De pobreza, política, y realidades

El gobierno nacional dio a conocer las cifras de pobreza que se corresponden con el segundo semestre de 2018, asumiendo un compromiso con la verdad en un año político crucial.

Los actores mediáticos, políticos y las denominadas organizaciones sociales hacen su agosto en un festival expositivo tendencioso y mendaz. El universo político hoy referenciado en Unidad Ciudadana dice: “la pobreza es consecuencia del modelo político de Cambiemos pero sabemos que hay otro camino”dixit Fernanda Raverta—.

La diputada de cordial y buen trato con Guillermo Montenegro obvia señalar que en el gobierno de la felicidad popular el ex ministro Axel Kicillof justificó la eliminación del índice de pobreza porque relevar y publicar era discriminar a los pobres, en una actitud de hipocresía de la peor catadura.

Según revelo el sitio “chequeado.com” los datos de pobreza están estructuralmente establecidos en Argentina. Informa este sitio que en cuanto a la pobreza en las personas, según la consultora Orlando J. Ferreres, la población pobre pasó de representar el 8% en 1980 al 16% en 1985. En este sentido, al final del gobierno de Alfonsín las personas pobres rondaban el 40% (en 1989 eran 39,8% y en 1990 llegaban al 41,3%).

Las variaciones de los índices en el gobierno de Alfonsín coinciden con los periodos de estabilidad e inestabilidad monetaria. Los índices finales están vinculados al momento de la híper, que marcó fuertemente el momento político del primer gobierno de la democracia en su conclusión anticipada.

Los datos son concluyentes en cuanto a que la oscilación de los índices está vinculada a la estabilidad monetaria: “la recuperación y expansión de la economía entre 1991 y 1994 tuvo un efecto que favoreció la disminución de la pobreza”, sostiene un informe de la CEPAL. “Entre 1994 y 1997, el debilitamiento del ingreso real y el empeoramiento distributivo se combinaron, dando por resultado un nuevo aumento de la incidencia de pobreza absoluta”, añade el estudio, y señala que “en los años subsiguientes hasta llegar al 2000, fue el continuado deterioro distributivo el único responsable de la elevación de la pobreza”.

Así, durante la Presidencia de De la Rúa la pobreza aumentó nuevamente y alcanzó en octubre de 2001 el 35,4%, meses antes de que renunciara en diciembre de ese año. Sin embargo, tras la sucesión de tres presidentes en una semana, en mayo de 2002 —ya bajo el mandato de Eduardo Duhalde (PJ)— la pobreza siguió aumentando y llegó al 49,7 por ciento.

En mayo de 2003, cuando Duhalde entregó el poder a Néstor Kirchner (FpV), la pobreza había aumentado y alcanzó el 51,7% en el Gran Buenos Aires, según el INDEC, que ese año comenzó a medir la pobreza en 31 aglomerados urbanos del país. 47,8% fue la tasa de ese año.

La pobreza estructural en Argentina cederá cuando la sociedad comprenda que hay cambios inexorables en materia impositiva, aduanera, y del sistema jubilatorio que debemos afrontar. Es tarea de todos impulsar los cambios necesarios para salir de esta situación que, por reiterada, ya no resiste abalorios discursivos sino que requiere serios y eficaces acuerdos políticos de cara al futuro.