Huida y decepción

edi954
La recaptura en Santa Fe de Martín Lanatta, uno de los tres evadidos del penal de General Alvear, luego de trece días de intensa búsqueda, abrió un damero de interrogantes sobre la fuga, el esquema de complicidades y los actores no expuestos de todas las instancias de esta suerte de thriller cinematográfico vernáculo.

Los condenados por el triple crimen de General Rodríguez siempre fueron el eslabón visible de una organización criminal poderosísima que en la Argentina, por medio del tráfico de efedrina, capturó voluntades políticas y de ámbitos judiciales por más de una década.
Hay en esta historia un actor central aún lejos del escrutinio público: Carlos Ahumada Kurtz, argentino de nacimiento que hizo toda su vida en México. Según ha publicado recientemente el diario Clarín, “durante el gobierno kirchnerista, el mexicano también se acercó al ex ministro de Planificación Julio de Vido. El vínculo se concretó a través del ex juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni, que representa a Ahumada en varias causas. Zaffaroni fue la persona que le abrió las puertas en la Argentina. Una vez puso su casa para una reunión entre Ahumada, De Vido y otras personas de Planificación”, aseguró un hombre que conoce los pasos de Ahumada desde su regreso a la Argentina. El motivo de aquel encuentro habría sido un proyecto, nunca concretado, para abrir un parque eólico en San Luis. Cuando trascendió el contenido de la declaración de Lanatta ante la Justicia, Ahumada Kurtz se presentó de manera espontánea ante Servini de Cubría y mencionó el nombre de su abogado: Eugenio Raúl Zaffaroni. El ex ministro de la Corte -que estaba en Mar del plata en esos días- optó por no responder a las preguntas del medio de la viuda de Noble respecto de aquella circunstancia.
El raid que los Lannata y Schillaci hicieron desde General Alvear a Cayastá indica que hay una organización de soporte y provisión que aún no fue expuesta en su totalidad. A medida que la investigación vaya logrando reconstruir minuciosamente la línea de tiempo de la fuga hasta la recaptura de Lanatta con todos sus detalles y entretelones, será más fácil visualizar la red de complicidades y asistencia requeridas para que las tres personas más buscadas del país consiguieran sobrevivir en las rutas, caminos y localidades de tres provincias casi medio mes.
Esta fuga permite también exponer el nivel de implicancia política que rodea toda la cuestión del tráfico de drogas. El negocio de la droga en la Argentina ha crecido exponencialmente en los últimos años, motorizado y amparado por representantes legales de los poderes de la República. Eugenio Zaffaroni, Aníbal Fernández, Mónica Cuñarro, Roberto Atilio Falcone, Marcelo Madina, son nombres que resuenan en ese sentido, ya que eran el comité de notables (así se los definía) encargados de elaborar las políticas de despenalización del narcotráfico en el país, mediante un discurso que pretendía proteger al consumidor, pero que en realidad sólo le hizo el juego a los pesos pesados del negocio.
Nada es casual, sino causal. Y esta fuga es un ejemplo paradigmático de ello.