No se puede hacer más lento

Situación de IOMA | Otra vez demoras en los pagos a los servicios de profesionales. Lo mismo sucede con los reintegros para los afiliados. Tener IOMA ya no es una buena noticia pero, encima, es obligatorio para el trabajador provincial.

La obra social de todo el personal de la provincia de Buenos Aires se caracteriza por la lentitud. En la atención, en los pagos, en las autorizaciones. Su segundo atributo es la arbitrariedad, su capacidad para tener un criterio único e inexplicable para decidir quién vive y quién muere, es decir, quién es el que puede o no realizarse las prestaciones que necesita para seguir viviendo. Pero, para colmo, el empleado de la provincia no puede optar por aportar a otra obra social que atienda mejor o que brinde mejor servicio: está obligado a permanecer en esta mutual del siglo XIX.

Claro que tampoco es cuestión de pedirles modernización, porque el afiliado correrá el riesgo de que tengan más ideas tan malas como el sistema de turnos de la pandemia que dejó afuera a todos los afiliados que, por diversas cuestiones, no pudieron obtener un turno online, ya sea por impericia, como en el caso de las personas mayores, por falta de recursos, o de equipo tecnológico, o por fallas de un sistema que no funcionaba bien. Pero bueno, mejor no proponer siquiera la palabra modernización, porque podrían utilizar el mismo criterio que usaron con el PAMI: no atender a nadie, y pretender que todos los afiliados usen un sistema virtual que desconocen.

Mientras tanto, IOMA sigue poniendo en riesgo la salud de sus afiliados, básicamente porque no cumple con los compromisos que debería. Eso le pasa a Carlos Izquierdo, vecino de la ciudad de Mar del Plata, que necesita imperiosamente que la entidad normalice los pagos a los asistentes terapéuticos, porque de ello depende que su hijo pueda mantener la escolaridad.

En la 99.9 comentó que tiene un hijo discapacitado, y que tiene un recurso de amparo con dos Asistentes Terapéuticos que lo acompañan al colegio: uno a la mañana, y otro a la tarde. IOMA no abona tales honorarios desde marzo de 2020. El atraso era de 2 o 4 meses, que era más o menos el esperable, pero se complicó aún más porque desde esa fecha no les pagan nada. “Estamos llegando a una situación que nos deja sin recursos”, dice el padre, ya que este niño, como muchos otros, no puede concurrir a una institución educativa sin el acompañamiento de su asistente.

Esta familia ha hecho todas las gestiones que están a su alcance para conseguir una respuesta, pero sólo han obtenido promesas de pago. Agrega Carlos: “vamos semanalmente a IOMA a reclamar, y recién ayer pude hacer que me conteste por Twitter Homero Giles, pero hasta el día de hoy no hay respuesta. El director de la Delegación de Mar del Plata, Santiago Rodríguez, dice que se ocupa, pero las facturas no se mueven. A nosotros nos deben prestaciones desde el año pasado”.

No es sólo un problema con las personas que le brindan asistencia a su hijo, sino que hay una infinidad de casos que están en las mismas condiciones y se está rompiendo un vínculo con el que se trabajó mucho tiempo: “estamos en un grupo de WhatsApp con asistentes terapéuticos de toda la provincia, y están todos en la misma situación. Ya los chicos que están con nosotros nos dijeron que el mes que viene van a dejar de atenderlo, y nos quedaremos sin la asistencia. Hace 4 o 5 años que están trabajando con él y han creado un vínculo hermoso. Ahora no podemos ir a buscar otro AT y recomenzar todo”, finalizó Izquierdo.

Cuento viejo

Desde hace años, el SUPTTIOMA se ha encargado de denunciar cada irregularidad que existía en IOMA en pos de que no se siga naturalizando una estructura corrupta dentro de la institución. Siempre ha incomodado, porque sus integrantes pertenecen a la entidad y están en condiciones de argumentar perfectamente cuando se realiza una acción indebida o ineficiente. Se trata de los mismos auditores del IOMA que tienen papeles sobre la mesa para denunciar una irregularidad. En efecto, hasta ahora se ha tratado de una agrupación de representantes de los auditores con una labor gremial que no había sido atacada.

