Argenchina

Según lo publicado, el ministro de Economía Sergio Tomás Massa dijo esta semana: «nos deberíamos llamar Argenchina», en una confesión del fracaso de todas las políticas ideológicas populistas de este grupo de aventureros que han dejado postrado a todo un país. Una literal traición a la patria.

Tal como lo dijo el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, cuidar del valor de la moneda nacional, es un deber constitucional. La brutal destrucción del peso —que no parece tener ni fondo ni techo—, lleva a esta misión ridícula que deja al país en un escenario de brutal dependencia. Celebrar la dependencia de China como un éxito es frívolo, y pasible de un análisis crítico de lo que implica dicha dependencia.

Nada —menos en política— es gratis. Aún no conocemos los detalles claros del emplazamiento de una base china en nuestra Patagonia. El ex canciller Jorge Faurie advirtió sobre la pretensión china de construir un puerto en Ushuaia y las implicaciones geopolíticas y estratégicas de lo que ello implicaría: «Están muy interesados en avanzar con la base naval en el sur del país para proyectarse sobre la Antártida […] La Argentina está facilitando ese vínculo y existe una gran preocupación de que pueda ser utilizado a través de algún acuerdo medio raro con Gran Bretaña, que ofrecería facilidades para China en el territorio de Malvinas ocupado por los británicos».

El hombre de consulta de Patricia Bullrich aseguró: «Estados Unidos mira con preocupación lo que está haciendo China y la Argentina es un actor que suscita preocupación de muchos en el escenariointernacional: los europeos no entienden dónde estamos, los chinos se preguntan si lo que están haciendo es en un lugar de alianza permanente y el mismo desconcierto tiene Estados Unidos».

Es el mismo desconcierto que sienten los argentinos que creen en el preámbulo de la Constitución, el cual dice sabiamente: «Nos, los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino».