Es un escándalo. Sí, es un escándalo, pero no es ese el tema. La sociedad contemporánea se ha habituado a los escándalos, que se subsumen unos tras otros. Es la exposición de la más rancia conducta oligárquica de esta nomenclatura perversa que en nombre del pueblo que se apodera impúdicamente de los bienes, la necesidad y de la riqueza de la sociedad.
Esta nomenclatura oligárquica se siente parte y diferente al resto del damero social. Se apoderaron de la renta pública. Se exhiben en su riqueza brutal y claman “lawfare”. Justamente el mentor del lawfare, Horacio Verbitsky, fue quien hizo pública la situación que ya había dejado sobre la mesa la diletante Beatriz Sarlo en TN sin que a fiscal alguno le motivo llamarla a declarar.
Beatriz Sarlo introdujo en el debate público el hecho del que ya se hablaba en sordina: que existía una lista de elegidos, y la conducta militante de La Cámpora de vacunar a los suyos. La clase elegida según ellos mismos, se vacunó y traficó vacuna. Cuando no pudieron incluirse se las robaron, como es el caso de Chubut.
Interrogada por Osvaldo Bazán de por qué no daba razón de sus dichos y explicaba dónde, cómo, cuándo y quién le ofreció vacunarse “bajo la mesa”, Sarlo dijo que no iba a tolerar un juicio ético sobre su persona. Ella, que lanza juicios éticos a cada momento, no quiso de su propia medicina. El fiscal Guillermo Marijuan incoa una denuncia en contra de Ginés González Garcia y Horacio Verbitsky. Ahora. Debió hacerlo en el momento en que Sarlo se bañaba en “Covid”.
La bola de nieve es imparable. Coloca a esta nomenclatura castro chavista en su lugar, y el envío de millones de dosis desde Rusia en las próximas semanas no va a parar el desarrollo de esta incuria feroz y mortal. Hugo Moyano se defiende diciendo que preside una obra social, y que debía vacunarse. Vaya, él sí, y sus camioneros no. Cientos de camioneros son mayores de 60 años y tienen comorbilidades. Pero ellos no, y él sí. Es obvio: eligieron que se mueran los demás. Camioneros, o no.
Salomón Schächter, profesor emérito de la UBA, señaló en mayo en LU6 que no entendía la mala prensa a la vacuna Sputnik y que él aguardaba su turno para vacunarse. El turno se lo dio el propio ministro de salud. No es cualquier dato que haya expresado su apoyo a la vacuna en LU6, propiedad de Florencio Aldrey Iglesias. Esta vacunación oligárquica no se dio por casualidad: fue planificada cuidadosamente.
Con el correr de las horas, el universo del kukismo en Twitter intentó hallar una respuesta retornando a la idiotez de señalar que durante el gobierno de Mauricio Macri, Salud había sido categorizada como una secretaría, o la mentira de que se dejaron millones de dosis de vacunas antigripales en depósitos, permitiendo que se vencieran. Callan un detalle: olvidan Carla Vizziotti integraba el staff de la Fundación Vacunar hasta su ingreso como número dos del Ministerio de Salud.
Ellos eligieron que vos te mueras. No fue un error. Es una decisión.