Sin embargo, desde el mes de enero, han recrudecido las acciones en contra de Idelmar Seillant, Secretario General de la institución, quien ya en aquel momento contó los detalles en la 99.9“fui echado del IOMA el 18 de enero. Presido un gremio y la asociación de profesionales de IOMA y por denunciar la corrupción, me echaron sin ningún justificativo. Tengo mi tutela gremial y las cuestiones jurídicas del gremio, pero no entendemos nada. No pasó nunca que descabecen a un gremio y la comisión directiva. Al menos no desde la dictadura”.

La única explicación que puede darse al alejamiento de un representante sindical es el de amedrentar a quienes puedan resultar conflictivos para el sistema que está enquistado: “el argumento es que todo aquel dirigente que dice la verdad es castigado, reprimido y perseguido. Nos pasó con auditores nuestros que encontraron irregularidades y les empezaron a mandar cédulas y notificaciones indicando que les sacaban bonificaciones y demás. Se intenta diezmar a los auditores”.

Y agregaba: “los afiliados lo están sufriendo todos los días y esta situación que empezamos a denunciar, lleva a este castigo. Todas las asociaciones de la provincia se han solidarizado y han visto esto como un avasallamiento. Nunca se pueden permitir estas acciones antijurídicas que perjudican a afiliados y trabajadores de IOMA”. Porque la cuestión no es equiparable a cualquier otro estamento del estado provincial que pueda ser irregular o corrupto: en este caso se habla de cuestiones vinculadas a la salud de las personas, esperar a veces es morir.

Ante la exposición del tema, algunos sectores intentaron descalificar las acciones indicando que se trataba de posiciones recargadas contra el gobierno de Kicillof, pero fue muy claro Seillant respecto de la corrupción en IOMA: “nuestro gremio no tiene una filiación política, también le hicimos 9 denuncias al gobierno de Vidal. Tenemos un pensamiento que es defender nuestra casa laboral y los servicios. La única oposición que tiene este gobierno es la verdad, no los partidos políticos. Cuando abrís las puertas de IOMA te encontrás con los mismos funcionarios que cuando estaba Scioli, Vidal o ahora Kicillof”.

Eterno

Pero las cuestiones con el IOMA existieron siempre. Basta preguntar por ejemplo, por qué no hay atención psiquiátrica para los afiliados, y sí únicamente cobertura para cierta medicación. Decimos cierta, porque IOMA no cubre ningún medicamento que tenga más de una droga. ¿Por qué ningún odontólogo quiere realizar cirugías por IOMA, aunque la entidad diga que sí? ¿Por qué un reintegro tarda meses, cuando se supone que no todos los afiliados cuentan con el dinero para financiar un elemento de ortopedia? ¿Por qué no pueden trabajar con mayor eficiencia?

En la actualidad, los empleados de IOMA Mar del Plata trabajan únicamente con turnos. Lo cual presupone que todos los afiliados pueden seguir las indicaciones de un tríptico que entregan en papel, y gestionarse un usuario y clave que usarán para solicitar el dichoso turno.  Esto lo harán, por ejemplo, mientras tienen un familiar en el quirófano o en la sala de emergencias de una clínica que requiera una acción de IOMA. Lo harán con dolor, enfermos.

Si la clave no funciona, le indicarán que le van a mandar una nueva clave a su dirección de mail. Pero si esa clave no llega al mail, en vano será que el afiliado se llegue hasta ahí recién operado, en pleno puerperio o aún convaleciente de Covid 19: los jovenzuelos que atienden informática le van a decir que… no le llegó la clave. Y nada más. No hay más alternativas para aquel que no ha podido obtener turnos virtuales que conformarse. Los médicos especialistas que continúan en la cartilla cobran grandes montos de arancel diferenciado, y sólo refieren a IOMA los descuentos de medicación. Nadie los controla ni se ocupa de que no exijan cifras en negro.

Pero así seguimos. Para muchos estamentos del estado, ganar eficiencia o modernizarse es sinónimo de dejar a la gente en la vereda y no atenderla hasta que no ingrese a la era digital. Entrar a la oficina de IOMA debería ser como entrar a cualquier sitio donde el paciente es, en definitiva, quien pone el dinero para el funcionamiento. Cualquier afiliado debería ser tratado con toda la atención de un beneficiario y no como si estuviera pidiendo un favor, porque un empleado del Estado acepta un descuento enorme de su salario, que pretende utilizar el día que se enferma. Esto no es una gauchada.