El asesinato del taxista Guillermo Koiv trajo nuevamente la polémica sobre la instalación de GPS y botones antipánico en los móviles, y con ella, la promesa incumplida del intendente Pulti. Nadie sabe dónde están los 25 millones que recibió ante la prensa.
“Lo que dice Pulti desde que asumió es pura cháchara”. Con estas palabras se refería el taxista Néstor Fernández al intendente Púlti. El trabajador se dirigió recientemente a la presidenta del Concejo Deliberante, Vilma Baragiola, para informarle, y reclamar a la vez, sobre las promesas incumplidas por el Ejecutivo en materia de seguridad para su actividad. En su nota, Fernández recuerda que luego del asesinato del taxista Luis Severiens, el tema de la seguridad estaba en el tapete, como hoy, pero duró poco. Ariel Ciano – entonces secretario de Gobierno- había anunciado el proyecto de ordenanza por el cual se instalarían los aparatos de GPS en todos los taxis de la ciudad. Luego de eso, en septiembre de 2011, una ordenanza establecía más de un millón y medio de pesos destinados a la licitación que cumpliría con esa medida de seguridad. Fue Martín Aiello quien, junto a todo el bloque de Acción Marplatense, se congratulaba de la aprobación de la ordenanza, y afirmaba que, con el visto bueno de todas las comisiones, Mar del plata se convertiría en “ciudad pionera en seguridad”, al ser la primera en instalar los GPS en todos los vehículos públicos.
Recuerda también Fernández aquel acto en la sala de la Biblioteca Municipal, en el que con la presencia del entonces Jefe de Gabinete Sergio Massa, se hizo entrega de un aporte suculento de la Nación, el cual estaría destinado a la seguridad. Junto con lo destinado por la provincia de Buenos Aires, alcanzaba una suma que superaba los 25 millones. Pero eso no fue todo: la entrega de los GPS –que sería gratuita, pues los taxistas sólo deberían hacerse cargo del mantenimiento- figuraba en un listado de logros de la gestión, que el actual intendente entregaba adjunta a su boleta para lograr votos en la última elección.
Y así fue pasando el tiempo, mucho tiempo, el necesario para que hubiera otro muerto que sumar. El mes pasado, el asesinato del taxista Koiv volvió a sacudir a la ciudad y sobre todo a la comunidad de trabajadores del volante. Por eso, el mismo Fernández recuerda la manera en que Adrián Alveolite había reconocido ante la prensa que existía una empresa dispuesta a entregar los equipos de GPS para hacer una prueba piloto sobre la medida de seguridad que se trazaría para los taxistas. Hasta el momento, el Ejecutivo no ha tomado la decisión política de implementarla.
Oídos sordos
Fernández afirmó que Gustavo Pulti ha hecho muchos anuncios en materia de seguridad, pero nunca los cumplió. Uno de los responsables de esta situación sería el concejal Héctor Rosso, a quien Fernández, en entrevista en la emisora 99.9, acusó directamente de evitarlos: “El concejal Héctor Rosso, cada vez que lo vemos en los pasillos, nos dice que está trabajando en eso, que pronto nos vamos a reunir. Cuando lo queremos ubicar, siempre tiene algo que hacer”. Agregó también: “el GPS no es un parabalas que salvará a los taxistas, pero ayudará a la protección. Hemos conseguido una empresa que coloca los GPS gratis y sólo hay que pagar el abono mensual”.
Pero no es casual que se trate hoy el tema. El reciente crimen de Guillermo Koiv reanudó la polémica, porque Mar del Plata es una ciudad que va a la cabeza en las estadísticas de inseguridad. Hace 6 años, en 2008, la víctima fue Luis Severiens, un crimen que aún hoy no encuentra justicia. Así lo explicó en la 99.9 el abogado de la familia del trabajador del volante, Rubén Legler: “Después de tres años el Tribunal de Casación modificó parcialmente la sentencia dictada y confirmó la absolución del único imputado en la causa; cambió parcialmente las costas, porque fue el único caso en el que se lo había condenado en costas al ministerio público por la ineficiente investigación”.
Según el detalle que realiza del proceso, hubo una investigación sumamente deficiente que llevó a la sanción de la fiscal interviniente: “En primera instancia intervino la Dra. Ledesma, pero por carpeta médica dejó de actuar y ahí la causa fue a manos de Andrea Gómez”, dijo. Pero según indica, la causa siguió por otro camino y se encontró a los presuntos autores, aunque todavía no se puede hacer nada, porque la absolución no está firme en la acusación anterior: “Se siguió investigando otras líneas y se llegó al procesamiento de los presuntos homicidas, pero como el fallo no quedó firme, no se ha podido tomar resolución después de 6 años. Desde el inicio, esa línea de investigación existía, pero la fiscalía no la siguió, y por eso se lo condena en costas, porque el resultado de la investigación tuvo un saldo terrible”, remarcó el letrado.
