suyo— del país a espaldas del Fisco, hacerlo pasar por diferentes paraísos fiscales utilizando empresas y grupos falsos y, finalmente, depositarlo en el Banco Popular de Andorra para generar de esa forma intereses —en moneda extranjera— de los cuales se terminaron apropiando.

No lo dicen ni los damnificados, ni la justicia, sino los propios denunciados quienes, en su momento, confesaron sus crímenes frente a la justicia de Andorra, tal como se indica en una nueva denuncia presentada en sede judicial: «los aquí querellados han confesado plenamente en aquella Sede todos los delitos que se les reprochan y por los cuales iban directamente a una sentencia condenatoria de encarcelamiento efectivo de doce años promedio, ya que quedó probado que el entramado internacional de los holdings, por ellos prearmados […] mediante los cuales efectuaban transferencias de triangulación de fondos para que esas cifras dinerarias pasaran de ser provenientes de origen ilícito, como lo es la corrupción o la evasión tributaria o ambas, a ser “lavadas” para que tomaran la apariencia de activos lícitos».

Continúa: «Han confesado allá los aquí querellados ser autores de esa maniobra, ser responsables de esos holdings y, principalmente, que los montos de dinero transferidos por ellos desde esos holdings al Banco Popular de Andorra no eran propios sino de terceros inocentes damnificados por la maniobra, los que pensaban, como yo, que su dinero se encontraba en la caja de seguridad de los locales de JONESTUR S.A. en la Ciudad de Mar del Plata, fue de tal modo que la Justicia andorrana conoció, inclusive, el nombre de las personas físicas estafadas».

En la denuncia, el nombre más citado es del de Oscar Norberno Rígano, pero también aparecen denunciados por estas maniobras Alfredo Carlos Blasco, Rubén Orlando Seret, María Fernanda García Navarro, Francisco Fernando García Navarro, María Isabel Ramaglio, Juan Carlos García Navarro, Gabriela Raquel García, Santiago Cardoso, Juan Ignacio Cardoso, María Belén Cardoso, Soledad Irazoqui, Marina Irazoqui, Juan Cruz Campos Carlés y Carlos Alberto Fagioli.

«Justicia» andorrana

«Dejame los dólares, que te los cuido» era la frase de cabecera del líder de esta banda de estafadores, Oscar Rígano. Cientos de damnificados se fueron acercando a lo largo de los años a Jonestur S. A. para dejar allí sus ahorros, pensando que los mismos quedaban resguardados de manera física en la caja fuerte de la firma. En cambio, el dinero —cientos de millones de dólares— era enviado al exterior sin autorización ni conocimiento de sus legítimos dueños, para ser depositado en una cuenta que rendía intereses millonarios en moneda extranjera, beneficio del cual no hacían partícipes a los legítimos dueños de esos fondos.

Todo explotó hace unos años cuando la justicia andorrana inició una investigación por lavado de dinero. En ese momento, viendo muy complicada su situación procesal y sabiendo que podían terminar todos en la cárcel, esta banda de estafadores confesó toda la operatoria. Pero todo cambió a principios del año pasado cuando un cambio en la legislación andorrana habilitó la posibilidad de extinguir las acciones judiciales por este tipo de delitos mediante el pago de una multa, en este caso, cercana a los US$42 millones.

Dice la denuncia: «Por todo ello sostengo e insisto en que no es posible permitir a los querellados que, utilizando fondos dinerarios tan ligados a la comisión de delitos aberrantes, pongan fin a una causa penal contra ellos seguida mediante el pago de una multa dineraria, figura que no estaba permitida en la legislación andorrana para este tipo de delitos hasta enero de 2023 en que se sancionó una ley que así lo permitió, razón por la cual los aquí querellados modificaron su postura de ser autores confesos con lujo de detalles de los delitos que los investigaban, confesando además, con extrema precisión, que los titulares de los fondos eran los terceros mencionados […] para luego virar en junio de 2023 a mostrarse como titulares de los holdings antes utilizados en la maquinación dolosa montada por ellos para transferir esos fondos y, como tales, ofrecer el pago de la multa en ejercicio de las facultades que les otorga su titularidad de esos holdings».

Por si no quedó claro: Rígano y compañía estaban contra la espada y la pared, así que confesaron que el dinero que tenían depositado en Andorra y por el que cobraban cuantiosos intereses no era de ellos pero, ahora, ofrecen pagar una multa usando, precisamente, ese mismo dinero. Es como decirle al juez: mire, la plata no es mía, pero si quiere, la compartimos y acá, no pasó nada. Dice al respecto de este cambio legal en Andorra la denuncia: «logró confeccionar una ley jamás pensada y mediante ella torcer el rumbo de sus propios dichos para desaparecer de escena no solo la causa penal sino mas de cien millones de dólares que les devolverán por ser titulares del mismo holding que pagará los cuarenta y dos millones de dólares de multa, un verdadero escándalo de corrupción andorrana que tarde o temprano verá la luz, pues, como la propia prensa andorrana lo publica […] ya nadie en Andorra desconoce el alcance de esta maniobra delictiva».

«Justicia» argentina

Pero, siendo que Jonestur S. A. es una empresa argentina, y que la gran mayoría de los estafados son de esta ciudad, la justicia argentina, ¿no tiene nada que decir?

Bueno, para empezar, hay que recordar que el servicio de justicia está de feria. Y es precisamente eso lo que quieren aprovechar los encartados, y «cocinar» el pago de la multa antes de que acá los jueces vuelvan a sus oficinas y dicten algún oficio que se los impida. De ahí viene el desesperado pedido de los damnificados de que, atendiendo a lo urgente del asunto, se levante la feria judicial y se tomen medidas inmediatas.

Pero otra parte del entuerto, es que, al parecer, parte del dinero que se giró a Andorra venía por el lado de la denominada «ruta del dinero K» y del esquema de corrupción que se investiga en la llamada «causa de los cuadernos», lo que complica todo, ya que la decisión de la justicia argentina es investigar estos delitos en conjunto. Y que, mientras tanto, los ahorristas estafados por Rígano y compañía esperen sentados.

Patoteando

Habiendo centenares de damnificados, por elevadísimas cifras en dólares, resulta raro que la causa provoque tan poco ruido. La razón, es que Rígano y compañía andan patoteando a la gente que estafaron, diciéndoles que, al que se queje, no le van a devolver la plata.

Lo cuenta el abogado Pedro Bove, en una reciente entrevista brindada a la FM 99.9: «entonces todo el mundo sabe que siguen trabajando en cambio [de divisas], se sigue reuniendo Rígano y, ahora le sumó a todo esto una nueva actitud que está haciendo circular entre todos los damnificados, que los que reclamaron con abogado, que se presentaron ante la Justicia, no les va a devolver nada. Le va a devolver solamente a los que no denunciaron. Es decir, que la gente no se anima a terminar de denunciar porque les está haciendo saber que, el que denuncia, no cobra».

Parte de la impunidad con la que se maneja Rígano se debe a que, al ver, como el ladrón, a todos en su misma condición, él está convencido de que el origen de toda esa masa de dinero, que centenares de ahorristas individuales le fueron confiando a Jonestur S. A. a lo largo de cinco décadas, tiene en realidad origen espúreo.

Dice la denuncia: «La trama delictiva montada previamente por los aquí querellados me obliga a mí, aún siendo damnificado por el obrar doloso de ellos, a demostrar la licitud y origen genuino de mis fondos dinerarios esfumados, pues RIGANO continúa con su latiguillo que nadie se atreve a denunciarlos por cuanto el dinero es “groncho” usando su bajo lenguaje despectivo y propio de quien, finalmente, demostró quien era realmente».

Por eso se manejan como se manejan, tomando cafés en el centro a vista de todo el mundo, confesando los delitos por email, y manoteando sin ponerse colorados de la plata ajena para pagar multas propias: porque piensan que todos son como ellos, y que por eso nadie los va a tocar. Pero hay gente que no se resigna, y que sigue denunciando. Que están empecinados en demostrarles que, por mucho que se la crean, ellos no son intocables.