Llevar por delante


 

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El Tribunal de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo dio la razón a los vecinos de Parque Luro, que se oponían al emplazamiento de un barrio en la canchita de los bomberos. No se había realizado la evaluación de prefactibilidad en lo ambiental, como marca la ley. Fin de la cosa.

A pesar de que no es su costumbre, el Tribunal de Apelaciones dio la razón a la gente y no al Estado. Se trata del amparo que los vecinos habían presentado para evitar el emplazamiento caprichoso de viviendas del plan Procrear en el predio denominado por tradición como la canchita de los bomberos, en el barrio de Parque Luro de la ciudad de Mar del Plata. Después de una larga pelea en que el municipio se había empeñado en su posición, primó la fuerza del derecho, y a pesar de algunos arranques de soberbia, deberá dar marcha atrás porque los vecinos tienen razón. Como dice el juez Riccitelli con su sentencia, “en buen romance, se llevaron todo por delante”.
Precisamente este juez es quien toma una posición crítica respecto de la administración municipal. Lejos de la postura críptica y técnica que había asumido el juez Mora, que lo predecía en el fallo por simple sorteo, Riccitelli se demora en explicarles a los funcionarios municipales que no pueden hacer exactamente lo que les plazca, ya que ellos conocen perfectamente, no solamente el marco legal que deben respetar, sino además las razones por las que deben hacerlo.
La cuestión se refiere precisamente a dos puntos: la necesidad de realizar los estudios de prefactibilidad en cuanto al impacto ambiental, que son previos a la determinación del espacio en el cual la construcción del barrio se realizará, y la obligación por derecho constitucional de informar y dar participación a la comunidad en decisiones que así lo requieran.
En cuanto a la primera cuestión, la comuna se empeñó en reemplazar los estudios que no había realizado con un documento que la propia municipalidad elaboró a las apuradas. En cuanto a la participación de la comunidad, le resultaba “no vinculante”.
Hoy, el abogado que representa a los vecinos puede presentarse ante la prensa a dar las buenas nuevas, y en entrevista en la 99.9 afirmaba: “Se terminó el juicio. Los vecinos han salvado la canchita de los bomberos. Esa es la sentencia definitiva, porque no creo que el municipio lleve el juicio a la Corte de la Provincia de Buenos Aires… Hizo lugar a la demanda que hicieron los vecinos en su momento, admitiendo que el municipio había omitido la revisación de la evaluación de impacto ambiental, algo que es una obligación legalmente prevista. Ordenó que se suspendiera el proyecto hasta que se complete el proceso”.
De aquí se deduce que, si en algún momento se retoma la idea de construir casas allí, se deberán cumplir los pasos previos que ordena la ley y que dificultan la elección de ese predio: “para ello, deberá haber prefactibilidad, es decir, la selección del predio, con audiencia pública y acceso a la información. Hicieron lugar a lo que pedían los vecinos: la discusión con esta sentencia empieza a cerrarse, el predio quedará protegido”.
El fallo del tribunal es ejemplificador y sentará precedente para este tipo de cuestiones: “Los términos que tiene son muy interesantes y aplican una resolución que prevé el procedimiento de prefactibilidad que muchos han olvidado. La sentencia es aleccionadora. Para los profesionales, será un antecedente importante”.

