Alta en el cielo

Argentina, luego de Estados Unidos, es la única nación de las Américas que domina por completo el ciclo del conocimiento nuclear. Ahora, tesoneramente, aspira a ser la única nación al sur de río Bravo que domine, de manera íntegra, la tecnología aeroespacial.

Omar Actis es docente, decano de la Facultad de Ingeniería de La Plata, y presidente de Veng. Trabaja incansablemente para lograr que el nuestro país desarrolle un vector espacial propio, seguro, y confiable. La semana pasada se hizo pública la adquisición de un equipo de alta calidad tecnológica que permitirá soldar las partes que componen los vehículos espaciales. Se trata del mismo equipamiento que utiliza, en la construcción de sus lanzaderas, la empresa Space X.

Actis desarrolló en la FM 99.9 los tópicos de esta experiencia que se propone, para 2029, colocar un satélite en órbita lanzado desde una base espacial construida en el predio de la actual base naval Punta Indio, ubicada en Bahía Blanca. A este respecto, señaló: «La idea es tener ventanas de lanzamiento para cuando sean necesarios, se está preparando para finales de la década. Pero se está pensando en armar, en los próximos años, lanzamientos para probar los proyectos del SARE. Tanto el Tronador como los satélites son proyectos de la Conae y VENG es el brazo ejecutor»”. También señaló que, además del valor agregado para el desarrollo local, este proyecto también va a poder ser aprovechado por países vecinos de la región, para «lanzar nuevos negocios».

Este proyecto abre la oportunidad para que, ingenieros que son ex becarios, estén eligiendo desarrollarse en el país y ya no vean a Ezeiza como el único camino hacia su futuro. En referencia a la marcha de este ambicioso proyecto, cabe señalar que Tronador II, el primero en aprobarse, va a tener 70 cm de diámetro y llegará a unos 140 km de altura, y servirá para probar el motor de la segunda etapa de vuelo de tres toneladas de empuje. Se busca ver cómo los equipos reaccionan a la microgravedad. Tendrá turbo-bombas para poder impulsar el oxígeno líquido y el kerosene hacia el motor en forma rápida y controlada. Por su parte, el Tronador II-150, de diámetro 1,5 m, permitirá poner a prueba el motor de primera etapa de 30 toneladas de empuje, también alimentado por turbo-bombas.

Un presente con visión de largo plazo que vale alentar por lo positivo que es para el país. En referencia a los tiempos, Actis señala: «Se va a ir probando hasta llegar a poder cargar 750 kg. Lo importante del desarrollo es salir a trabajar con cualquier cosa que necesitemos. No hay que esperar a desarrollar un satélite monolítico para esa causa especifica”. Para sellar el compromiso aspiracional, apunta: «Son políticas de largo plazo, si en 2015 hubiésemos seguido con la inversión y con el desafío de tener un lanzador; hoy hablaríamos de los primeros vuelos. Volver a reactivar el proyecto —con pandemia mediante— hizo retrasar y uno lo ve lejos por ahí el 2029 ya que antes estaba previsto el 2024. Pero son de largo plazo y superan a los gobiernos de turno».