Luego de semanas de juego irresponsable en que los medios metropolitanos fueron devorados por su propio juego de medirse el hombro a ver quién es más independiente, crítico y distante del poder, dos artículos, uno publicado en Infobae y otro en Clarín, firmados por Carlos Mira y Jorge Lanata respectivamente, trajeron una cierta lógica al rumbo de la enloquecida brújula por la que navega la realidad argentina.
Tras una década de críticas al poder iniciadas luego de la polémica por la ley que imponía tributos extraordinarios a la exportación de soja conocida como “la 125” y el enfrentamiento con el grupo Clarín, los periodistas de los medios críticos sienten que su credibilidad va de la mano de ser igualmente críticos con el actual gobierno. No se trata de equidad, sino de parecer, y el parecer para querer ser lleva a la sobreactuación.
Carlos Mira puso el acento sobre esa conducta provocando con el término “tilingos”, señalando que el objetivo del kirchnerismo y sus aliados es 1) transmitir la idea de que Cristina Fernández y todos sus secuaces son víctimas de una persecución política; y 2) que el gobierno de Macri es tan corrupto como el de ellos, en una suerte de igualación de los tantos para que, a los ojos de la sociedad, todos terminen manchados por el mismo barro. Prueba de ello fue la situación creada por el caso del Correo. Desafiado por el abogado de Cristina Gregorio Dalbón, desde su cuenta de Twitter el periodista Nicolás Wiñazki reaccionó defendiéndose de los dichos de Dalbón, que lo imputa de no actuar en temas que la mafia quiere callar. Dalbón señala la existencia de una mafia que no identifica, pero en el tema que reta a Wiñazki a pronunciarse, obvio es que sólo surge el apellido Macri. Wiñazki se defiende: “de ese tema hablé la semana pasada”. El tema era, obviamente, el Correo Argentino. Wiñazki y su compañera Luciana Geuna ya habían dado prueba de su “tilinguería” -en los términos de Mira- con el Correo, y sumaban además el haberse ocupado del tema Mc Air/Avianca comprando la teoría del diputado lacamporista Juan Cabandié de que hay Avianca pretende llevar a Aerolíneas a la quiebra.
Dice Mira: “Sólo la pátina de “imparcialidad” que le da la intervención de los tilingos convierte lo que sería una obvia iniciativa de los propios delincuentes para tratar de defenderse en algo que parece contar con un apoyo más amplio que el de ellos mismos (…) Esa tilinguería es muy visible en los medios y en algunos periodistas. Como si no advirtieran lo que está en juego aquí, como si tuvieran miedo a que la gente los considere “agentes del gobierno”, como si fueran atraídos por una fuerza demagógica más potente que su propio sentido común, han comenzado a emitir comentarios completamente funcionales a la estrategia “2” del kirchnerismo golpista, esto es, a que a cada hecho corrupto de Fernández y sus cómplices se corresponde otro de igual entidad de Macri y los suyos”.
Afortunadamente para Wiñazki, Geuna y otros integrantes del elenco que tanto ha brincado por la pátina de independientes, llegó en su auxilio su mentor, Jorge Lanata, que en su columna en Clarín señala: “Todos reconocemos la crisis, pero no estamos dispuestos a sacrificio alguno para enfrentarla. ¿Ya está? ¿Ya terminó? ¿Ya se arreglo todó? ¿Ya se hicieron honestos los jueces, terminaron los piquetes, la inflación bajó y apareció el crédito y, sobre todo, ya estamos en superávit? Somos, realmente, gente bastante cínica y jodida”. Cínicos, jodidos y tilingos. Idiotas útiles, diría el general.