La soledad absoluta

Políticas para la discapacidad | El Estado ineficiente no llega a tiempo con el sostenimiento que debería otorgar. Los pagos demoran hasta 6 meses y hacen que las terapias de cuidado de los discapacitados corran peligro. Nadie puede trabajar así.

En los últimos días, el reclamo por los recortes para los profesionales que atienden la discapacidad generó que un grupo de prestadores decidiera reclamar frente a la Casa Rosada y pedir respuestas. Para tratar este tema, una de las referentes del Colectivo por la Discapacidad, Marcela Kriskovich, habló en la 99.9,  y explicó: «en pandemia se cortó la cadena de pagos, y ahora vuelve a pasar. Los retrasos en los pagos están siempre, hace 25 años que me dedico al área de discapacidad y siempre nos han pagado con 8 meses de atraso. Estaba acostumbrada a que la UTA me pague una vez al año y con eso estaba contenta. Luego me di cuenta que eso no es normal, no se puede cobrar 6 meses después lo que estás trabajando hoy. La pandemia nos ayudó a decir basta».

Al retraso de los pagos se suma la inflación, y genera un estado de cosas que les hace ver en peligro su fuente laboral, ya que no pueden sostener los consultorios, ni los vehículos en los que se traslada a la persona con discapacidad. Peligran las prestaciones básicas: «asumió Massa y se cortó la cadena de pagos. No sé si fue un error, pero ayer dijeron que no había recorte, y estamos en un ajuste. No hay otro nombre para ponerle», decía.

Remarcó Kriskovich además que no hay ninguna entidad al día con los pagos, y que eso complica todo el sistema. Todas las obras sociales sindicales, prepagas y las obras sociales del Estado están demorando los pagos: «acá todo funciona mal. El sistema es corrupto y cruel, no hay una que se salve», agregó.

Pero esta situación es extrema por una combinación de factores, y varios de ellos tienen que ver con la burocracia enquistada en la estructura organizativa de la administración nacional, y esa posición del funcionario que actúa como fuera natural que todas las personas esperen meses para todo: «no ven y no escuchan», dice, «ayer a la gente de Casa Rosada le molestaban los carteles que decían ‘no al ajuste’, y cuando entré me dijeron que el ajuste fue con Macri. Pero también salimos con Macri a decir no al ajuste».

Reclamos

En Mar del Plata, Lucía Fraternalli habló en una entrevista con la 99.9 para explicar cómo es el circuito de pagos absolutamente moroso y dilatado que ha generado que los prestadores de salud de autoconvoquen en adhesión al paro nacional. Explica que no es sólo porque los pagos de agosto en retribución por sus servicios no se hayan realizado a tiempo, sino que la situación en general empeora cada día. Narraba: «nosotros presentamos proyectos al principio del año para que aprueben los tratamientos. Una vez aprobado, presentamos entre el día 1 y el 10 facturas con muchas condiciones. Cuando esa factura es auditada, la envían a Superintendencia que llega en 20 días. Sus plazos son mayores a 60 días para enviar el dinero a las obras sociales. Y esas instituciones se demoran otros 60 días en pagarnos a nosotros. Es decir que trabajo hoy para cobrar en febrero, con una promesa de aumento que no es adecuada a la inflación».

En 2020 no tuvieron ningún aumento: «Ellos se jactan de que no hubo un ajuste, pero los aumentos no nos sirven, porque pagamos impuestos adelantados por facturas que no cobramos. Y cuando cobramos una factura es de un solo paciente, no de todos. Es decir que cobramos el sueldo con cuentagotas».

Agrega además que los tratamientos nos se pueden interrumpir, y que ningún kinesiólogo puede vivir cobrando su sueldo en cuotas a los 6 meses de haber trabajado. Afirma: «hay organismos de control, pero no están trabajando como corresponde. Por eso la obra social a veces se toma tiempo en pagarnos el dinero que se le ha transferido».