Según el relato que realiza, todo indica que los asesinos podrían ser condenados, pero no se puede hacer nada mientras tanto: “Ahora, los presuntos autores del crimen están libres, esperando que quede firme el fallo anterior. No eran delincuentes con antecedentes, pero ahora no sabemos por qué pasaron 6 años”.
De todas maneras, fueron tan groseros los errores de la investigación, que Rubén Legler recordó dos episodios muy particulares: “En el momento en que se produce el allanamiento en la casa del supuesto homicida, se secuestra el arma y se deja constancia de que se guarda en un sobre de seguridad. Acto seguido, delante de todas las cámaras y micrófonos, el comisario exhibe las presuntas armas, y las coloca en el capot del móvil policial. El resultado fue pedir la nulidad de todo eso, porque manosearon lo que debía estar lacrado”, relató.
Luego, comentó la segunda barbaridad que colaboró en obstaculizar el proceso: “Cuando empiezan a investigar el arma homicida, la policía comienza a acercarse y descubre que se la habían entregado para venderla a otra persona. Este hombre se asusta y va a la fiscalía y va con su teléfono diciendo que tiene un mensaje de texto enviado por la persona que le dio el arma para vender y dice que “fulano de tal fue quien se mandó la macana”. La fiscalía, en ese momento, sólo labró un acta diciendo que había venido una persona, y no secuestraron el teléfono”, contó todavía perplejo.
El riesgo actual es, obviamente, que con el tiempo la causa prescriba y no se pueda llegar a un juicio para quienes están sindicados como posibles asesinos de Severiens. “Espero que no quede todo en abstracto. Trato de ser optimista, pero puede darse”, finalizó.
Vuelta a empezar
Durante el mes de marzo sucedió el hecho que conmocionó nuevamente a la ciudad: el taxista Guillermo Marcelo Koiv, con licencia 739, viudo de 41 años, vecino del barrio Centenario, murió a las 2 de la madrugada, asesinado por dos delincuentes en la calle 190, entre 9 de Julio y 25 de Mayo. Guillermo, que pertenecía a Teletaxi, fue abordado por dos personas que le dispararon en una pierna y en el pecho: según se dice, sólo le robaron el equipo de mate.
Un vecino de la zona en la que se produjeron los hechos, condujo el taxi de la víctima hasta el hospital. El taxista falleció mientras estaba siendo intervenido de las heridas causadas por el arma de fuego. En su coche quedaba intacta la recaudación del día, y se abría así un nuevo misterio, que daba lugar a numerosas hipótesis.
Una vez que se supo la noticia, taxistas de Mar del Plata se desplazaron a la Departamental y en asamblea decidieron realizar una serie de paros durante dos días, protesta que contempló cortes en Colón e Independencia, la entrada y salida de micros, las rutas 88 y 11, más la rotonda de Aeroparque.
Con esto, los trabajadores del volante volvían a exigir mejores condiciones de trabajo y medidas de seguridad, tras lo cual el ministro de Seguridad recibió en La Plata al titular del Sindicato de Peones de Taxi, Donato Cirone.
Inmediatamente, las autoridades prometieron mejorar el servicio policial, y aumentar la cantidad de móviles que patrullan los barrios, sobre todo en horas de la noche, ante lo cual Cirone respondió: “vamos a darle un granito de credibilidad”, y afirmaba que estas promesas habían venido del comisario Castelli, que era de su confianza, en virtud de su desempeño anterior.
Pero la cuestión es que nada parece concretarse. Se volvió a hablar de la instalación de mamparas blindadas que separen al conductor del pasajero, y hasta de la colocación de un posnet para que los viajes se cobren con una tarjeta, lo cual, al decir de los mismos choferes, es francamente inviable.
Lo cierto es que la promesa – y la ordenanza vigente- de instalar un GPS y un botón atipánico en cada coche, el cual debería remitir directamente al 911 indicando la ubicación del coche que encuentra amenazada su seguridad, nunca se concretó. Aunque el intendente tuvo el dinero contante y sonante para hacerlo, y estaba autorizada una contratación directa de la empresa Taxi Puerto, que se haría cargo de instalar 2147 unidades de ubicación satelital en otros tantos coches. La plata estaba, pero no se usó.
Donato Cirone, de Supetax, fue quien lideró las medidas de fuerza de los taxistas a fines de marzo, y afirmó que “la pata que falla es la justicia”. Responsabilizó de los hechos a las leyes blandas, a las decisiones del sistema penal juvenil, a la falta de policías. Pero no hizo ninguna afirmación sobre la decisión de Pulti de utilizar para otra cosa el dinero que se le envió para mejorar la seguridad en la ciudad. De eso no habló, y dijo que lo tenían que investigar otros: “la gente que está en eso”.
Pero ¿qué hubiera pasado con Koiv si hubiera tenido un botón antipánico para que se enterara la policía y lo vinieran a auxiliar? ¿Hubiera salvado su vida? Al parecer, el intendente Pulti puede vivir con eso, aun pasando por sobre la sangre derramada de otros.