El lugar

Colegio de MartillerosCuando se habla de la mencionada canchita, es en referencia al terreno limitado por las calles Florisbelo Acosta, José Mármol, López de Gomara y Ricardo Gutiérrez, que ha tenido un uso histórico: el espacio verde en el cual los más antiguos habitantes de la ciudad recuerdan haber jugado alguna vez a la pelota. Un terreno apto para la absorción de las aguas de lluvia que últimamente la municipalidad planeaba convertir en una mole de cemento, a la vez que procuraba convencer a todo el mundo de que, como tendría jardines, no pasaría nada.
Los pasos previos que habilitarían una construcción en regla desde el punto de vista urbanístico brillaban  por su ausencia: se comenzó a trabajar sin informe de prefactibilidad ambiental y, por supuesto, sin el informe definitivo de tal impacto.
Oportunamente, el arquitecto Roberto Cova estudió el origen del Barrio Parque Luro, y detalló que estuvo circunscripto al sector comprendido entre las calles Patagones a Pasteur y desde Florisbelo Acosta a Strobel. Este predio perteneció a María Luro de Elissathe Chevalier, hija de Don Pedro Luro. Luego fue Vicente Ferrari quien se ocupó de la forestación de las dieciséis hectáreas anteriormente delimitadas; algunos de los añosos árboles que aún quedan fueron plantados por él, quien también plantó los frutales y la quinta que abastecía al Solarium, el Instituto Unzué, y varios hoteles.
Era este parque un lugar de atractivo turístico. Pero en lo relativo al deporte, consta que el 25 de mayo de 1941 se fundó en el barrio el Club Argentinos del Norte, dedicado principalmente al fútbol. Casi simultáneamente, pero en el otro sector del barrio, comprendido entre las calles Río Negro a Constitución y de Patagones a Tejedor, surgió otro club llamado Villa del Parque. Era la actividad de la zona: salud y recreación.
Por todo esto, el predio de la canchita de los bomberos evidentemente ha sido un espacio verde para toda la ciudad de Mar del Plata, donde se han desarrollado las prácticas de fútbol, yoga, actividades comunitarias, incluso lugar de paso de turistas que realizan actividades físicas en la zona, o que concurren a las playas del norte de la ciudad.
Pasaron los años, y en 1987 surgió el proyecto de generar allí un Centro de Convenciones. En la década del 90 se intentó la instalación de un parque de diversiones, que se desechó gracias a la oposición de los vecinos. Ellos siempre han querido que se consolide el uso de espacio verde, convencidos de que un cambio traería daños enormes para el ambiente urbano del lugar.
Luego se quiso crear un Centro Cultural de Convenciones, y un hotel 5 estrellas. En función de este proyecto es que se definieron los indicadores urbanísticos específicos, y la Dirección Nacional de Bienes del Estado decidió vender los terrenos mediante una licitación. El entonces concejal Pulti -actual intendente de la ciudad- dijo que prefería que ese macizo de tierras fiscales fuera primero transferido al municipio y que, a partir de allí y debate comunitario mediante, se decidiera el uso futuro de esos terrenos. El debate comunitario se lo salteó, porque en 2001, la canchita de los bomberos salió a la venta para viviendas por licitación pública.
Ya en 2009, el actual Gobernador de la Provincia de Buenos Aires firmó en con el Organismo Nacional de Administración de Bienes (ONABE) la transferencia del predio para la construcción del Museo de Arte Contemporáneo. Durante todo el año 2010 el intendente Pulti sostuvo que en el lugar se instalarían oficinas municipales. Se desalojó a familias que ocupaban el predio, y se difundió información sobre este proyecto de uso del lugar, para oficinas y espacio verde.
Ya en junio de 2012 apareció el proyecto del Plan de Viviendas. La sociedad se resistía porque se perdería el uso histórico del predio, por lo que se instaló en el lugar una mesa para informar sobre el destino que se había decidido para el terreno. Cualquiera que conociera la zona habría tenido en cuenta el enorme agravio que comportaría ese proyecto para el ambiente urbano del lugar: el colapso en materia de servicios que provocaría este proyecto. La comuna estaba haciendo lugar a la construcción de un plan con fondos de la nación, sin solicitar previamente los estudios imprescindibles del impacto ambiental para la zona: allí entran en  juego, por ejemplo, los desagües, el escurrido de agua de lluvia, los servicios urbanos y demás

Lo no hecho

gallegosPara construir legalmente en la zona, el procedimiento previsto en el instructivo debería haber constado de dos etapas: prefactibilidad y factibilidad del proyecto en cuestión. Ninguna de las dos se había realizado. La prefactibilidad ambiental determina la negación o afirmación del emplazamiento, y sólo en caso de que su resultado sea afirmativo le sigue la etapa de factibilidad ambiental.
Toda esta información permite a la autoridad de aplicación contar con una herramienta certera para la identificación del tipo y la intensidad de los impactos naturales o urbanísticos, según las actividades que se proponen desarrollar.
Los vecinos se dieron cuenta de que no se tomaba ninguna precaución. Por eso la sociedad de fomento comenzó a pedir respuestas a la comuna, exigiendo que cumpliera con su deber de policía en lo ambiental. El pasado 8 de marzo de 2013 -ante el silencio total respecto al trámite de prefactibilidad y la falta de respuesta siquiera al requerimiento- los vecinos de Parque Luro concurrieron al despacho de Intendencia, con el fin de intimar a los integrantes del Ejecutivo comunal. La prefactibilidad, más allá de su requerimiento legal, permitiría saber si el emplazamiento del complejo de viviendas Procrear estaría o no ubicado en un lugar idóneo para alojar dicho emprendimiento.
Por esa razón, los vecinos habían pedido amparo a la justicia con el fin de exigirle a la municipalidad que cumpliera con la ley. En la presentación para el pedido de amparo se indica: “Los espacios verdes públicos constituyen uno de los principales articuladores de la vida social. Son lugares de encuentro, de integración y de intercambio; promueven la diversidad cultural y generacional de una sociedad; y generan valor simbólico, identidad y pertenencia. Los gobiernos locales tienden a desarrollar estrategias para incrementar su oferta, para optimizar su mantenimiento, para mejorar la calidad de su equipamiento así como para potenciar su acceso público”.
Ahora por fin, el tribunal los apoya y pone fin a esta seguidilla de ilegalidades que hizo que la comuna pudiera darse el gusto de decir que no consideraba vinculante la opinión de los vecinos. Pues ahora la tendrán que vincular, porque el juez ha sido claro y contundente: la prefactibilidad no se hizo y los vecinos no participaron. Ha llegado la hora de no llevarse las cosas por delante.