Las cuentas no dan

Delitos de acción pública | Una denuncia reciente indica que el matrimonio Pulti tiene créditos inexplicables. Es imposible justificar cómo sostienen tantas cuotas crediticias al día, más allá de los enormes montos que ya pagaron. ¿De qué trabajan?

La agrupación vecinal Mar del Plata de Pie realizó una denuncia ante la justicia local para que se investiguen las cuentas de Lucila Branderiz, esposa de Gustavo Pulti y actualmente pre candidata a concejal por Acción Marplatense. Uno de los integrantes de aquella entidad denunciante, Inti Alonso, expuso que los Pulti han accedido a más de tres millones en créditos de distintos bancos, y no se han demorado en pagarlos. ¿Cómo lo logran?

Considerando que ya hace más de 500 días que el primero de Acción Marplatense ha dejado de percibir el salario de mandatario del Ejecutivo local, y la señora solamente puede mostrar que es asesora de un concejal, parece extraña la forma en que hacen rendir el dinero. Encima, ningún medio periodístico de la ciudad parece haberse percatado de que este estándar de vida no tiene explicación, sobre todo teniendo en cuenta los requerimientos legales que tienen los créditos bancarios, y los avales concretos que hacen falta para obtenerlos.

Por esa razón, y ante la sospecha de que se estuviera cometiendo un delito de acción pública, los vecinos se presentan ante la Fiscalía General con el fin de saber si se está cometiendo un delito, como el lavado de dinero o quizá algo aún más interesante. Dice el denunciante: “estamos trabajando hace dos años sobre estos temas. Anteriormente le habíamos hecho presentar la declaración jurada al intendente y a su hijo Guillermo”.  Seguidamente agregaba: “lo que llegó a nuestro conocimiento es que Lucila Branderiz tiene créditos sacados por 2,5 millones de pesos. El tema es cómo hace esta persona con un cargo de asesora de concejal para pagar todos estos créditos. Los costos de las cuotas que tiene que pagar son más altos que el dinero que percibe. Por eso decidimos denunciarlo, no lo podíamos dejar pasar”.

Inti Alonso, el titular de la agrupación, explicó que no tienen fin político en su actividad, y que sólo lo motiva que se haga justicia, ya que sospecha que podría haber evasión impositiva. Ellos buscan la transparencia: “somos una agrupación vecinal en serio, no una que usa ese nombre y dentro tiene empresarios o gente de la política. Ayer hicimos la presentación en Fiscalía General, y hoy se pasaba a la fiscalía de Delitos Económicos; ellos dirán después si hay delito o no”.
Ante las probables excusas que se puedan esgrimir ante la falta de consistencia entre lo declarado y lo gastado, también explicó Alonso: “uno puede pensar que se lo paga Pulti, que es su marido, pero él también tiene sus créditos, y entre los dos estarían pagando créditos por 3,5 millones de pesos. Hay que decir, además, que los créditos están al día por lo que, si tienen otras actividades, deben declararlas”.
Lo expuesto se fundamenta en que, según la documentación presentada, que es concretamente el registro de deudores del Banco Central, Pulti tiene aún créditos por casi un millón de pesos, y Branderiz, por más de dos millones.

Adelantó Alonso que están trabajando en otros aspectos habituales de la política  que quieren investigar: “no podemos decir que todos lo hacen, pero la mayoría de los asesores o secretarios del Concejo Deliberante tienen el problema de que los bloques los usan para recaudar dinero. Algunos casos se pagan 30.000 pesos, y al empleado le dan sólo 10.000. Lo tenemos documentado, pero no podemos perjudicar a las personas que nos lo han confesado”.

La casita

Ya en 2015, este semanario hablaba de los montos que había invertido el intendente municipal para hacerse de una nueva casita, y de los problemas que habría para hacer corresponder tales montos con el sueldo de humilde servidor público.
El primer mensaje lo enviaba el fiscal Marcelo Blanco a Fabián Fernández Garello, y en él decía textualmente: “Pulti compró una casa frente a la mía en 450.000 dólares y no vendió el depto que tiene en Alvear y Gascón (…) ¿qué tal? ¡Está rozando el enriquecimiento ilícito!!! Alveolite alquila un depto en el Dumbledor de Santiago y Alberti, con amenities, etc, en 15.000 pesos más expensas!!! Les rinde bien el sueldo”.

Hoy los montos no suenan escandalosos como lo eran hace dos años. El mensaje alude a la adquisición por parte del intendente y de su pareja Lucila Branderiz de una casa en la calle Viamonte 3170, que comparten en un 50 y 50% indiviso. Según él mismo declara, este sería en la actualidad el único bien inmueble de su patrimonio. Aparentemente, le fue vendido el 25 de enero de 2013 por Eduardo Loustaunau y María Silvia Giangiobbe, en $1.674 000. La escribana María Lidia Ruggeri fue quien escrituró, e hizo constar que el pago de la casa se hizo a través de un crédito del Banco Credicoop Cooperativo Limitado, y mediante la entrega de un inmueble de Alvear 2453, el departamento tan mentado. Es decir, daba cuenta de que la operación se había realizado en pesos, y no en dólares, como decía el mensaje de texto. Y de que se había pagado con el departamento de Alvear más el crédito, en un porcentaje aproximado de mitad y mitad.
Lo cierto es que el departamento de calle Alvear no figuraba a nombre del intendente, aunque él mantuvo su posesión desde el año 95. Se justificó diciendo que, en virtud de las enormes deudas que debió contraer para enfrentar su campaña electoral, puso su departamento a nombre de Jonestur Crediticia, primero, y de la familia Santanna, después. Es decir que quienes figuran transfiriendo la propiedad en favor de los vendedores de calle Viamonte son Germán y Gabriela Santanna.
Para empezar, hay aquí una escritura falsa, ya que en ella se hace constar que los Santanna pagaron en la escribanía un determinado dinero que en realidad ellos no pagaron: ese dinero había formado parte de un arreglo previo entre Santanna padre y Pulti. Pero más allá de todas estas confusiones, el fiscal dio por hecho que el inmueble dejó de pertenecer a Pulti de una u otra manera recién el 25 de enero de 2015, y que fue entregado en parte de pago a Eduardo Loustaunau y su mujer, María Silvia Giangiobbe, que a esta altura estaban divorciados.
Lo que los vendedores dicen es que las negociaciones por la compra comenzaron en junio de 2012, y que terminaron escriturando en enero de 2013. Pero ¿por qué se demoró tanto? Loustaunau dijo que la venta dependía de que se concretara un crédito bancario que debían otorgarle a los compradores, que inicialmente sería del Banco de la Nación Argentina, “pero finalmente vino un tasador del Credicoop”, citó.

