En tanto la mirada del continente está puesta en Brasil por la situación que involucra al expresidente Luiz Inacio “Lula” da Silva, hoy candidato con el 38% de intención de voto, lo que ocurre en ese país no es único ni exclusivo de la condición de sudamericana de la nación vecina. En el otro extremo del planeta, lejos de nuestra cultura heredera de la latina del sur de Europa, la expresidente surcoreana Park Geun-hye y su amiga Choi Soon-sil, conocida como la “Rasputina”, fueron condenadas por la creación de una extensa red de favores para extorsionar a grandes empresas locales como Samsung, Hyundai o Lotte.
Park fue acusada de 18 cargos de corrupción, incluidos soborno, abuso de poder y filtración de secretos estatales, y en 16 de ellos fue declarada culpable. La política, de 66 años, es el primer caso de un jefe de Estado surcoreano destituido en democracia, cuyo cese motivó un adelanto electoral que deparó en mayo del año pasado la victoria del liberal Moon-Jae-in. La fiscalía había pedido para ella 30 años de prisión y el pago de una multa de 118.500 millones de wones (90 millones de euros/95 millones de dólares).
“La acusada abusó de la autoridad presidencial delegada por el pueblo de este país, y esto dio como resultado un gran caos en términos de orden público y gestión estatal”, dijo el juez Kim Se-yun durante la lectura del veredicto, informó la agencia de noticias surcoreana Yonhap. Debe citarse también que la acusada negó todos los cargos contra ella, no mostró ningún arrepentimiento, y presentó una actitud incomprensible. La ex mandataria, que durante toda su carrera política había cultivado una imagen de incorruptible y transparente, también fue declarada culpable de los cargos relacionados con la creación y administración de una lista negra de artistas considerados críticos con su gobierno, a quienes se les negaron subvenciones estatales.
El ingreso de una hija de Choi en una exclusiva universidad derivó en una serie de acusaciones sobre favores políticos y tratos preferenciales, lo que gatilló sospechas sobre el comportamiento de la “Rasputina”, que fue condenada a 20 años de prisión. El escándalo se multiplicó cuando apareció una computadora de Choi en la que una serie de fotos y documentos archivados evidenciaban hasta qué punto la empresaria ejercía influencia sobre Park y las decisiones de Estado, pese a no poseer ningún cargo público.
Algunos analistas ven, por estas horas, riesgos para Argentina en esta situación, entendiendo que si la chispa originada en los actos del juez Sergio Moro -impulsor del “Lava Jato”- prende en nuestro país, la estabilidad jurídica y política se encontraría en riesgo cierto.La marcha del 12 de abril, convocada por letrados de CABA y el Gran Buenos Aires principalmente, impulsa a jueces que opten por el criterio de Moro y no midan consecuencias políticas a la hora de determinar en materia de corrupción en la cosa pública.