En General Pueyrredón, la concejala Liliana Gonzalorena presentó un proyecto de comunicación que fue apoyado por el bloque oficialista. A propósito de esto comentó los detalles en la 99.9: «Vengo trabajando desde la campaña con todo el sector de discapacidad; es un compromiso que tengo y esto es un tema más para visibilizar».

Lo que reclama la edil local es la aplicación de una política definida para las personas con esta condición: «estamos hablando de un 13% de la población, donde lo que falla son las políticas públicas. Ni siquiera estamos cerca de que sean dignas. En su momento hubo un proyecto de comunicación porque no estamos la altura de la Convención Internacional para personas con discapacidad que establece un modelo social. Lo que se planteó en discapacidad fueron preguntas difusas en base a un modelo médico, pero no vinculado con el nuevo paradigma de la discapacidad. Eso está reflejando algo».

La funcionaria expresa que es necesario que más autoridades reaccionen con lo urgente del caso, porque hace falta una verdadera integración. Les dicen que no es ajuste lo que está pasando, pero en la práctica sí que lo es porque: «si no les pagamos a los prestadores ni les actualizamos los montos, dejará de haber prestación. Además, disminuirá la cantidad de personas que pueden dar un servicio lo cual afecta a las personas con discapacidad y a sus familias. Hay un atraso en sus rehabilitaciones: he visto en algunos casos en la búsqueda de la integración y la autonomía, logran adquirir méritos importantes en sus vidas profesionales o artísticas. Deberíamos tener una conciencia mucho mayor en relación a este tema».

Un caso paradigmático

La falta de empatía y solidaridad en el área de discapacidad es una realidad,  pero hay situaciones testigo que llevan a que el tema tome una dimensión distinta.En la 99.9, Rafael Ceravolo, contó el caso de su hija Oriana que padece una enfermedad rara y no recibe respuesta desde su obra social: «mi hija tiene Tay-Sachs, que es una enfermedad neurodegenerativa que es terminal, a pesar de que en el mundo existe una cura. La misma es en Estados Unidos y sale una fortuna. Mi hija tiene 100% de discapacidad, no se mueve, está perdiendo la vista, utiliza un respirador automático, tiene traqueotomía y botón gástrico».

La obra social que no le brinda respuesta para salir del nosocomio y volver a una internación domiciliaria es la de Encargados de Edificio (OSPERYH): «no nos quieren devolver lo que teníamos antes, la internación domiciliaria que incluye la maquinaria que ella necesitaba, más la medicación, los insumos, un médico que venía una vez por semana, el kinesiólogo que viene todos los días y cuatro enfermeras que vienen todos los días. Quieren que nosotros busquemos una empresa o hagamos algo para volver a tener eso. Cuando encontramos a alguien, la rechazan».

Pero no es la primera vez que esta familia sufre este destrato por parte de quienes deberían asegurarle un apoyo en las condiciones en la que se encuentra su hija. Cuentan que durante la pandemia los abandonaron por un año, los dejaron solos sin medicación, sin insumos, sin nada. Sobrevivieron por donaciones y lo que él podía comprar: «Terminamos agotadísimos, porque la única forma de cuidarla era repartirnos las tareas. Cuando había donaciones, tenía que salir corriendo, buscar el permiso e irme hasta la loma de los tomates a buscar todo. Eso está mal, está pésimo».

No es la primera vez que a Oriana le toca estar internada, porque la enfermedad va progresando y en una ocasión ya permanecieron 7 meses y medio en el hospital. Se había contagiado de una infección intrahospitalaria.

Ahora, ante una situación de angustia que están atravesando, saben que no están solos porque hay más familias que atraviesan situaciones similares, lamentablemente. La cura sale un millón y medio de dólares, y en Argentina la incidencia de esta enfermedad rara es una de las más altas del mundo. Agrega: «Hay 30 chicos con esta enfermedad que es muy cruel, encima andar tolerando todo esto…no es correcto», finalizó el padre, que debería tener para sí todas las ventajas del sistema de convivencia organizada, todas. Nadie las merece más. Seguramente, en algún sitio de la Obra Social hay un funcionario con escritorio de roble y despacho alfombrado que toma decisiones con el café en la mano y dice….mejor no.