Más allá de su situación institucional de privilegio para la obtención del crédito, los compradores presentaron el recibo de sueldo de intendente, que en junio de 2012 cobraba $15.000, y el de su mujer, Lucila Branderiz, de $ 20.000 (nadie sabe por qué ella cobraría más que él, pero bueno). Con una cotización del dólar a $4,50, ellos obtuvieron con esos recibos un crédito por 188.000 dólares pagaderos en 120 cuotas. Independientemente de que haya una hipoteca sobre el bien, a nadie se lo hubieran concedido.
La propia Giangiobbe refirió que había rechazado ofertas porque no alcanzaban el monto que ella pedía: la operación rondaba los 450.000 dólares, y con ese dinero ella se iba a comprar una casa, y el ex marido, otra.

Lo que falta aclarar es que, según se dice, Pulti y Lucila Branderiz nunca vivieron en esa casa tan costosa que supieron comprar. Hasta febrero de 2014 vivió allí Polo Branderiz, que se había separado. Y desde esa fecha vive allí la madre de Pulti, que padece una enfermedad que requiere tres cuidadoras al día. Tres acompañantes terapéuticas privadas implicarían un costo de unos $24.000, pagadas por el intendente para habitar la costosa casa de calle Viamonte. ¿No era que en ese entones ganaba $15.000?

En aquel momento, la Justicia dispuso archivar las actuaciones, porque no encontraba pruebas de que se hubiera cometido un delito de evasión. Lo que sí, le recomendaron al intendente que actualizara su declaración patrimonial, porque se había olvidado.

Otro intento

Un año después, el fiscal Marcelo Blanco era el encargado de volver a la carga con la denuncia por enriquecimiento ilícito que había realizado unos meses antes, y que se archivó con extraña velocidad.
En la 99.9, explicó: “la fiscalía de Delitos Económicos había determinado el archivo de la causa y ahora pretendo que se desarchive la denuncia que hice contra Gustavo Pulti, el intendente que dejó devastada a Mar del Plata”. En cuanto a los detalles de la denuncia, recordó: “fui vecino de la casa que compra Pulti en Viamonte al 3.100. Vivía hace 4 años en ese lugar y conocía a la dueña que le vendió la casa. Me dijo que la había vendido en 450.000 dólares y la noté alegre por la situación. Me llamó la atención cuando me dijo que el comprador era Pulti”.
Los rumores sobre el precio pagado no eran los mismos que decía la propietaria: “me enteré después que esa casa se escrituró a 330.000 dólares, había una diferencia demasiado grande sabiendo que en general, se escritura a mucho menos para hacer evasiones en la AFIP y no pagar impuestos altos de sellado y demás”.

Pero ya entonces, la procedencia del crédito para pagar semejante cifra era una incógnita: “el crédito que sacó Pulti para compensar los 330.000 dólares, se lo otorgan en el Banco Creedicoop de Heller, diputado de Nuevo Encuentro, el partido de Sabatella. Se lo otorgaron en 2012 con un sueldo que entre Pulti y Branderiz no llegaba a 30.000 pesos por todo concepto. La Sra. Branderiz, no sé por qué motivo, ganaba más que Pulti. No calificaban”, advirtió.

El fiscal se comprometió en las averiguaciones, y  creyó que había material suficiente para sospechar de todas las maniobras anteriormente descriptas: “la pericia impositiva que le hicieron a Pulti-Branderiz dice que durante 2012-2013 estos sujetos no presentaron declaración jurada de impuestos, ni de bienes personales, ni impuesto a las ganancias y no se les formó causa penal para que investigue la posible comisión de un delito”.
En consecuencia, ya hace un año pedía que se desarchivara la causa, y se avanzara en las investigaciones que aclararan la cuestión. “No se les solicitó declarar a los responsables de Jonestur sobre por qué pusieron a su nombre el departamento de Pulti. Tampoco a la familia Santanna”, agregó.
La cuestión había sido arreglada en aquel momento por una abogada que se presentó en la fiscalía de delitos económicos con la documentación pertinente. Dicen que fue una hijastra de Pulti.

Pero ahora, una nueva voz cuestiona al matrimonio de patrimonio creciente. Un vecino que se pregunta cómo es que dos políticos pueden pagar cuotas bancarias que exceden ampliamente sus salarios. ¿Por qué ellos aceden a lo que ningún mortal accede? En definitiva, ¿de dónde sale la plata?