De autoritarios y víctimas

La Rusia sometida por el cruel y criminal régimen del zarato ruso, en la persona de Vladimir Putin, ha cometido otro crimen de Estado, quitándole la vida al opositor Víctor Navalny.

La contundente respuesta del pueblo ruso fue gritar su nombre a viva voz en su funeral, durante el cual hubo más de cien detenidos bajo el imperio de las implacables leyes rusas, que reprimen tanto el pensamiento como la crítica.

Mientras tanto, en Chile, un grupo de los servicios venezolanos secuestró y asesinó a un ex militar que se había refugiado en la nación trasandina: Ronald Ojeda, crítico del régimen criminal de Nicolás Maduro, apareció asesinado en lo que implica una falla crucial y cruel de los servicios de inteligencia chilenos.

Se puede pensar que esta raíz del mal está lejos de Argentina, pero el monstruo autoritario siempre está al acecho: quizás pueda parecer lejano a estos hechos, pero las acciones de Poder Judicial jujeño bajo las órdenes del ex gobernador Gerardo Morales, dan escalofríos.

Hubo una versión maliciosa que comenzó a circular por las redes de la provincia que aseguraba que la hija —hoy de dos años— de Tulia Snopek y Gerardo Morales, era en realidad el fruto de una relación impropia de ella con un integrante del conjunto Los Tekis. Ante esto, Mauro Coletti, el líder del grupo, se pronunció en un comunicado señalando que, lo que circulaba, era malicioso y se trataba sólo de sistemáticas injurias.

Es obvio que para Morales no fue suficiente, y así puso todo el poder del Estado en buscar el origen de estos dichos. En ese predicamento, se instrumentó una operación jurídico-policial con ribetes propios de un estado autoritario en la que tres personas fueron acusadas penalmente. Dos de ellas, pasaron 50 días presos, sometidos a los vejámenes propios de los lugares de detención similares a aquellos en los que Estados Unidos encerraba a los sospechosos de terrorismo.

La acusación es tan novelesca como el libelo. Si bien la cuestión estaba presente día a día en las redes —en particular, en Instagram y Tik Tok— llegó a los medios de CABA hace una semana. Clarín, por caso, publicó: «Marcelo Nahuel Morandini, ingeniero ambiental y profesor universitario de 45 años, fue detenido hace casi dos meses, acusado de publicar el 19 de diciembre en su cuenta personal de X un tuit de tono irónico al tiempo que también estaba detenido Humberto Roque Villegas, de 42 años, acusado de difundir en Facebook fotos de la hija de Morales, insinuando que la niña nació como producto de la relación de la esposa de Morales, Tulia Snopek, con un músico del grupo folklórico Los Tekis». Un tercer ciudadano, una arquitecta, se profugó y evitó la humillación a la que fueron sometidos los otros dos encartados.

Con la publicación de los hechos y el relato de la crueldad de la detención, en donde se obligaba a los encartados a desnudarse para ser fotografiados a diario y a comer utilizando las manos, el sistema judicial reculó y liberó a los detenidos a la espera de juicio.

Parece lejos, pero está cerca, muy cerca, y da escalofríos.